III.

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Ares.

Un media hora antes.

El humo del cigarrillo era el aromatizante de aquel cuarto tan gigante, tan grande que parecía ser la mitad de lo que media mi piso. Le di una jalada ligera para tras un poco de toxicidad en mis pulmones botar el humo, justo cuando hacía eso mi acompañante reposo su cabeza en mi pecho y con su mano acaricio mi mejilla. Podía sentir como respiraba y por como lo hacía creo que estaba más que contenta.

Se supone que ya debería estar en el bar, pues lo único que tenía que hacer era ir a la mansión de esta mujer que ni su nombre se y bailar frente a ella y otras señoritas. Supuestamente era para despedir la soltería de una de ellas, pues la mejor amiga de quién me termino invitando a la cama era la qué se casaba.

Pero como dije, ella me invitó a la cama y encima me ofreció una buena propina. ¿Quien era yo que con algo de deudas podía negarse a tal invitación? No seré grosero, pero solo diré que mi "caballo de madera" hizo arder su Troya...

Lastimosamente tenía que irme, si me demoraba más me iban a descontar en el bar.

Me despedí de ella con un beso que recorrió todo su cuerpo para finalmente separarme de ella y ponerme la ropa, ella solo se cubrió con las sábanas(no entendía porqué, si es que entre los dos nos entregamos a hacer y ser todo...) Y sacando su cartera me dejó un buen fajo de billetes en en bolsillo trasero mientras me dejaba una nalgada. Algo gracioso a mi parecer.

Salí finalmente y me subí a mi auto, un Chevrolet Camaro antigüo, de estos que ahora poco usaban. Fue una ganga el comprarlo aún cuando me di cuenta después de que gastaba demasiado en gasolina, pero era mío, era mi nuevo carro dejando atrás a esos caballos indomables que respiraban fuego. Encendí el vehículo y dejé calentar el motor un minuto para después darle marcha, salí del jardín de la señorita, me abrieron la reja y me marche.

En uno de los tantos semáforos pare y conté el fajo, era suficiente para pagar el mes que debía en el departamento y unas cuantas cosas innecesarias que compre a lo loco apenas Alan me dió el empleó. Creí que eran necesarias pero no era así, luego entendí que solo se debe gastar la tarjeta que es de crédito cuando después pueda reponer lo que gaste, que por mientras solo usará la de débito y ya.

Hablando de Alan, el y Brina se terminaron casando a los dos meses de conocerlos. Estaban tan felices que todos los días sonreían, de cierta forma verlos así me causa alegría, pues me volví cercano a ambos. Aún cuando les parecía a ellos raro que no tenga documentos ni nada. Alan me explico que eso se se tenía que resolver y como su padre era un prestigioso abogado pues me consiguió los tal famosos «papeles».

Ahora me llamaba Henry.

Pero como dije, ellos se casaron y fuí elegido como uno de los invitados de honor o algo así. Esa noche se la pasaron bien, era especial para ellos, no era un matrimonio por conveniencia o uno forzado por egoísmo, ellos se amaban. Y fruto de su amor ahora Brina llevaba un mes de embarazo, iban a tener su primer hijo o hija. Vivían para lo que a mí era una vida perfecta.

Vida que muchas veces pensé que llegaría a tener, algunas veces creí que sería con Afrodita, otras veces con la ninfa que compartía nombre con una de mis hijas, a veces con una mortal. Pero había un problema con las mortales, me esperaría una eternidad sin ellas.

Bueno, que no podía pensar en cosas tristes. Tenía que ir a trabajar, últimamente París estaba siendo un centro de atención y a La cueva de Marte le iba demasiado bien. Ja, pensar que ese nombre era el mío según los Romanos, le propuse la idea a Alan al inaugurar un nuevo local pero nunca pensé que lo llevaría a cabo. Según él fue porque yo le contagie a el y a varios compañeros del local la atracción por el dios de la guerra, o sea yo.

Tras una eternidad llegué, inmediatamente estacioné el vehículo y baje. Mire la calle y escuché como el ruido de una moto se escuchan a unas dos cuadras de distancia, ¿Quien será el loco que desea matarse? Cómo sea, entre al local. Saludé a Scarlett y Shirley, ellas se alegaron y me lanzaron un comentario pícaro.

-Veo que repartes mucho aquella belleza por toda París Henry, ¿Pero cuando nos la vuelves a dar a nosotras? —No pude evitar reírme cuando Scarlett pregunto eso— Ya sabes que no somos tímida y podemos unirnos para combatir, recuerda que aquí todos y todas somos guerreras de Marte. —Finalizo con un guiñó muy coqueto—

Tras eso ella camino a atender un cliente mientras pasaba muy cerca a mi, Shirley hizo lo mismo pero haciendo un ademán de que la llamara mientras me dedicaba un beso volado. Solté una pequeña risa mientras abría la puerta de empleados, justo en ese momento se oyó como alguien freno en seco, ¡Genial! Un accidente. Pase la puerta y busque mi casillero, saque mi ropa y me cambié inmediatamente, justo en ese momento Ben quién era un hombre de mi misma contextura me saludó.

-Henry, ¿Que tal todo?

-Pues bien. —Respondi mientras me colocaba la camisa y el chaleco— Tuve un pequeño problema y por eso demoré.

-Para que te hallas demorado siendo que hoy te tocaba bailar dudo que sea un "problema Henry".

-Jaja, como digas imbécil. —Dije el insulto en un buen plan, bromista, me di cuenta que no todo insulto iba con mala intención—

-Bueno, oye. Ve un rato a almacén y haz un chequeo que Alan confía en ti para eso. Yo mientras atenderé la barra. ¿Te parece?

-Claro, no veo el problema.

-Perfecto, te veo en la barra Henry.

Apenas dijo eso el salió por la puerta, se quedó un momento ahí quieto, frente a el creó había una chica. Parece que lo habían coqueteado y tras eso la puerta se cerró. No le di más importante y fui al almacén a hacer el chequeo, estando ahí comprobé que para la llegada del sábado habría que pedir dos lotes nuevos de vino, ron, un lote de whisky y solo tres botellas de tequila, la cerveza era algo obvio qué hay que reponer. En todo eso me demoré casi una hora pues aproveché en acomodar algunas botellas por sus años de antigüedad, cuando salí me acosté un rato en el cuarto de empleados mientras sacaba mi celular y veía mis notificaciones.

Cómo siempre tenía algunos mensajes de todos lados, algunas señoras que requerían mis servicios de baile para tal fecha y hora. Otros mensajes en dónde me decían que habría una pelea clandestina en tal lugar y podría ganar buen billete. Sino de unas amigas y amigos que me invitaban a unas marchas sociales, cosa que sinceramente me llamaba la atención, pues era una forma de hacer guerra sin delatarme. Claro que todo solo podía ser cuando el sol se ocultaba y es más, creo que tenía suerte. Porque desde esa noche nunca más ví a Selene surcar el cielo, los científicos mortales consideraban qué algo sucedió con la luna.

En fin, que cuando termine de ver todo eso y descanse lo suficiente me pare, camine hasta la puerta y la abrí, en cuanto lo hice hablé algo alto para ver si Ben me escucha pues la barra estaba apenas saliendo del cuarto de empleados.

-Oye Ben, ya hice el chequeo. Dile a Alan que...

Fue entonces que me quedé callado, sorprendido, impactado. Frente a mi estaba ella, ¿Pero como? ¿Cómo llego hasta aquí? Fui idiota al no reconocerla, era mi hermana, era

-Atenea.

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Where stories live. Discover now