Cap. 76| "Encontrar la paz"

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Aparezco dos meses después y les pido perdón por la tardanza :(
Este capítulo no es el más feliz de todos y por eso fue muy difícil de escribir, pero espero que lo disfruten de todas maneras. Está hecho con mucho amor ❤️.
¡Falta muy poco para el final!

* * *

Al día siguiente...

Narra Owen

–Cami, no has probado tu desayuno –advirtió Amelia al entrar a la cocina con un Christopher lleno de sueño entre sus brazos.
La niña no respondió y simplemente llevo una cucharada de yogurt a su boca, la saboreó lentamente y negó con su cabeza.
–No quiero comer –confesó.
Me senté a su lado en la mesa y la observé, Cami jugó con la cuchara entre sus manos y por un momento se perdió en su mundo. Observé a Amelia y ella mordió su labio preocupada.
–¿De verdad tengo que ir al colegio? –preguntó observándome con desgano.
–No, hija. –sonreí apenado y acaricié su espalda– Pensamos que tal vez era una buena idea para que te distraigas, pero nadie te está obligando a ir, hoy puedes elegir.
Cami observó a Amelia buscando su aprobación y permiso.
–Puedes quedarte en casa si quieres –le dijo la dulce mamá con una sonrisa llena de calma, aún cargando a Chris entre sus brazos y meciéndolo un poco– puedo pedir el día libre y quedarme contigo.
–Y yo también –sonreí intentando animarla– y Chris también.
–En realidad... –Cami mordió su labio– quiero ir al hospital.
Amelia y yo volvimos a intercambiar miradas llenas de pena y duda.
–Quiero ver a Sadie –añadió la niña– por favor.
–Okay –sonreí apenado y besé su cabeza, llenándome de su dulce aroma– te llevaremos al hospital y veremos si puedes estar cerca de Sadie, pero nada es seguro, tal vez no pueda recibir visitas.
La niña asintió satisfecha y sonrío completamente lastimada por dentro.
–Pero necesitas ingerir algo si quieres salir de la casa –añadió Amelia con su inconsciente de mamá protectora– ¿qué tal un té?
–Okay –dijo la niña admirando a su mamá con dulzura, sabiendo que los consejos y las recomendaciones de Amelia siempre eran las mejores.

Narra Amelia

–No sé si puedo dejarlos entrar –advirtió Koracick al vernos caminar por el piso de la Unidad de Cuidados Intensivos.
–Tom... –intentó decir Owen, que llevaba a Chris entre sus brazos y el pequeño estaba inquieto.
–No, –volvió a responder– lo lamento.
–Tom –suspiré– Cami necesita ver a Sadie.
El neurocirujano observó a la niña que estaba aferrada a mi mano y suspiró.
–Solo serán cinco minutos, Cami necesita verla –añadí.
–Prometo no acercarme, no tocarla –añadió la niña.
Koracick me observó y noté su mirada llena de seriedad.
–¿Puedo hablar contigo dos minutos? –me preguntó.
Observé a Owen y Cami y el pelirrojo asintió mientras tomaba la mano de la niña.
–Ve –me sonrió con calma.
Asentí y solté la mano de Cami con cuidado, la observé y sonreí una última vez antes de alejarme y seguir a Tom, que comenzó a llevarme un par de metros más lejos.
–Tom... –intenté decir cuando se detuvo.
Llevó sus manos a los costados de su cintura, levantando un poco su bata blanca y suspiró:
–El panorama no es bueno. Sadie ha sufrido mucho daño –dijo sin rodeos.
No sabía qué decirle, me quedé inmóvil y solo observé  su boca moverse.
–Está lastimada, golpeada, llena de cables y con vendaje –añadió.
–¿Qué hay del daño cerebral? –pregunté.
–Hay actividad en su cerebro, y eso es bueno, pero no sabemos cuáles serán sus límites si llegara a despertar. Está muy golpeada, el impacto casi la aplastó –respondió.
Sentí un nudo en mi garganta que me quitó las ganas de hablar, las palabras no salían de mi boca, me enmudecí.
–No creo que sea un buen panorama para que Camila lo vea, es una niña –volvió a decir– no es una buena imagen.
–Pero Sadie podría morir –dije con mi voz temblorosa– y Cami necesita ese último momento con ella.
–¿Y quieres que ese momento sea ver a Sadie completamente hecha pedazos? –insistió Tom– Puede entrar al cuarto con compañía de uno de ustedes, solo cinco minutos. No voy a oponerme a que la vean, pero tal vez deberían advertirle sobre lo que verá.
–Okay –respondí– gracias.
–Me gustaría poder hacer más, pero solo debemos esperar –sonrió apenado.
Su teléfono de emergencias comenzó a sonar, así que simplemente me sonrió una última vez y se disculpó con una reverencia de cabeza. Suspiré, pensando mil cosas al mismo tiempo, pero el llanto a lo lejos de Christopher me desconcertó.
Owen trataba de consolarlo, el pequeño parecía no querer calmarse, tal vez intuía todo lo que sucedía.
–Hey, Chris –dije llegando hacia ellos con rapidez y tomándolo entre mis brazos– ¿qué sucede?
–No quiere estar entre los brazos de nadie, quiere merodear y caminar, pero aquí no se puede, es el piso de terapia –dijo Owen apenado, al ver que había causado que el pequeño se moleste.
–Papá tiene razón, Chris, no podemos caminar demasiado por aquí. Hay muchos pacientes que necesitan que nadie los moleste –intenté explicarle.
El pequeño cesó su llanto al escucharme y me observó curioso y pensativo.
–Tal vez deberíamos llevarlo a la guardería un rato, se divertirá allí –le dije a Owen.
Observé a Cami, que para ese momento ya había tomado asiento y observaba sus manos pensativa, sumergida en su mundo.
–Deberías quedarte con Cami, tú eres quien debería acompañarla a ver a su mamá. –susurré– Sadie estaría feliz si te viera allí con su hija.
Owen asintió con su mirada angustiada y suspiró. Volví a observar a la niña rubia y desganada y comencé a caminar hacia ella, levantó su mirada al verme acercarme y me senté a su lado:
–Hey –sonreí mientras acomodaba a Christopher sobre mi regazo.
–¿Qué te dijo ese doctor? –preguntó la pequeña sin rodeos.
–Que puedes ver a Sadie –sonreí apenada.
Camila sonrió ilusionada y sus ojos se llenaron de un brillo especial.
–Cami... deberías saber que Sadie no está en las mejores condiciones –intenté explicarle mientras acariciaba su espalda– podrías verla llena de tubos, cables, incluso muchas heridas. El accidente fue grave.
–¿De verdad está muy lastimada? –preguntó en un hilo de voz.
–Podría estarlo –confesé– tal vez deberías saber, antes de tomar una decisión, que lo que verás podría no ser la mejor imagen de ella.
La niña miró sus manos y pareció debatir su respuesta.
–Puedes tomarte tu tiempo, no te presiones ni te apresures –susurré y besé su sien.
–¿Debo entrar allí sola? –preguntó.
–No, papá podría entrar contigo –sonreí intentando animarla.
Camila observó a Owen y el pelirrojo asintió para darle seguridad.
–Si decides entrar, estaré ahí contigo –dijo él– pero recuerda que no podremos acercarnos demasiado ¿si?
–Quiero hacerlo. Quiero verla –dijo la niña sin rodeos– necesita compañía para mejorar.
Owen y yo nos observamos y nos dedicamos miradas llenas de incertidumbre, dudando y pensando si ver a Sadie sería algo bueno para Cami... pero por supuesto, no podíamos oponernos a ella.

➶ I met you at the university ➴ | OmeliaWhere stories live. Discover now