Cap. 47| "Miedo a mamá, miedo a L.A"

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¡Atención! capítulo más largo de lo normal. Espero que lo disfruten ❤ gracias por todo.

Narra Owen

Al día siguiente, Amelia, Christopher y yo ya teníamos nuestros boletos de avión para viajar a Los Ángeles. Camila se quedaría en Seattle ya que mi mamá, Megan y Jackson estaban de visita por la ciudad. Sabía que eso sería bueno para mi pequeña, un poco de libertad de mi parte y compañía por parte de mi familia.
Me dirigí hacia el cuarto de Cami para despedirme antes de partir hacia el aeropuerto y sentí un poco de angustia por tener que dejarla sola en la ciudad. Aunque sabía que no serían demasiados días, y Camila entendía el verdadero motivo del viaje.
Entré al cuarto y me sorprendí al verla abrazada a Amelia. Me detuve en seco y las aprecié a ambas sentadas en la cama, más aferradas que nunca.
-Lamento interrumpir -dije y miré a Amelia- pero es hora de irnos. Hay que ser puntuales cuando se trata de un vuelo.
Amelia asintió agotada, no había dormido nada desde que había recibido la llamada de esa tal Addison. Abrazó con más fuerzas a Camila y su mano viajó por las mejillas y luego el cabello rubio de mi hija.
-Nos vemos en pocos días, Cami -le dijo Amelia con su voz débil.
-Espera, espera -Camila se levantó de su cama y se dirigió a su escritorio.
Revolvió un par de cajones y sacó lo que parecía ser un pequeño brazalete. Volvió hacia Amelia y sonrió mientras lo posaba frente a los ojos de ambas.
-Es un amuleto, quiero que te proteja, y sobre todo ahora que estás triste -le dijo Camila.
-Cami... este brazalete es tuyo -sonrió Amelia con pena.
-Pero ahora quiero que sea tuyo. Quiero que te cuide -le respondió con dulzura.
Amelia lo tomó entre sus manos y lo observó emocionada, luego, miró a Camila y sin dudarlo abrió sus brazos para abrazarla y aferrarla a ella nuevamente con muchas fuerzas.
-Lamento hacerte esto, lamento quitarte a tu papá por algunos días -le dijo en su oído con su voz quebrada.
-Es mi papá, pero también quiero que te cuide -sonrió Camila en la mitad del abrazo mientras escondía su rostro en el cuello de Amelia- y que cuide a Christopher.
Amelia asintió y besó la frente de la niña por última vez, Camila cerró sus ojos y disfrutó de ese preciso instante. Preciso y perfecto instante que me hizo entender que a Amelia y a Camila las unía algo más que la simpatía, realmente las unía el amor y el profundo vínculo que habían formado.
Se separaron y me observaron, esa fue mi señal para acercarme a Cami y acariciar sus mejillas.
-Te llamaré varias veces al día -dije- ¿segura que vas a estar bien?
-Estaré bien con la abuela, la tía Megan y el tío Jackson -sonrió.
-Es la primera vez en mucho tiempo que te quedas sola ¿segura que estás bien? -insistí.
Camila revoleó sus ojos y frunció su nariz.
-Ya soy grande, voy a estar bien -dijo y Amelia y yo reímos.
-En realidad te falta mucho para dejar de ser la niña de papá, pero tienes razón, estoy seguro de que estarás bien -dije y la abracé con tantas fuerzas que provoqué que riera.
-Te quiero papi -susurró en mi oído y besó mi mejilla.
La observé y por un segundo me emocioné al pensar en lo buena niña que era, toda su vida había entendido perfectamente las situaciones más difíciles y jamás había protestado por ninguna de ellas. Camila era valiente, dulce, inocente y madura. Sus ojos color miel me miraron con amor y su pequeña nariz se arrugó al emitir una sonrisa llena de picardía.
-Te amo -dije acariciando sus mejillas rosadas y abrazándola por última vez.
-Si vas a la playa, por favor envíame una foto -pidió con inocencia.
-Si eso sucede, lo haré -dije riendo ante su pedido.
No íbamos a L.A a surfear ni a broncearnos, no creía que hubiese tiempo para playa.
Los tres nos dirigimos al living y allí estaba mi madre, Megan, Jackson y Christopher esperándonos junto a las maletas. El pequeño Chris disfrutaba de los brazos de Megan, que con sus deseos maternales a flor de piel no había desaprovechado la oportunidad de llenar de besos al hijo de Amelia.
-¿Prometen que me llamaran si algo sucede? -le pregunté a mamá y Megan.
-Todo estará bien, Owen -sonrió mi hermana mientras Christopher sonreía al escucharla hablar.
-Hace mucho tiempo que no salgo sin Camila -dije preocupado- y Seattle es una nueva ciudad, no quiero que sufra demasiado mi ausencia.
-Creo que en realidad es algo bueno para ella, está bueno que se libere un poco de ti y tú de ella -dijo mamá acariciando mi mejilla- además Camila entiende todo, sabe que te irás algunos días solo para acompañar a Amelia.
Suspiré y asentí.
-Tenemos todo bajo control, lo prometemos -añadió Jackson con una sonrisa mientras abrazaba a Camila con dulzura.
-Supongo que debemos irnos, entonces -respondí y miré a Amelia.
-Sí -dijo ella con su voz llena de timidez- ven, Chris -estiró sus brazos y cargó a Chris desde los brazos de Megan.
El bebé se aferró a Amelia y aplaudió al ver que yo llevaba las maletas.
-En serio lo lamento -se disculpó Amelia mirando a mi madre y a Megan- me avergüenza que por mi culpa se pierdan de pasar el tiempo que están aquí con Owen.
-Amelia, Owen está haciendo lo que realmente todos haríamos. Y sabemos que su lugar es acompañarte en esta situación -le dijo mamá mientras le acariciaba la mejilla.
Sabía del esfuerzo que Amelia hacía por no quebrarse frente a mi familia, así que deseaba con rapidez que esa despedida terminara.
-Tu mamá estará bien -le dijo Megan con dulzura y la abrazó- solo necesita un poco de fuerza, y esa fuerza eres tú.
Amelia sonrió y asintió en silencio al mismo tiempo que intentaba mantenerse fuerte. Christopher la miraba confundido y al mismo tiempo comenzaba a preocuparse.
-Debemos irnos -insistí, intentando evitar cualquier posible llanto que la dejara expuesta frente a todos.

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