47. Bertolt

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47

Bertolt

El escuadrón de Hange y Giselle, junto a Armin al mando, habían decidido que la mejor opción para atrapar al titán acorazado y utilizar el nuevo armamento, era tener a Eren como carnada, aunque eso significara descubrir la posición actual del chico titán.

Y había funcionado a la perfección.

Armin Arlert era un excelente estratega, por lo que Giselle se había confiado plenamente de sus capacidades y le había otorgado gran parte del mando del escuadrón al pequeño rubio, quién, un poco asustado, acepto.

Ahora la legión se encontraba aguardando escondidos entre los tejados de Shiganshina, el momento ideal en el cual utilizar los lanza relámpagos que Hange había creado con tanto esmero.

Todo había nacido debido a que las cuchillas de los equipos tridimensionales no penetraban en la dura coraza del titán de Reiner, por lo que, una nueva arma era lo perfecto para acabar con él. Era peligroso, si, los lanza relámpagos solo lo podían utilizar los soldados más calificados de la legión porque, un solo movimiento en falso no solo haría que el titán explotará, sino que también, el soldado en cuestión.

El equipo élite de Giselle era el ideal para la misión, y de eso Erwin Smith estaba seguro.

-¡Hay que ir ahora! -exigió Mikasa, con una ansiedad notoria.

-Aún no -ordenó Hange con el semblante serio.

Giselle simplemente observó todo desde la distancia, esperando a que Reiner cometiera solo un mal movimiento para acabar con su vida y, finalmente, sentirse completamente segura.

-¿Crees que funcionará? -preguntó Jean con incredulidad a un lado de la castaña.

-Confió en las capacidades de Hange ¿y tú? -dijo ofreciéndole una sonrisa. -Todo funcionará a la perfección, tranquilo.

No quería demostrarle a su amigo que, en realidad, ella también tenía miedo e intentaba esconder el leve tintineo de sus dientes al castañear. Jean era un buen soldado, incluso se acercaba a luchar casi tan bien como ella, pero no debía traspasarle sus miedos porque, en batalla, ahora solo lo tenía a él para confiar.

-Si -murmuró Jean rozando el brazo de Giselle. -confío en ti.

Por lo que, cuando Hange finalmente dio la señal, y Eren tenía entre sus garras el cuerpo titánico de Reiner, los primeros cuerpos de la legión que salieron a luchar contra fueron los de Giselle y Jean.

Rápidamente, ambos soldados, volaron por los múltiples tejados de Shiganshina hasta llegar a la nuca del titán acorazado y, tras los primeros golpes de Mikasa y Hange, enterraron sus lanza relámpagos con fuerza y escaparon en segundos, al igual que Connie y Sasha, quienes los seguían dudosos.

Aterrizaron sobre un tejado cercano, con gigantes sonrisas en sus rostros, todo había funcionado a la perfección pero, lastimosamente, solo faltaba un golpe más para acabar por completo con la coraza del titán.

-¡Hay que lanzarlas de nuevo! -ordenó Giselle.

Los ojos castaños de Sasha y Connie se posaron con angustia sobre la segunda capitana del escuadrón élite. No dudaban de ella, en realidad nunca lo habían hecho porque esa valiente Giselle había demostrado que no solo era un lindo rostro y cálida personalidad, era una soldado fuerte y audaz al nivel de Mikasa.

Pero tenían tristeza, porque ese titán a punto de ser destrozado a sus pies había sido su compañero.

-¡Sasha, Connie, ya! -gritó Hange apoyando la orden de su compañera y amiga Giselle. -Rápido, antes que logre regenerarse.

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Where stories live. Discover now