Cap.51 La Incertidumbre

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Kerem no pudo pegar ojo en
toda la noche. Quizás se había confesado a Ebba demasiado pronto pero su corazón se lo pedía a gritos. Se levantó muy pronto como de costumbre, estaba muy nervioso , no sabía si la hija del General le delataría. Entonces estaría perdido ,sería arrestado o directamente fusilado.Empezaba a notarse el suave calor de Junio, decidió perderse entre el inmenso jardín y meditar. Debía salir ya de esa casa por su seguridad , Ebba era capaz de cualquier cosa en uno de sus arrebatos , además parecía haber sido sincera cuando le dijo que no sentía nada por él.
Tomó la decisión de dirigirse hacia el viejo muro donde siempre se sentaba a meditar e intentó reflexionar . Había llegado el fin, el fin de sus planes sin poder encontrar a su familia . Si Ebba informaba a su padre, lo más probables es que terminara siendo fusilado o en algún campo de exterminio. Había llegado la hora de resignarse y esperar a que el General le buscara para ser arrestado.

Ebba por otro lado daba vueltas a todas las palabras pronunciadas por el que había sido su chófer .
¿Cómo se había podido preparar tan bien para aparentar ser un gran soldado? ...

Su padre sentía admiración por
él. El simple hecho de haberle contado que estuvo luchando en la estepa rusa le tenía impresionado. Allí habían muerto varios de los soldados que luchaban por una Alemania libre . Y muchos de ellos todavía seguían perdiendo la vida, soldados valientes que habían resistido hasta su último aliento y su padre valoraba a esos soldados que daban la vida por su nación . Sin embargo la realidad era que Hitler estaba perdiendo la batalla en Stalingrado según escuchaba a su padre hablar con sus oficiales. Pero Ebba también sentía por su chófer y no era admiración , lo que sentía su corazón era ...amor.
Se había enamorado de ese joven chófer en el silencio de los trayectos hacia Múnich. Se sentía cómoda a su lado sin hablar del Führer ni el ejército, los extraños encuentros entre las flores del jardín hablando de sus mismos gustos y casualidades por la música , todo ello junto a su personalidad misteriosa que la había envuelto sin querer ni poder remediarlo. Ese carácter fuerte y a su vez la ternura que sus ojos desprendían , la tentaban sin poder evitarlo. Kaufmann poseía
una sonrisa cautivadora que
podía encandilar a cualquier mujer. Una sonrisa que ella había visto en alguna ocasión , a pesar de que el joven chófer intentaba no mostrar sus emociones y ser un soldado que demostraba rectitud en su trabajo. Cosas simples que  la habían enamorado de él, de ese hombre desconocido que decía llamarse Kerem Rabinowitz en su otra vida como judío , pero que ahora era Stefan Kaufmann , un soldado alemán preparado para la lucha.
Pero se sentía engañada, dolida y lo peor era ,que se sentía...
asustada . Ese apuesto joven que se hacía pasar por un chófer del ejército , sólo era un impostor con odio en su cuerpo y sed de venganza, ella y su padre eran su objetivo .Y...en todo caso...
¿Por qué no había cumplido ya con su venganza?...
Sintió miedo al pensarlo .
Por unos instantes el pánico se apoderó de ella ,decidió salir de la casa para respirar e intentar tranquilizarse y que nadie la viera en ese estado. Ni siquiera se había vestido, su batín rosa cubría su cuerpo y su bello cabello rubio ondeaba libre sobre sus hombros haciéndola parecer tierna y delicada. No le importó salir vestida de ese modo al jardín, a pesar de que no le gustaba a su padre que insinuara su cuerpo bajo sus batines sugerentes. Pero Ebba necesitaba respirar, meditar en todo lo que le había contado Kaufmann la pasada noche. Pensó en su madre , en cuanto la necesitaba junto a ella. Caminó enmudecida dirigiéndose a su rincón favorito, donde nadie la podía ver y desde donde las flores y su color eran todo un placer para su retina. Pero alguien más estaba en ese precioso y tranquilo lugar...

_¡Ebba! ... has madrugado , siento ocupar este lugar que es tan sagrado para ti pero ...no dejó de sentirme hechizado por él. Es donde mi mente y mi cuerpo reciben calma.-
Le explicaba soltando el humo
de su cigarrillo.

_Yo también... necesito de esa calma . ¿Sabes Kaufmann? mi cabeza me dicta unas directrices pero... mi corazón me dice otras.-
Le respondió echándose su melena aún lado de su bello rostro. Kerem se levantó del muro e intentó acercarse a ella , pero esta se alejó unos pasos de él...

La Hija del General y el  ChóferWhere stories live. Discover now