45. Reiner

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45

Reiner

A medida que avanzaban al muro el nuevo día llegaba, un brillante sol se cernía sobre los cuerpos de los soldados de reconocimiento, y los caballos galopaban con fuerza sobre el brillante césped que rodeaba la muralla maría.

Era un día espectacular, un día particular y un día fatal.

Giselle suspiró con nerviosismo mientras montaba sobre su yegua, sabía que ese adiós era momentáneo, por lo que abrazó con fuerza el cuello de Luna y agradeció en silencio las innumerables misiones juntas.

-Te amo -le murmuró en su larga y puntiaguda oreja. -Has sido la mejor ¿lo entiendes?

No sabía porque, pero todo se sentía como un cruel adiós, incluso el largo relinchido de luna lo sintió como una angustiosa agonía.

Erwin Smith aclaró su garganta a un lado de ella y, con su potente voz masculina, ordenó a los centenares de soldados de reconocimiento que abandonaran sus caballos y pasaran rápidamente al equipo de maniobras tridimensionales.

Estaban en la gran puerta del distrito de Shiganshina.

Su equipo élite, junto al capitán Ackerman, se levantaron con agilidad apoyándose en las monturas de sus caballos y, en segundos, sus brillantes equipos tridimensionales se engancharon a lo largo de la muralla creando el espectáculo más bello que Giselle había visto jamás.

La legión de reconocimiento, toda la legión de reconocimiento, volando en conjunto por los aires.

Apretó con fuerza el gancho de su equipo a la pared más cercana y finalmente aterrizó en la explanada de la muralla.

La misión era sencilla, la idea era que Eren Jaeger cubriera la puerta interna y externa del muro maría con la nueva técnica de endurecimiento, para luego matar a los titanes que merodeaban dentro.

Para ello se dispusieron más de cien soldados encapuchados, con Giselle incluida, para ocultar la verdadera posición de Eren, porque sí, la legión sabía que Reiner Braun y Bertholdt Hoover se encontrarían en el lugar, al acecho.

Y eso tenía infinitamente nerviosa a Giselle.

Dos meses habían pasado desde que Reiner intentó secuestrarla, desde que sus fríos ojos se posaron en ella con amenaza y urgencia, desde que su rostro había sido quemado por los ardientes vapores del cuerpo del titán colosal.

Tenía miedo, no lo debía ocultar, tenía miedo de encontrárselos de nuevo y no saber que hacer, porque Giselle ahora quería cuidar su vida, quería permanecer al lado de su alguien especial y no abandonarlo, quería sanar su corazón y crearle bellos momentos de felicidad, porque Levi se lo merecía.

Carraspeó su garganta nerviosa e intentó que todos esos sentimientos se alejaran, pero, en el momento en que paso corriendo por el lado de rastros de hoguera su corazón frenó en seco.

¿Acaso ya estaban aquí? Pensó con recelo mientras seguía los pasos de Levi y su equipo hacía la puerta interior.

-¿Gi? -llamó una voz a su lado, era Jean quién la miraba con preocupación. -¿Estas bien?

-Si, no te preocupes -se apresuró Giselle en excusarse. -Me perdí en mis pensamientos.

-Esta bien -respondió Jean no muy seguro. -Mira, Eren ya irá por la primera puerta.

Giselle ajustó su mirada a la brillante luz que el cuerpo titánico de Eren desprendió y, así sin siquiera un mínimo de esfuerzo, endureció toda su piel transformándola en ese brillante cristal tan característico y sellando, por primera vez en años, la gran puerta interior de Shiganshina.

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Where stories live. Discover now