Cap. 11 Sintiendo la Soledad

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Ebba entendió que la relación con su padre cada vez era más distante , desde que era una niña nunca recordó que este hubiera sido cariñoso con ella , siempre le pareció un padre frío y poco afectuoso pero ahora ya , apenas sentía en él afecto por su parte.
Este se pasaba mayoritariamente el día fuera del hogar , alejado de ella y alejado de su obligación como padre , y eso hacía que cada vez la entendiera menos , este no entendía las necesidades de una hija hacia su padre , tales como el cariño y el afecto que tanto echaba de menos desde que su madre falleció y aunque ya era una mujer, estaba en esa etapa de su vida en la que necesitaba a una madre o a un padre a su lado y tan sólo se encontraba con Minna , el ama de llaves a la que le gustaba tomarle el pelo de vez en cuando para verla exaltada  , Heidi su fiel cocinera y sirviente o Norbert el jardinero que llevaba al igual que Minna varios años trabajando para su familia , se sentía más arropada  por ellos que por su propio progenitor.

Este a su vez le había puesto un par de soldados que controlaban su puerta , para que estuviera a salvo de cualquier arremetida a su casa debido a los partisanos, que formaban el equipo de asalto llamado la Resistencia. Ebba había entablado cierta amistad con Otto un soldado  alemán que se había visto envuelto en todo lo relacionado con el ejército a causa de su padre, el cual le obligó a prepararse y alistarse en el ejército contra su voluntad. Los días en los que no tenía clase de piano, transcurrían cocinando con Heidi alguna tarta casera mientras hacía enojar a Minna con sus ocurrencias , u observaba a Norbert arreglar las flores del jardín, mientras ella leía uno de sus libros de romanticismo. No sin antes tocar su piano de cola bajo las notas de Bach , Chopin , Beethoven y otros tantos que amaba Ebba.

Se resignó a no molestar más a su padre cuando estuviera ejerciendo sus obligaciones en el cuartel, y a su vez decidió que ya era hora de valerse por sí misma y buscar sus propias soluciones ante las adversidades. Ya era una mujer a sus 23 años , era hora de decidir por sí misma si su padre no le facilitaba las cosas . Aquel día la Srta Dietrich la esperaba a las cinco de la tarde como todos los Miércoles en su pequeña escuela  situada en el centro de la ciudad de Múnich . Ebba no quería perder la clase por más que su padre no le facilitara a su chófer, pero a su vez este no quería que utilizara ningún otro medio para llegar hasta la ciudad por miedo a los asaltos en el camino así que decidió llamar a Hermann... su prometido.

Con este llevaba dos años de noviazgo , Hermann era el típico yerno que todos los padres deseaban para sus hijas .
Este era correcto , educado , inteligente , muy bien parecido además de un fanático de todo lo que tenía que ver con servir al Führer y a la nación, por supuesto eso encandiló al padre de Ebba tan sólo conocerle.
Hermann se había preparado desde muy joven en las Juventudes Hitlerianas  y  ahora se preparaba para ser alguien reconocido  en el ejército alemán, quería llegar a ser alguien importante en el Tercer Reich , este amaba servir a la nación y Ebba sin quererlo se había enamorado de otro fanático de la ideología de Hitler cosa que ella no soportaba.

 Hermann se había preparado desde muy joven en las Juventudes Hitlerianas  y  ahora se preparaba para ser alguien reconocido  en el ejército alemán, quería llegar a ser alguien importante en el Tercer Reich , este amaba servir a la nación y Ebba s...

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Marcó el número telefónico de la casa de Hermann...

_¡Diga! Está usted llamando a los Vetter.-
Respondió este con seriedad desde su soleado salón.

La Hija del General y el  ChóferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora