VI.

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Atenea; diosa de la guerra.

-Dime querida sobrina, ¿Quieres que te traiga té? ¿Café? -Decia preocupada mientras cogía mis manos, mientras me miraba a los ojos con el calor que estos daban- Te pido entiendas a mi hermana, ella no siempre fue así. Solo que Zeu~ tu papá la ha obligado a adaptar esa personalidad. Ella solo es una madre que vela por su hijo, aún cuando esto la haga ciega del crimen que casi comete esté.

Palabras que buscaban traer paz a mi, la tía Hestia siempre tan preocupada, pero también tan subjetiva a la hora de un tema. Para ella y varios Ares era el malo de la historia, para mí también, ¿Pero todo malo tiene un origen no? ¿Un empujón que lo llevo a ese infierno de acciones sin opción a dar marcha atrás? De cierta forma Hera no estaba ciega, ella no, yo si. Yo coseche lo que sembré. Y sembré veneno, lo que se supone que sería simplemente una humillación más contra el "troglodita" se volvió su perdición y mi casi muerte. Y no solo eso, sino que ahora no podía pasar ni un minuto sola por órdenes de papá quien mandó a mi cuidado a Apolo, Hermes y Hestia. Ahora le tocaba a ella estar aquí, Artemisa también estaba, se encontraba en una silla al otro extremo del cuarto con una tasa de té de la cual no bebía sino que solo giraba el contenido de esta con una cuchara.

-¿Sobrina? -Pregunto refiriéndose a mi, me había olvidado que no le contesté-

-Ah, este, un té tía. Un té con dos cucharadas de azúcar por favor.

Ella me miro unos segundos con una ceja alzada, de repente por mi petición de que le echara un endulzante pues nunca antes había tomado de estos ya que los consideraba malos para mí físico. Aún así tras esa expresión sonrió y me dijo: "un té con dos cucharadas de azúcar en caminó". Tras eso se dió media vuelta y se fue a la cocina. Yo me quedé con mi hermana ahí en completo silencio, ella no se había molestado en preguntarme cómo estaba y le comprendía pues ella también fue víctima de lo que pasó.

Por un lado: yo, Atenea... Parte del séquito de diosas vírgenes con ella.

Por el otro: Ares, aquel que nadie sabe cómo pero que consiguió con ella una amistad verdadera y transparente.

Y para su desgracia en frente de ella nos vimos enfrentados en un duelo a muerte del cual casi salgo yo derrotada.

De repente yo tenía que intentar tener la iniciativa, después de todo lo atención la acapare yo y ella a nadie le pregunto cómo ha estado.

-Artemisa.

No hubo respuesta, ella seguía centrada ahí girando su té con el cubierto, ni se había molestado en voltear a verme pues su mirada siguió fija en la taza. ¿Me estaba ignorando? No, no creó, probablemente estaba queriendo estar encerrada en sus pensamientos y no me escucho.

-Artemisa. -Dije está vez un poco más alta y con un tono más alegré-

Otra vez no había respuesta, parecía apartada del tiempo.

-¡Tierra a Artemisa! ¿Aló? ¿Aló? -Intente mantener la alegría, pero está vez sentí que si estaba siendo ignorada...-

Entonces una tasa aparecio de la forma mas repentina en dónde estaba, de un momento a otro que casi sufro un paro cardíaco por el susto y más con el grito de: "¡Un té para «te»!". Casi vole de mi silla pero de suerte no paso, lo que si paso fue que casi reviento la taza de té que llevaba mi tía por acto de reflejó mientras el corazón me latía a mil y respiraba de forma entrecortada.

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Where stories live. Discover now