II.

398 35 101
                                    

Artemisa; diosa de la caza.

Sábado.

Había pasado ya unos días desde aquel bochornoso incidente de Eros con Helios, tanto que el sol pidió que por favor alejaran a Eros todo lo que pudieran de él y así fue. Estaba prohibido por palabra de papá que Eros intente acercarse al sol en sus horarios de salida, porque según el "No hay tiempo que mal gastar cuando el objetivo es encontrar a Ares. Y menos cuando viene de un bastardo suyo".

Estaba hoy precisamente con el caminando para recibir a mi hermana, Apolo también nos acompañaba. Al ser el fin de semana pues Atenea venía a "informar".

-Y como te decía Artemisa, por eso considero que soy mejor con el arco que tú. —Presumia mi hermano— No importa si este es de guerra o de caza.

-¿Si? Pues la otra vez que me acompañaste a cazar ví como fallaste unos tiros.

-Fueron agrede, para avisar al pobre conejo, una presa cazada da mayor satisfacción cuando está sabe que es perseguida. Cómo por ejemplo el demonio de Ares.

-Apolo. —Exclamo papá— ¿Que dije sobre ese nombre? Solo yo puedo pronunciarlo, los demás lo tienen prohibido a menos que sea necesario.

-Lastima que su señora esposa no cumpla con eso padre.

¿Por qué tenía que meter a personas que no estaban aquí? ¿Que ganaba? Por Gaia, es que Apolo estaba aprovechando toda esta situación para hacer la vida difícil a Hera... Aún cuando se supone que le perdonamos lo que intento contra mi madre y nosotros. Eso sucede por ser mimado por papá.

-Hera es un caso especial, pero se le pasará una vez la cabeza de su hijo se separe del cuerpo.

-¿De verdad papá? —Pregunte— No quiero sonar grosera o abogada del diablo, pero estoy segura que la reina no se le va a pasar nada.

-Tiene que, o lastimosamente tendrá que pasar la eternidad colgada del cielo.

Eso había sido muy cruel, demasiado, aún viniendo de él. No ocultaba su odio a Ares por intentar matar a Atenea y agarrar de arma a Apolo. Pero era un odio demasiado exagerado.

Fue entonces que frente a nosotros apareció mi hermana, Atenea. Está caminaba con la cara más seria de todas y a paso firme hacía nosotros.

-¡Hija mía! ¿¡Cómo has estado!? ¿Que noticias me traes está vez?

Papá se puso feliz al verla, acercándose a ella la abrazo lo más fuerte mientras que ella hizo lo mismo. Apolo y yo nos quedamos atrás, el solo aplaudía pues según el Atenea hacía un "arte" cazando a nuestro hermano.

-Bien papá, fue una semana larga. Lastimosamente no puedo decir que encontré a ese imbécil. Pero para mí todo es un proceso que avanza a buen puerto.

Dijo ella, sonaba realmente como una mujer sin corazón o empatía. Claro, así no era ella, esa era lo que le vendía a papá, a Apolo y al Olimpo.

Fue entonces que me acerque a saludarla mientras papá le hablaba.

-Esa es mi hija, no esperaba menos de ti preciosa. Siempre con una actitud impecable y positiva. Muy pronto lo tendremos y te daremos justicia.

Yo solo me acercaba queriendo ignorar los comentarios de papá, deseaba saludar a mi hermana y comentarle lo de la fiesta para Hera(claro, ella sería la única diosa que probablemente no sería invitada y los motivos eran obvio) pero entonces olí algo que si no fuese porque actúe rápido se habría visto sospechoso.

This is War (Esto es la guerra) | Ares and Atenea fanfic Où les histoires vivent. Découvrez maintenant