V.

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Atenea; diosa de la guerra.

Al día siguiente.

Estaba siendo llevada en una silla de ruedas por las ninfas hasta el aposento de Artemisa, había expresado que deseaba verla y así fue. Antes de ir tuve que tomar un poco de los anestésicos que me dieron en forma de líquido, esto logro que mi dolor bajará, pero aún así estaba ahí. Era manejable si no me movía de golpe.

Una de las ninfas tocó la puerta, Artemisa abrió de manera muy repentina. Cuando me vio no evito sonreír, estuvo a punto de decirme algo cuando fue empujada por nuestra tía Hestia que estaba con ella. Me vio emocionada a la par que llevo sus manos al rostro.

-¡Sobri!

Grito ella, estuvo a punto de abrazarme cuando Artemisa la agarro de golpe; yo solo sonreí ante tal gesto tan tierno.

-¡Tia cuidado! Recuerde que mi hermana no está bien del todo.

Le dijo mi hermana, tía Hestia solo la miro y se calmó. Soltó un suspiro dónde dejaba salir su mal de no poder abrazarme, luego, ella también sonrió. Me miró y me dedico palabras.

-Perdón sobrina, es qué... —Estaba buscando las palabras con que expresarse— Solo me alegra verte fuera de ese cuarto donde te llevaron.

Su sonrisa era auténtica, de quién siempre se había preocupado por su grupo. Aún cuándo... Bueno, yo ya no era una virgen y se lo deje saber.

No quería ver mi final y haber guardado secretos a mis seres queridos.

-No se preocupen señoritas, yo me encargo a partir de ahora de la señorita Atenea.

Hablo Artemisa, refiriéndose a las ninfas. Ellas le dieron espacio para que sea mi hermana quien coja la silla de ruedas por detrás y me llevase a dentro. Estando ahí cerró la puerta y me aproximó a su cama. Viendo yo la oportunidad me lo más despacio que pude, pequeños dolores recorrieron mis piernas, pero eran tolerables.

-Atenea espera.

Me ordenó tía Hestia, yo solo gire mi rostro hasta donde ella y le sonreí mientras hablé.

-Tranquila "Tita", aún puedo hacerlo sola. —Artemisa sonrió, diría que por el orgullo de verme aún capaz de hacer eso— Solo debo moverme lenta como una tortuga.

Di una media vuelta, baje lentamente hasta poder sentarme en la cama y tras eso deje caer mi espalda con sumo cuidado. Sentir una cama con vibras de alguien que no fuese a morir me daba años de vida, jaja.

Oí los pasos de ambas diosas, una se sentó a mi lado y la otra en mi silla de ruedas. La que estaba en mi silla era Artemisa, a mi lado mi tía. Fue la última quién decidió tomar la palabra.

-Sobri, ¿Que tal el haberte visto con tu novio?

Novio. Sonaba algo raro sabiendo qué éramos hermanos, bueno, muy raro.

-Ya sabes tía, fue muy lindo verlo. Me siento orgullosa de que haya cambiando tanto. —Los recuerdos de París vinieron a mi mente por un instante, como el de su bendito y bonito Camaro que se tenía que esperar un minuto tras encender— De qué me haya demostrado que no era solo una chica más en su larga lista de conquistas, pero...

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Where stories live. Discover now