X.

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Eros; dios del amor.

Creta.

Todo estaba oscuro, ni una pizca de luz llegaba a alumbrar aquel cuarto en el que me tenían colgado. Mis muñecas vestían grilletes como accesorios mientras mis piel colgaba de un lado a otro, no podía usar mis alas para evitar sentir la presión de la gravedad pues estás estaban clavadas a un trozo de acero atrás de mí. Por los dioses... Cómo fue posible que no haya quedado en estado de shock al sentir cada uno de los clavos.

-Eros... —Me nombró Anteros—

-¿Si? —Respondi en pregunta sin mirarlo, no tenía las fuerzas para alzar la cabeza. Creo que el tampoco me miraba— ¿Que sucede hermanó?

El ruido de una gota de sangré cayendo al balde debajo de sus pies se dió.

-¿Crees que papá esté bien? —Su tono de voz sonaba sin emoción, una pregunta con deseo de conocer el estado de quien yo no podía darme respuesta. Pero sonaba vacío...— ¿Será que ese idiota de Zeus habrá ido de una vez por él?

-No sé ni que debo creer hermano.

Por Gaia, no se cómo fuimos tan tontos y caímos en esa trampa. Tenía que haberme olido eso de que ir a Canadá por una amante de Zeus era mentira, una vil mentira.

Aunque lo que más me preocupaba era saber que Atenea no fuera atrapada. Que este ilesa, no como nosotros, si es posible que haya escapado. Aunque eso lo dudaba, muy probablemente estaría en el Olimpo durmiendo a estás horas.

-¿Estás pensando en Atenea verdad?

La voz de Anteros, quien se quedó luchando con Apolo para darme el tiempo a mi de escapar hablo, interrumpió mis pensamientos con una pregunta que parecía decirme que mi hermano leía mentes. Por poco logro dispararle una flecha pero el bastardo de Zeus la supo esquivarla usando esa maldita lira.

Las notas que tocó resultaban hermosas, pero lo que nos causó no, nunca antes había sido marioneta de la música.

-Si, estoy pensando en ella. ¿Por qué?

Le replique mientras más gotas de sangre suyas caían al balde, se supone que los dos teníamos que estar colgados y con las alas clavadas. Sin embargo la rabia de Apolo hizo que a Anteros lo claven por completo contra el acero, palmas de las manos y pies, muñecas, codos, rodillas y tobillos... Y aún así mi hermano tuvo los huevos de escupirle a ese dios caprichoso en la cara.

-No estarás creyendo que lo que nos dijo es verdad, ¿No?

-No. —Respondi tajante— Dudo que sea verdad eso que dice Apolo, Atenea ama a papá, nosotros los notamos. Hasta la misma Noche está segura de eso. Es una clara mentira de Apolo y Zeus.

-Me alegra saber que no soy el único que piensa así hermano.

Me preguntó para que nos trajeron aquí, que necesitaban realizar como para llevarnos a Creta. Tenernos así, alejarnos del Olimpo, ¿Que excusa le darían a Atenea si llegara a preguntar? ¿A mamá que obviamente se va a preocupar por nuestra larga ausencia? ¿A Harmonia...?

¿Nos matarían en cuanto puedan? ¿Nos usarían? ¿Para que estábamos ahí? Seguro teníamos un uso para ellos, por algo es que no nos mataron.

-Anteros. —Pronuncie el nombre de quién compartía sangre— ¿Crees que podamos escapar de aquí?

Una pregunta de fe, esperan de repente a qué el tuviera más esperanza que yo, que sí ese era el caso pudiera contagiarme un poco con su respuesta. Lastima que al oírlo hablar me di cuenta que era igual de escéptico que yo.

-¿Con nuestras alas clavadas y yo aún más? ¿Sin nuestros arcos? Pfff, creo que primero sucedería un milagro hermano.

Mierda. Tenía razón, no había forma con como estábamos. Lo único que conseguiríamos sería adelantar nuestras muertes por completo. ¿Pero entonces que? ¿Solo teníamos que esperar a que nos maten como perros o que?

El ruido de la puerta abriéndose hizo que pare de preguntarme cosas. Era Apolo entrando seguro con una sonrisa en el rostro.

-Pero miren a quienes tenemos aquí. —Hablo mientras daba unos aplausos para si mismo— ¿No son acaso los delicados hijos de Ares? Ah claro, y también de la golfa de Afrodita.

Tras ese último comentario las gotas de sangre de Anteros cayeron más rápido, cayó en su provocación e intento golpearlo, siendo que no podía porque estaba clavado. Lo único que consiguió fue hacerse una hemorragia.

La risa de Apolo por el tonto e impulsivo acto de Anteros no se hizo esperar.

-¡Ja, ja, ja! ¿Ves que realmente eres delicado? No paso ni un segundo de tu bobo accionar y ya estás sangrando otra vez.

-¡Idiota! ¡Cállate! —La rabia se apoderó de su voz— ¡No te atrevas a faltar el respeto a mamá!

El ruido de una bofetada se dió, dada mi situación y la de mi hermano se me hizo obvio quien la dió a quien.

-¿O si no que? ¿Vas a desgarrar tu piel para que te vuelva a golpear porque llame golfa a tu mamá? Perdón, "de-li-ca-di-to".

No iba a tolerar que se siga burlando de mí hermano, de mi madre. Así que sabiendo lo que pasaría lancé un comentario.

-Que curioso que nos llames delicados cuando a ti papá te noqueó de un golpe. ¿No crees "niño bonito"?

Por unos segundos hubo silencio, silencio que se cortó cuando sus pasos sonaron, se estaba acercando a mí. Pude ver la punta de sus pies cuando se acercó lo suficiente, sus brazos estaban cruzados, lastima que su rostro no pude verlo.

-Ya veo. —Expreso en un tono de enfado, ya no estaba burlón como con mi hermano— Así que te gusta sacar trapos sucios eh. Veamos que tal te gustaría dejar los trapos sucios.

¿Que? ¿Que intento decir? Por Gaia, ¿Podía ser tan idiota como para no expresarse bien? ¿O que habría querido decir?

Solo se alejo, no dijo nada más, no espero a que le responda. Simplemente se dió media vuelta y se alejo, no entendía porqué, creo que Anteros si hubiera visto su rostro también sería de incomprensión.

De pronto todo cobro sentido.

Una flecha perforó mi pierna izquierda y un grito de dolor salió de lo más profundo de mí.

-¡Aaaaaaah!

Ni pude terminar de gritar cuando una segunda flecha me cayó, está vez en uno de mis pies que colgaban.

La risa de aquel desgraciado empezó a llenar el lugar mientras que Anteros lo insultaba y era ahora quien sangraba, incluso más que mi hermano.

-Que curioso que me hayas dicho delicado por no aguantar un golpe de tu padre, cuando tú no puedes aguantar ni una flecha oxidada sin gritar.

Otra más se clavo a mi, otro grito se dió, otra risa también.

Apolo estaba disfrutando su ventaja...

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Where stories live. Discover now