Cap. 6| "¿Qué Amelia quieres ser?"

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Narra Amelia

-Me siento como si hubiese tomado mucho alcohol -dije riendo y tocando mi cabeza.
Estábamos camino a clases con Arizona la mañana siguiente a mi llanto desconsolado frente a Owen. Todo parecía estar mejor, era un día distinto.
-Me alegra de que Owen haya hecho bien su trabajo -respondió la rubia.
-Oh -dije apenada- eso es vergonzoso. Todavía no entiendo cómo lidió conmigo y cómo se lo permití.
-Owen parece una buena persona -confesó.
-Sí -dije sonriendo y mordí mi labio inconscientemente cuando me encontré pensando en él.
Arizona me observó y cuando me percaté sacudí mi cabeza y me encogí de hombros.
-Fue un buen consejero reemplazándote a ti -dije- pero nadie podrá superarte, él es un desconocido y tú mi mejor amiga.
-No estoy celosa -rió- más bien estoy encantada, es la primera vez que llevas a alguien decente a nuestra habitación.
-Yo no lo llevé.
-Cuando entré al cuarto pareció que sí, no era yo la que estaba recostada a tu lado observándote dormir -Arizona me guiñó un ojo.
-Como todo buen amigo lo haría, Owen parece ser buen amigo -sonreí.
-¿Son amigos ahora? -rió.
-Supongo -me encogí de hombros- no lo sé.
-Entonces, mantente cerca de ese tipo de amigos -respondió teniendo la palabra final en la conversación porque entramos a clases.
El aula estaba bastante vacía, al parecer, casi todos habían decidido faltar a clases debido a la fuerte lluvia que estaba desbordando Nueva York. Y ahí es cuando me encontré riendo como una loca, porque yo no era del tipo de personas que asistían a clases cuando el cielo parecía desbordarse. Yo no era una nerd, pero ese día lo estaba siendo.
Investigué toda la gente a mi alrededor, interesada en encontrar a solo una persona. Pero no estaba allí. No había rastros de una cabellera pelirroja que destacara de todas las demás.
-¿Qué sucede? -Arizona susurró sentada a mi lado en el medio de la clase.
-Nada -dije sonriendo.
-¿Buscas a alguien? -preguntó.
-No, Arizona -reí- ¿puedes parar de abordarme con preguntas?
La rubia sonrió y volvió a enfocarse en la clase. Pero yo no pude.

Narra Owen

-Amigo, despierta -sentí la voz de Jackson y una mano sacudiendo mi cuerpo.
-La alarma no ha sonado aún -dije girando y dándole la espalda mientras me cubría aún más con mantas.
-Es porque al parecer no la has escuchado, Owen -rió Avery- vamos, Owen.
-¿Qué? ¿Qué hora es? -pregunté refregando mis ojos.
-Es casi el mediodía -respondió Jackson- está lloviendo demasiado allí afuera, hiciste bien en faltar a clases.
-Mierda -dije levantándome de la cama- me quedé dormido, Jackson ¿por qué no me has despertado?
-Posiblemente porque yo acabo de despertar también ¿quién asiste a clases con este temporal? eso es ser nerd -rió.
-Yo pensaba hacerlo -dije lavando mi rostro con agua helada.
-Bueno, al parecer, lo que sea que estuviste haciendo anoche hasta tarde te dejó exhausto -volvió a reír y palmeó mi torso desnudo cuando salí del baño.
-Lo preocupante es que no hice nada -respondí observándome al espejo.
-Mmmmh ¿seguro? Owen, es la NYU, no sería nada malo que estuvieras en la cama de una chica.
-Es que no lo estuve, Jackson -reí y sacudí mi cabeza con vergüenza.
Aunque la verdad era que sí había estado en la cama de alguien. Había estado en la cama de Amelia, observándola dormir luego de haberla consolado. Y bueno ¿por qué no admitir que estaba en su cama llenándome de su lindo aroma?
Pero un golpe suave en nuestra puerta interrumpió cualquier próxima respuesta en esa conversación sin salida que parecíamos estar teniendo.
-Debe ser Megan -dije.
-Yo iré -respondió Jackson adelantándose con cierta prisa que me pareció extraña.
Abrió la puerta mientras se ponía un buzo enorme que tenía el logo de la universidad y a ambos nos sorprendió ver el rostro de la visita: Amelia.
-¿Amelia? -dijo Jackson.
-Hey -respondió ella con cierta vergüenza en su voz, tal vez porque estaba recordando que alguna vez había besado a Jackson.
-¿Qué haces aquí? -insistió Jackson.
-Yo... -intentó decir- Owen.
-Owen -confirmó Jackson.
-Sí, Owen. ¿Está Owen aquí? -preguntó- ¿o tal vez me equivoqué de habitación?
-No te has equivocado -rió Jackson- adelante, los dejaré a solas.
Jackson abrió la puerta aún más y dejó pasar a Amelia, quien entró con cierta vergüenza que a primera vista me enterneció.
-Iré a la cafetería, muero de hambre -dijo Jackson interrumpiendo nuestras miradas y tomando su juego de llaves.
-Oh, Jackson -dije sacando mis ojos de Amelia- ¿podrías chequear si Megan fue a clases?
-Lo haré ¿pero luego qué? ¿planeas que la regañe? -rió y salió de la habitación cerrando la puerta y envolviéndonos a Amelia y a mí en un enorme silencio.
Shepherd se veía empapada, su cabello estaba recogido y desparramado, en sus hombros cargaba una mochila.
-Hey -le dije finalmente y sonreí.
-Hola -sonrió con vergüenza.
-¿Cómo estás? te ves... -intenté decir.
-Empapada, sí, mala idea asistir a clases -rió- atravesando el campus.
-¿Fuiste a clases? -pregunté sentándome en mi cama y señalándole la de Jackson para que se sentara enfrentada a mí.
-Mmmmh, sí y eso suena super nerd de mi parte -dijo con un gesto disgustante- la peor decisión de mi semana.
-Yo habría ido si mi alarma hubiera sonado -respondí.
-¿Owen Hunt es dormilón? -preguntó esbozando una sonrisa.
-Oh no, no sé que me ocurrió -dije- no soy el tipo de gente que falta a clases. Al parecer estaba realmente cansado.
-O yo te dejé cansado -dijo encogiéndose de hombros.
-No -sonreí- no pude haberme cansado por eso.
Amelia sonrió haciendo un silencio un poco incómodo.
-¿A qué viniste? -pregunté levantándome de la cama y buscando mi desodorante, aún seguía con mi torso desnudo.
-Sí, lo siento, no es demasiado educado de mi parte haber venido -dijo al instante mientras le daba la espalda.
-No quise preguntarlo así -dije volteando a verla- no me molesta que estés aquí, pero solo quiero saber si está todo bien.
-Oh -rió Amelia- en realidad estoy muy bien -suspiró- pero quería agradecerte y disculparme por haber sido tan...
-Tan agradable -completé su frase.
-Tan débil e intensa -me corrigió.
-Tan agradable -insistí.
-Gracias -respondió sonriendo y noté su mirada recorrer mis abdominales, mi pecho y finalmente mis ojos.
Tomé un suéter rojo y me lo coloqué provocando que en el movimiento mi cabello se despeinara más de lo que estaba y Amelia rió.
-No tienes nada que agradecerme -dije sonriendo mientras trataba de acomodar mi cabello.
-Te conozco hace días y ya tengo más cosas para agradecerte que a mis amigos -dijo.
¿Amigos? estaba cien por ciento seguro de que no tenía verdaderos amigos, y no es porque fuera una persona desagradable sino porque se movía en un ambiente desagradable, un ambiente lleno de chismes y falsedades.
-Bueno, ya no son mis amigos -se corrigió- pero tú me entendiste.
-¿Sabes algo? -dije mientras seguía intentando acomodar mi cabello.
-¿Debo saber? -preguntó admirándome desde la cama y sonriendo.
-Podrías agradecerme acompañándome a almorzar -dije.
-¿Te atreverías a empaparte? -rió.
-Si me acompañas entonces sí -respondí sonriendo.
-Te acompañaré solo con una condición -dijo levantándose de la cama y se acercó a mí.
Caminó los pasos necesarios para quedar enfrentada a mí y pude observar la diferencia de estaturas que teníamos.
-¿Cuál? -pregunté observándola un poco... encantado.
-Dejarás que yo acomode tu cabello, porque estás empeorándolo -dijo riendo y estiró sus manos a mi cabeza.
-No cualquiera es digno de acomodar el cabello de un pelirrojo -dije flexionando un poco mis piernas para quedar más a su altura.
-Te acabas de hacer el chiste solo -dijo riendo mientras las yemas de sus dedos se enterraban en mi cabello y desgraciadamente me hacían estremecer.
-Ya estoy resignado, creo que seguirás llamándome pelirrojo aunque yo me niegue -dije mordiendo mi labio.
-No es mi culpa que tu seas pelirrojo -respondió frunciendo el ceño mientras se concentraba en mi cabello.
-Tienes razón, tampoco es tu culpa que seas "tiny" -respondí.
Tiny era un adjetivo en inglés que hacía referencia a algo más pequeño que lo pequeño, algo muy diminuto. Y Amelia se veía así, diminuta.
-Vete al diablo -dijo luego de procesar mi "burla" y dejó de acomodar mi cabello solo para pegarme.
-Tiny palizas -dije riendo.
-Eres un maldito -respondió mordiendo su labio intentando fingir enojo.
Pero antes de que yo pudiera decir algo, cerró sus ojos de una forma un poco extraña y comenzó a estornudar. Nunca había escuchado un estornudo así, tan... tierno. Y eso suena loco, porque nadie se ve encantado luego de escuchar a una persona estornudar.
Automáticamente, abrí mi closet y tomé una de mis buzos más pequeños.

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