Cap. 48| "Las fotografías de la adicción"

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Narra Amelia

Desperté con la claridad de la luz del día golpeando en mi cara y el sonido del mar entrando por mis oídos. Abrí un poco los ojos y supe perfectamente en dónde estaba. ¿Así era despertar en Los Ángeles? así había despertado por años, solo que con mucha más resaca e inconsciencia.
Refregué mis ojos y por un segundo deseé volver a Seattle. Allí el despertar era más cálido, había menos recuerdos que abrumaban mi mente.
Giré sobre mí misma y vi a Christopher durmiendo dulcemente a mi lado, el pequeño y yo nos habíamos dormido mientras Owen nos brindaba una linda historia con su tan pacífica voz.
Owen. Me incorporé en la cama con rapidez e intenté observarlo, pero el pelirrojo no estaba durmiendo a nuestro lado.
Las sábanas estaban revueltas, pero él no estaba allí. Fruncí el ceño confundido y observé a nuestro alrededor, la habitación estaba muy silenciosa.
-¿Owen? -pregunté con mi voz un poco ronca- ¿estás en el baño?
Nadie respondió. Pero al cabo de unos segundos, escuché la puerta principal de la habitación abrirse.
Un pequeño ruido de llaves, un pequeño ruido de puntas de pie y movimientos sigilozos.
Owen apareció ante mí y parecía no querer hacer ruido para despertarnos, pero cuando me vio incorporada sobre la cama observándolo rió confundido.
-No quería hacer ruido pero ya has despertado -susurró.
Estaba vestido y parecía venir de afuera.
-¿En dónde estabas? -pregunté.
Elevó un poco sus manos y me mostró un vaso de café. Sonrió y comenzó a caminar hacia mí. Se sentó en el borde de la cama y yo me apoyé sobre el respaldar.
-Sé que si fuera por ti no comerías ni un bocado al despertar cuando estás un poco nerviosa, pero necesitas comer algo -dijo extendiéndome el vaso- o tomar, por lo menos -bromeó.
Lo tomé y sentí el vaso tibio entre las palmas de mis manos.
-¿Cómo dormiste? -preguntó y besó mi mejilla con delicadeza.
Cerré mis ojos, suspiré y sonreí.
-Con tu historia antes de dormir lo hice magníficamente bien -respondí y volví a abrir mis ojos- aunque lamento haberme quedado dormida.
-Eso no importa, hacía demasiadas horas que no dormías apropiadamente en una cama -respondió- merecías descansar bien.
-Se sintió bien, saber que estabas durmiendo junto a nosotros -confesé y señalé a Christopher que continuaba durmiendo.
-Bueno, gracias por permitírmelo -confesó él con vergüenza- para mí es algo maravilloso.
Sonreí al escucharlo y tomé un sorbo de café mientras lo observaba con deleite. Se sentía bien despertar con su dulzura envolviéndome...
-Terminaré esto rápido para ir al hospital. Quiero estar con mi mamá a solas antes de que... -intenté decir- lleguen mis hermanas.
Owen asintió con seriedad y pareció entenderme.
-Owen -suspiré- tal vez no deberías ir al hospital hoy, no quiero que escuches los comentarios crueles de mis hermanas. No quiero que digan algo que pueda herirte o molestarte.
-Amelia -sonrió y llevó una de sus manos a mi muslo para acariciarme por sobre las mantas- lo que digan tus hermanas no me interesa, y a ti tampoco debería interesarte, porque no te conocen en absoluto.
-Conocen mi pasado -reí apenada- todo mi pasado.
-Y yo te conozco a ti ¿crees que voy a dejarme llevar por lo que dicen ellas? -preguntó acercándose a mí- para mí eres increíble, no importa tu pasado.
Dejé el café a un lado y sonreí al escucharlo. Estiré mis brazos y rodeé su cuello para abrazarlo. Necesitaba sentirlo.
Acarició mi espalda y sus labios besaron mis hombros.
-No sé que haría sin ti -susurré en su oído y me aferré entre sus brazos con más fuerzas.
Lo sentí sonreír y guió sus labios a mi cuello, dejó pequeños besos allí y luego se dirigió a mi oído:
-Para mí, Amelia Shepherd, eres la mujer más asombrosa del mundo, espero que siempre recuerdes eso -susurró.
Cerré mis ojos sintiendo perfectamente su aroma que tanta tranquilidad me daba y asentí, realmente era el inicio de un día difícil, pero ese pelirrojo hacía todo más fácil.

Narra Owen

Mantuve a Christopher aferrado entre mis brazos cuando llegamos al hospital y me mantuve caminando en silencio junto a Amelia, quien moría de nervios. Me aterraba saber que posiblemente sus hermanas iban a herirla con sus estúpidas palabras.
Nunca había tenido la posibilidad de conocer a Nancy, Lizzie y Kathleen Shepherd. Amelia siempre me había ocultado de ellas porque siempre habían sido crueles con ella, siempre la habían molestado y avergonzado en cada oportunidad que habían tenido
-¿Necesitas que haga algo por ti? -pregunté en voz suave y admirando su ceño fruncido de tristeza y preocupación.
-Solo ignora a mis hermanas -respondió y detuvo su paso.
También me detuve, tomé su mano y la apreté con suavidad, sonreí y Amelia me observó confundida:
-Ya te dije que ellas no me importan. Estoy aquí por ti, por Chris y por tu mamá -susurré.
Sonrió con vergüenza y asintió al mismo tiempo que retomó nuestra caminata.
-Al menos espero que Derek esté aquí -susurró concentrada en el camino.
Llegamos al cuarto de la señora Shepherd con intenciones de que Amelia pudiera pasar un último rato a solas con ellas, pero nos sorprendimos al ver a Addison en la puerta, rodeada de los demás hermanos Shepherd (al parecer, todos habían llegado antes de lo que esperábamos) escuchándola con atención.
Amelia aceleró su paso preocupada y me dejó atrás con Christopher en mis brazos, no la detuve, solo observé cómo todos escucharon sus pasos y voltearon a verla:
-¿Qué sucede? -preguntó Amelia.
-Hola a ti también -dijo una de las tres mujeres, al parecer la más joven luego de Amelia.
-Te explicaré a solas así puedes entender mejor -sugirió Addison y tomó la mano de Amelia.
Ambas caminaron hacia mí y la pelirroja nos dedicó una sonrisa simpática.
-¿Addison qué sucede? -le insistió Amelia.
-Hemos sedado a tu mamá antes de lo pensado para lo operación. Sus dolores eran más fuertes de lo normal, y realmente estaba muy nerviosa -explicó Addison.
-¿Estaba nerviosa? -preguntó Amelia angustiada- ¿por qué?
-Tal vez con miedo, o la misma angustia de la situación -dijo Addison con miedo a ver la reacción de su amiga- ella está dormida, no está sufriendo en este momento. Les estaba diciendo a Derek y a tus hermanas que pueden pasar a verla, pero no deben hacer demasiado murmullo. Sé que tus hermanas hablan demasiado, y eso es difícil para ellas -confesó.
-Quería estar a solas con mi mamá -se lamentó Amelia.
-Y puedes hacerlo -sonrió Addie.
-Hablar a solas con ella, Addie. No me sirve de mucho verla sedada, es lo mismo que no verla -confesó Amelia y su voz parecía angustiada.
-Amy... -Addison palmeó el hombro de Amelia y luego me observó- considéralo como otra oportunidad para estar cerca de ella, no te quites la oportunidad de abrazarla otra vez.
Amelia la escuchó con atención y se cruzó de brazos pensativa.
-Iré a prepararme para llevarla a la cirugía. Hemos adelantado el horario para comenzar -dijo- volveré enseguida, trata de pasar un momento con ella.
Le dio un cálido abrazo a Amelia, luego besó la frente de Christopher, me sonrío con simpatía y luego se alejó.
Amelia la observó alejarse y me observó preocupada, Christopher comenzaba a emitir sus primeros balbuceos mientras se aferraba a mí.
Volteó a ver a los cuatro Shepherd que nos observaban y pude notarla encogiéndose de hombros con vergüenza.
-Amy -sonrió Derek rompiendo el hielo.
Caminó hacia su hermana y la abrazó con dulzura mientras Amelia permitía que la refugiara en sus brazos de hermano mayor.
Derek me observó por sobre el hombro de Amelia y me sonrió al verme con Christopher entre mis brazos, pero no pude concentrarme porque sentí las miradas de Nancy, Lizzie y Kathleen Shepherd.
Las tres se acercaron a nosotros y me observaron con una mirada distante, luego observaron a Christopher.
Amelia salió de los brazos de Derek y las observó con timidez. Todos sus hermanos mayores la observaron.
-Es un honor verte aquí -dijo Nancy, que parecía ser la mayor de las tres- has cambiado.
-Te ves hermosa, hermanita -sonrió Kathleen, que parecía no mucho mayor a Amelia y tenía aires de juventud.
Amelia sonrió con timidez y miró a Lizzie, que al parecer era la más tímida y solo le dedicó una mirada dulce. Sonreí confundido y debatí en mi cabeza si al final eran tan malas como Amelia me había contado.
-Estamos todos los Shepherd juntos, mamá estaría orgullosa -rió Kathleen y estiró sus brazos para abrazar a sus cuatro hermanos.
Amelia rió confundida, creo que ni ella podía creer la amabilidad con la que todo se daba.
Nancy observó a Christopher y lo arrebató de mis brazos, lo aferró a ella y lo contempló con una sonrisa.
-Pequeño Christopher, has cambiado demasiado, te ves muy grande -le comentó.
-Es igual a su padre -dijo Lizzie mientras me miraba.
-Oh sí, luce igual a Ryan -añadió Kathleen- especialmente sus ojos.
Sentí a Amelia tensarse a mi lado mientras que yo solo me mantuve en silencio, prácticamente no sabía de qué hablaban las hermanas Shepherd porque yo no conocía a Ryan. Me sentía un ignorante y excluído.
Sus tres tías comenzaron a acariciarlo y a rodearlo, pero Christopher no resistió demasiada atención. Mientras le pellizcaban sus mejillas, sacudían sus rulos y cosquilleaban su estómago el pequeño comenzó a fruncir el ceño y sus labios para comenzar a llorar asustado.
Automáticamente, lo tomé entre mis brazos y lo aferré hacia mí. Nancy Shepherd me miró con cierta molestia y sonrió disimulándola.
Christopher rodeó mi cuello y mientras lloriqueaba hundía su rostro en mi hombro.
-Shhhh, tranquilo -le susurré.
-Aunque parece que Christopher ya ha encontrado un nuevo papá -comentó Nancy con todas las intenciones de molestar a su hermana.
Solo parecían simpáticas, la realidad es que eran molestas, como Amelia me había dicho.
-No es momento de estas cosas -comentó Derek nervioso, el único comprensivo allí.
-¿Te llamabas Owen, no? -preguntó Kathleen con una sonrisa falsa.
-¿Lo tuviste escondido todos estos años hermanita, no? -rió Lizzie.
Christopher continuaba lloriqueando y comenzaba a molestarse aún más, Amelia ignoró a sus hermanas y simplemente se enfocó en el pequeño.
-Debe tener hambre -me susurró Amelia.
-Lo llevaré a la cafetería -dije sin dudarlo, un poco avergonzado por la humillación que las tres hermanas Shepherd habían soltado de repente.
-Vamos -dijo nerviosa y tomó mi mano para alejarme de allí.
Pero la detuve y me solté de su agarre. Me miró confundida y miró mi mano que acababa de rechazar la de ella.
-Amelia, deberías estar un rato con tu mamá a solas. Yo puedo encargarme de él -dije con amargura.
-Pero no quiero dejarte a solas por aquí -comentó- no conoces el hospital.
-Amelia, debes enfrentar esta situación, debes hacerlo por tu mamá. Ve a estar unos últimos minutos a solas con ella -dije con poca paciencia, sentía que las hermanas de Amelia acababan de humillarme en grande.
No respondió, solo me observó con seriedad y enojo sin comprender mi seriedad repentina. Luego, sin dudarlo esquivó a sus hermanas y se adentró en la habitación de su madre.
Los cuatro hermanos Shepherd me observaron curiosos mientras Christopher aún lloraba sobre mí. Nancy, Lizzie y Kathleen me observaban con recelo, mientras que Derek me observaba confundido y apenado.
-Iré a la cafetería -le comenté a él en voz baja.
-Iré contigo -se apresuró a responderme Derek.

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