Cap. 86 Dolorosa Libertad

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Habían sido horas bajo la lluvia fría de mediados  de Noviembre.
Todos estaban empapados, hambrientos y cansados. Kerem había perdido mucha sangre y apenas se tenía en pie. Su voz era ronca y sin fuerza para decir nada.

Ebba y Kadisha temían por su vida, a pesar de estar en un territorio neutral , no dejaban de ser unos extraños a los que todos observaban al llegar al pequeño pueblo más cercano a la frontera

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Ebba y Kadisha temían por su vida, a pesar de estar en un territorio neutral , no dejaban de ser unos extraños a los que todos observaban al llegar al pequeño pueblo más cercano a la frontera.
Era obvio que habían escapado a la muerte, pues Kerem estaba herido de gravedad y ambas mujeres le sostenían sobre sus hombros. Varias veces intentaron que algún vehículo les recogiese sin éxito. Nadie quería mancharse las manos con extraños forasteros huidos de un país temido por todos. Un país que había roto la calma en una Europa que se encontraba bajo las temidas leyes de Hitler y de las cuales era muy difícil escapar. Después de caminar largo y tendido, estaban exhaustos, así que se refugiaron de la lluvia copiosa, bajo un viejo castaño que les dio cobijo. Y... estando sentados bajo la copa  del castaño que comenzaba a perder sus hojas,  para resguardarse de la lluvia incesante, Ebba escuchó el ruido de lo que parecía ser un auto viejo.

La joven decidió salir al camino a intentar de nuevo que alguien les llevara hasta alguna pensión para poder atender a Kerem y que el pobre niño descansara y llevara algo a su estómago

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La joven decidió salir al camino a intentar de nuevo que alguien les llevara hasta alguna pensión para poder atender a Kerem y que el pobre niño descansara y llevara algo a su estómago. Esta alertada por el ruido que se acercaba se puso en medio de la carretera intentando detenerle...

_¡Deténgase se lo ruego! ¡Pare por favor! -
Gritaba a modo de suplica.

_¡Dios mío Liam es una pobre chica!-
Exclamó la mujer sobresaltada.

_¡Eso parece Amelie! Voy a detenerme , aunque sabes que no me gusta que nos metamos en líos.-
Añadió el viejo parando la furgoneta.

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La Hija del General y el  ChóferWhere stories live. Discover now