Novela Concluida
Kerem Rabinowitz ...
Un apuesto joven que vivía como un judío polaco más y Ebba Baumann , la joven hija de un General de la SS...
Cruzarán sus caminos víctimas del odio y de la venganza.
Pero con el paso de los días los planes de...
_¡Srta Baumann ! ... ¡El General ha llegado! ¡ Mire! ... ¡Allí está su auto !- Enunció el soldado nervioso. Ebba se quedó sorprendida al ver a lo lejos el auto donde viajaba su padre. Apenas eran las seis y media de la tarde y ya había regresado del cuartel. Comenzó a pensar en algún plan por si su padre la veía llegar con Otto.
_¡Deténgase Otto! ... Dejemos que arranque de nuevo su auto y antes de que este vaya a cruzarse en nuestro camino, yo me agacharé en el asiento trasero para que su chófer no repare en mi. ¡No se ponga nervioso! .- Le ordenó la Srta Baumann. A escasos metros el auto conducido por Volker empezó a llegar hasta la altura de estos.
_¡Agáchese señorita y no se mueva! ¿De acuerdo? ¡Vamos a cruzarnos con el chófer!- Exclamó este poniéndose erguido y saludando a Volker. Ebba se quedó escondida en el asiento trasero y esperó a que el soldado Schneider le diera el aviso para incorporarse de nuevo en el asiento.
_¡Dios mío Otto! ... Espero que mi padre no repare en mi ausencia.- Susurró esta para no hacer ruido. Ambos vehículos se habían cruzado en el camino embarrado.
_Srta Baumann ... ¡Ya puede usted salir!- Exclamó llegando a la altura de la casa. Luther al verlo suspiró aliviado...
_¡Por fin regresas Otto! El General preguntó por ti . Le dije que estabas haciendo una ronda por los alrededores tras escuchar unos extraños ruidos entre la maleza. ¡No te das cuenta que me pones a mi también en un grave aprieto! .- Espetó furioso y moviendo su fusil nervioso. Este saludó a la hija del General sintiéndose obligado a tal saludo por ser quien era , y por Ebba Baumann se estaban jugando su carrera como soldados.
_¡Gracias Otto por todo lo que ha hecho! Le estoy muy agradecida.- Le devolvió el saludo a Luther con seriedad y se dirigió a entrar por la puerta de verja , esperando a que Minna el ama de llaves no le hubiera dicho nada a su padre.
El General Baumann se había entretenido observando el buen trabajo de Norbert... el jardinero. Este había recortado sus setos a semejanza unos con otros , creando armonía en el pequeño camino que llegaba hasta la puerta principal de la casa. Las flores de color crecían en grupo diferenciándose unas de otras y los rosales desprendían un sutil perfume que envolvía al pasar junto a ellos, este asintió muy satisfecho . Ebba le vio entre los rosales y decidió esperar a que llegara a la puerta principal. Este abrió y comenzó a llamar a su hija con insistencia...
_¡Ebba! ¡Ebba! ¿Dónde estás?- Preguntó en tono alto , tan alto que alteró a la servidumbre. Heidi la cocinera y sirvienta estaba cocinando y ante tal alboroto se le cayó el cuenco de huevos batidos que tenía entre sus manos destinado a preparar uno de sus postres.
_¡Oh Dios mío! - Exclamó Heidi recogiendo el cuenco del suelo. Minna ante tal escándalo por parte del General , salió al encuentro del Sr Baumann...
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_¡Sr Baumann! ...ha regresado usted muy temprano , por lo que veo terminó usted con antelación en el cuartel.- Decía intentando suavizar el ambiente que parecía que iba a estallar de un momento a otro.