Cap. 34| "Recuperarnos"

351 27 13
                                    

Narra Amelia

Intenté ignorar la puerta. Intenté ignorar el hecho de que mi pasado de hacía doce años atrás tocaba mi puerta.
Intenté ignorar la puerta porque estaba muy enojada con Owen.
-Amelia, sé que estás despierta -susurró del otro lado- sé que sigues allí. Abre la puerta, por favor.
Apreté mis puños y caminé hacía la puerta. Me apoyé e intenté percibirlo a través de la abertura:
-Amelia... -insistió.
-Ya nos hemos dicho todo hoy -respondí- es tarde, ve a dormir Owen.
-¿Y por qué sigues despierta? -preguntó del otro lado.
-Porque... -intenté decir, sabía lo que estaba haciendo, estaba activando sus encantos para comenzar a debilitarme.
-Sé que hoy es tu cumpleaños -respondió al instante.
Mi corazón dio un salto y mi boca se abrió inconscientemente.
-Abre la puerta, te lo suplico -insistió.
-Estoy muy enojada contigo -respondí al instante- no quiero verte.
-Por favor, Amy... -intentó decir.
-No me digas así, Owen, no tienes el derecho de llamarme así luego de tratarme como una mierda -dije furiosa.
-Te he tratado como una mierda, pero la realidad es que yo soy la mierda. Amelia, no quiero volver a perderte. Han pasado doce años y aún sigo perdiéndote -respondió.
Esas últimas palabras me hicieron dimensionar lo mucho que había pensado en él en todo ese tiempo. Sí, estaba furiosa con Owen, pero una parte de mí necesitaba prolongar ese momento. Después de todo, tampoco quería volver a perderlo otra vez solo porque yo era una orgullosa.
Y entonces, abrí la puerta.
-Sé breve -dije al quedar cara a cara con él.
Se veía apenado y angustiado. Llevaba unos joggins grises y una remera negra que se ajustaba a su cuerpo, resaltando más que nunca sus cabellos pelirrojos. Me enfurecí aún más con él al notar que lucía precioso.
-¿Puedo pasar? -preguntó.
Miré hacia mi departamento y luego volví a verlo:
-Solo si prometes no levantar tu voz, Christopher duerme -exigí.
-No vengo a discutir -susurró- vengo a disculparme por haber sido un idiota.
Abrí la puerta abriéndole paso y entró.
Empujé la puerta con mi espalda y la cerré con suavidad mientras observaba como Owen entraba con cuidado y silenciosamente, admirando el living:
-¿Estabas trabajando? -susurró.
-Intentando -respondí y le señalé el sofá- siéntate.
-No, es mejor así -respondió nervioso y me observó asustado- perdóname por actuar como un idiota hoy, el comentario de Derek me desconcertó y...
-¿Y pensaste que yo era capaz de contar algo así porque quería esparcir un rumor sobre ti y tu hija? -respondí cruzada de brazos.
-¡No, no! -dijo al instante- sé que no serías capaz.
-Por supuesto que no sería capaz, Owen -respondí enojada.
-Es solo que... a veces temo por Camila -respondió- temo por ella, por que sean crueles con ella y se metan con nuestra realidad: la realidad en donde yo no soy su papá pero finjo serlo. Y temí aún más hace unas horas, cuando estaba llorando de angustia, extrañando Nueva York, sufriendo por los compañeros antipáticos de su colegio y sufriendo dolor de estómago.
-Y dime ¿Arizona le encontró algo que yo no? -insistí.
-No -Owen sonrió- Arizona no la revisó porque lo que dije fue una tontería. Cuidaste a Camila de la mejor manera, y eso lo sé porque mi hija entró angustiada al consultorio contigo pero salió renovada y tranquila. Todo eso gracias a ti. No sé qué le hiciste pero realmente a Camila le funcionó.
Suspiré un poco conmovida y dejé de observarlo.
-Cuando le conté a Derek que Camila no era tu hija, se lo conté admirándote. Admiro que hayas amado a alguien que sabías que no era tuya -confesé.
-No sé muy bien cómo sucedió, solo sé que cuando lo supe, Camila ya se había ganado mi amor y mi corazón -dijo- escucha, hoy fui un idiota porque tengo demasiados miedos e inseguridades. Ser padre por doce años no me ha vuelto un experto. Realmente lamento haberte acusado de traidora cuando en realidad no eres nada de eso.
Lo observé a los ojos y pude ver el arrepentimiento en ellos. Pero no fui capaz de decir nada.
-¿Podrías cerrar tus ojos? -preguntó.
Fruncí el ceño confundida y miré hacía nuestro alrededor.
-No estoy para juegos ni sorpresas, es tarde. Ambos trabajamos mañana -susurré.
-Por favor -insistió- solo ciérralos, tomará menos de cinco segundos.
Lo observé con poca paciencia y respeté su pedido. Cerré mis ojos sintiéndome una verdadera tonta.
La oscuridad me invadió, pero su presencia y su misterio hacían que hubiese un poco de luz.
-¿Qué es, Owen? -pregunté deseando terminar ese momento rápidamente.
-Ya puedes abrirlos -respondió.
Y así lo hice. Los abrí y solo vi sus ojos. Sus ojos azules penetrándome.
Bajé mi mirada y vi sus enormes manos sosteniendo un papel de consistencia dura.
-Aquí está el motivo por el que Camila pudo saber que ambos tuvimos una historia en la universidad -dijo extendiéndomelo.
Lo observé con miedo y un tanto inmovilizada.
-Solo tómalo y me iré -susurró.
-Bueno -dije captando su trato.
Lo tomé entre mis manos y pude notar que se trataba de una fotografía. La giré entre mis manos y vi lo que necesitaba ver desde hacía tiempo pero no sabía:
-Es la primera foto que nos tomamos juntos -me comentó mientras la observaba- cuando me mostraste tu escondite, cuando me demostraste que sí podía sonreír en las fotos y no debía avergonzarme. Cuando me di cuenta de que realmente eras magia en mi vida.
Pude notar un nudo en mi garganta y un poco de emoción, pero supe que debía mantenerme firme frente a él:
-¿Aún sigues pensando que eres un poco horrible para fotografiarte? -pregunté.
-No, tú me enseñaste a verme un poco de belleza, a valorarme -respondió.
Dejé de observar la fotografía y lo observé. Sus palabras eran tan intensas que solo sentía ganas de desbordarme frente a él, entre sus brazos, entre sus labios:
-Camila la descubrió hace años cuando era muy pequeña y tocaba todas mis cosas. Inconscientemente debe haberle quedado en su cabeza y por eso mismo supo que te conocía de algún lado -respondió- lamento que se haya enterado, no quise incomodarte.
Hice silencio y me mantuve observándolo.
-Feliz cumpleaños, Amelia. Sé que estás enojada. Pero no podía dejar pasar esta oportunidad. Todos los días de mi vida deseé recuperarte y ahora que podría haberlo hecho, volví a perderte -dijo y retrocedió algunos pasos en señal de irse.
Pero yo no quería que se fuera.
-Tu foto -dije devolviéndosela.
-Ahora es tuya -sonrió apenado- tal vez en doce años más tenga la oportunidad de no ser tan tonto y recuperarte como realmente quiero.
-No voy a esperar doce años más, Owen -dije y él se sorprendió- ni siquiera sé cómo he sobrevivido a estos que han pasado.
-Yo aprendí a vivir con el "qué habría sido si..." -intentó decir.
-Si hubiésemos seguido juntos -completé su frase y di un paso hacía él.
Se sorprendió y sonrió al verme.
-Que habría sido si yo te hubiese buscado -dijo.
-Agradezco que no lo hayas hecho porque fui un desastre, te habría drogado con mi sola presencia -respondí encogiéndome de hombros.
-Digamos que no me drogas con tu presencia, pero tienes algo que cuando te veo me mantiene en un puro estado de magia que no puedo evitar -dijo dando un paso hacía mí.
Y finalmente estábamos cara a cara.
No quería mirarlo a los ojos porque realmente tenía miedo, había pasado mucho tiempo y no sabía cómo manejar la situación.
Owen chocó sus manos con las mías y entrelazó nuestros dedos. Mi cuerpo temblaba de nervios y él lo notó porque al instante retrocedió un paso para no invadirme.
-Sé que han pasado muchos años. Tal vez ni siquiera somos lo que nos enamoró, pero voy a tratar de investigarlo -respondió.
-¿Qué quieres decir? -pregunté confundida y lo miré a los ojos.
-Quiero decir que... no voy a volver a perderte otra vez -sonrió.
Sonreí nerviosa y mordí mi labio.
-Pues entonces no lo hagas -susurré.

➶ I met you at the university ➴ | OmeliaWhere stories live. Discover now