V.

471 57 26
                                    

Hera; diosa del matrimonio.

-¿¡Que se supone que fue eso!? ¿¡Que mierda se supone que tienes en la cabeza!? ¿¡Es que eres idiota como tú hijo!?

-¡El es tu hijo! ¡No te atrevas a ignorarlo!

Un silencio inesperado, una mano que corto la tensión en el aire con un movimiento semicircular que fue frenado por mi mejilla. Mi cuerpo callendo al suelo por la fuerza con la que había sido impactada ante su acción.

El shock en mi cuerpo, mis ojos atónitos y mi boca abierta, llevando poco a poco mis manos hasta la zona que empezó a arder por la bofetada. Mi alma rompiéndose aún en más pedazos que antes mientras mis ojos soltaban lágrimas y me hacía pequeña en mi mente, mientras sollozaba y el por lo visto no decía nada.

No decía nada...

-He~ Hera, perdón...

¿Perdón que? ¿Perdón por no amar a tu hijo? ¿Perdón por haberme traicionado en múltiples ocasiones? ¿Por casi haberlo matado? ¿Por haberme colgado del cielo? ¿¡Por acusarlo de algo que no es...!? ¿De que se supone que tenía que perdonarte Zeus? ¿De que? Me gustaría que fueras más claro, más conciso, como el agua cristalina de este monte... Que por una vez pueda hablar contigo desnudos en sentimiento y no solo en una cama cuando deseas calmar tu apetito sexual. Pero have tiempo aprendí que eso era imposible para ti, lo era porque nunca me amaste como tal... No como a Metis y la hija que te dejo en recuerdo para que te apartes de mí y de nuestro hijo en corazón...

-Zeus por favor, lárgate... Vete, no quiero oírte, me has lastimado...

-Hera no fue intencional, no quería darte una bofetada es solo qu~

-¡No lo digo por la bofetada! ¡Solo vete! ¡Por una vez intenta comprenderme y vete!

Solté todo eso en un grito a ojos cerrados y abrazada a mis rodillas, haciéndome una pequeña bola para no verlo. El se había quedado callado y lo único que escuche fueron sus pasos abandonando la sala y cerrando la puerta.

En cuanto pasaron unos segundos y me sentí segura de poder pararme lo hice, pero lo hice con miedo, con tanto miedo que temblaba. Parecía un imperio a punto de caer desde sus cimientos mientras me diría a mi cama en la cual me tire triste y desolada, ¡Ay de mi y de mi hijo! ¿¡Por qué el Hado tenía que ser tan cruel!? ¿Por qué me comporte así y quise lastimar a la idiota de Atenea? ¿¡Por qué fui imprudente!?

Ahora quedaba fuera del veredicto final contra mi hijo, al igual que los otros dioses, todos excluidos exceptuando a los reyes. A Poseídon y a Hades, Hades... De ti depende que mi hijo salga bien de esto, ¿¡Pues conociendo a su padre que castigo le deparará!? Capaz y Prometeo se sentiría feliz de saber que un hijo dios sufrirá más que el por la eternidad. Pero aún así malditos los hombres y su machismo, Zeus tan cruel conmigo por ser mujer y más aún por ser su mujer. Yo batalle tanto como el contra papá, como mis hermanas, ¿Pero que tuvimos nosotras? Nada... Hestia cedió su trono a un bastardo, Demeter perder a su hija por mi esposo y yo, yo me lleve la decepción de perder la felicidad en matrimonio...



5 horas después.

Pude oír como la puerta se abría, había pasado no se cuánto tiempo desde que deje de llorar pues perdí la noción del tiempo, pero no deje de llorar porque pude recomponer mi ser. Deje de llorar porque no tenía más lágrimas que soltar.

Unos pasos se acercaron a mi, no podía saber quién era pues yo estaba de espaldas, no quería saber nada de nadie pero tampoco quería hacer esfuerzos en intentar botarlo. Por un momento pensé que era Zeus hasta que habló, hablo con aquella voz tan gruesa que tenía, mi otro hijo; Hefesto.

-Madre, madre, te pido por favor me veas a los ojos que necesito hablar contigo.

-No me pidas algo así Hefesto, te lo ruego. No quiero ver a nadie que no sea mi preciado Ares.

La cama se hundió, él se había sentado al otro lado y puso una de sus manos en mi hombro, creo que quería darme cobijó pues empezó a masajear. No quería que lo hiciera pero es que lograba quitarme la tensión de mi cuerpo, de cierta forma me ayudaba. Estaba siendo amable conmigo y era gracioso pues no lo merecía, no lo merecía viniendo de el con como lo lance cuando lo traje a este cruel mundo.

-¿A qué has venido Hefesto? -Pregunte intentando ocultar mi malestar, pero claro que el ya sabía que estaba mal. Es solo que era un tema de orgullo-

-¿A qué pude venir madre? Se que en el pasado tome una venganza en tu contra, pero como te dije una vez; el tiempo me ha iluminado y comprendí que lo único que conseguí con vengarme fue hacerme dañó a mí. Un daño hecho matrimonio que pude haberme evitado si en ese momento hubiera sabido perdonar.

"Perdonar", era verdad. Hace tiempo el dejo ese resentimiento para abrir su corazón, para poder mejorar su relación conmigo... Y yo ahora estaba siendo algo egoísta, si; me dolía todo por las penas de Ares pero mi otro hijo estaba ahí hablándome con el corazón. Así que tome aire y valor para sentarme, para verlo a los ojos, el estaba ahí observando a su progenitora que hace poco estaba soltando lágrimas.

-Aun no me has dicho a qué veniste hijo, por favor. -Pedi mientras tomaba una de sus grandes manos- Dime a qué has venido.

-Mamá, es que a eso iba pero gracias por dejarme verte a los ojos... Verás, en momentos así quiero apoyarte más que dañarte, por eso es que a espaldas de Zeus planeo hacer algo lo cual puede ser malo para mi pero siento quiero hacerlo.

-¿Que cosa hijo mío?

-Los grilletess de mi hermano, son viejas y oxidadas, diseñadas para cortar la carne y no dejarlo en paz... He estado forjando en este día tras la fallida reunión unos grilletes nuevos, de plata y finos, se que no es algo que se pueda decir "bueno" pero...

Evite que siguiera hablando con un abrazo que le di con todo el amor que pude, con todo el cariño que nunca le di, porque estaba hablándome de corazón a corazón. ¿Es que se estaba preocupando de Ares? ¿Aún cuando él fue el amante de su esposa? ¿Había perdonado a su hermano? No sé ni lo sabría a menos que el lo dijera, pero necesitaba impedir que siga porque quería hacer menos su trabajo. Trabajo el cuál para era mucho.

-Hefesto, hijo mío... Gracias, gracias de verdad, gracias por ser tan noble -Exclame conmovida y soltando lágrimas, pero está vez lágrimas de alegría. ¿Hace cuanto no lloraba yo por algo que no fuera un mal de Zeus?-

-Madre, no tienes porque agradecerme. Aunque no lo creas de cierta forma estoy en deuda con Ares. Y está es mi forma de saldar esa deuda y poder perdonar.

"Perdonar", otra vez esa palabra. ¿Fue esa palabra o lo que significaba en ella que hizo que Hefesto madure tanto en estos dos milenios? No lo sé, pero si es que eso consiguió que el rencoroso Hefesto pudiese tratar sin odio a su madre... ¿Podría yo aprender también de aquella palabra?

No lo sé, solo se que en ese instante estaba sonriendo mientras lo veía y el me veía también a mí feliz, dedicándome una sonrisa.

Parecía que aún en la tormenta el Hado quería darme luz.

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Where stories live. Discover now