Cap. 9| "El amor está frente a ti"

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Narra Amelia

-Amy- escuché la dulce voz de Arizona en mi oído.
Abrí mis ojos y la vi, pero ni siquiera su dulce sonrisa me había hecho sentir mejor. Me sentía aún peor que la noche anterior, donde solo bastaron cinco minutos para que las palabras de Owen me llegaran al corazón.
-No iré a clases hoy -respondí sentándome contra el respaldar de la cama.
-¿Estás bien? -preguntó sentándose en el borde de mi cama- te fuiste de la fiesta muy temprano ¿te has ido con el chico que estabas bailando?
-No -respondí con mi voz quebrada, quería decirle que en realidad no había bailado, solamente me había servido de coartada para espiar cómo Owen se besaba con Sadie.
-Amelia, cuentame qué sucede. No puedo adivinar. Ayer estabas mal, pero hoy luces peor -insistió acariciando mis lágrimas.
Observé sus ojos azules y me penetraron lo suficiente como para hacerme romper el llanto.
-Todo este tiempo te he mentido -dije entre sollozos mientras ella me abrazaba- siempre tuviste razón, Arizona.
-¿En qué me has mentido? -preguntó acariciando mi espalda.
Salí de sus brazos y ella llevó sus manos a mis mejillas mientras limpiaba mis lágrimas con sus pulgares.
-Estoy enamorada -confesé finalmente- estoy enamorada de Owen, y me aterra.
Arizona sonrió y besó mi frente.
-Nunca antes había sentido algo así por una persona. Yo no soy así, Arizona -mi voz se quebraba más y más- yo nunca he amado a nadie, mi mente nunca se ha limitado a una persona.
-¿Y no crees que eso es hermoso, Amy? -dijo con dulzura.
-No -negué- no sirvo, no puedo, no soy una buena persona, no creo en esas cosas.
-No crees pero ahora mismo está golpeando la puerta de tu corazón, amiga, permítete sentirte enamorada, permítete sentir esas mariposas en tu estómago cada vez que lo ves -aconsejó Arizona- eso es el amor, y no es malo.
-Owen ni siquiera quiere verme -dije- él sabe perfectamente que somos distintos, me lo ha dicho ayer, no quiere saber más nada con nuestra amistad.
-No debe querer porque él sabe que no estaría siendo fiel con sus sentimientos hacía tí si fingiera ser tu amigo. Y si tú no le das indicios y sigues fingiendo que eres aquella Amelia que no siente nada ni ama nada él por supuesto decidirá alejarse -dijo con sabiduría.
-No sé nada del amor, somos enemigos -respondí.
-El amor está frente a ti, intentando hacerte entender de que podrías ser feliz si sigues tus sentimientos y si eres fiel a esa dulce Amelia que sabe amar -acarició mi cabello.
La miré con miedo y pensativa. Limpié mis lágrimas y suspiré sintiendo un peso en mi estómago que molestaba demasiado.
-Ahora vamos, tenemos clases, ya tendrás tiempo para pensar luego -volvió a abrazarme.
-Él estará ahí y no podré verlo. Sadie también estará ahí -mi voz volvió a quebrarse.
-¿Qué rol cumple Sadie en esta historia? -preguntó frunciendo su ceño.
-Owen y Sadie se besaron ayer en la fiesta -respondí y sentí como esas palabras me provocaban ardor en mi corazón, había visto ese beso y tal vez nunca iba a olvidar la tristeza que me produció verlo sonreírle y sosteniéndola entre sus brazos. No era algo personal con Sadie, o tal vez sí, era el hecho de saber que mi tren había pasado.

Narra Owen

Llegué a clases con un nudo en mi garganta acumulado de la noche anterior: por un lado, había besado a una de las chicas más lindas del campus, pero por otro, había decidido renunciar a aquella chica que para mí era la más bonita de toda la ciudad.
Me senté en uno de los bancos del medio y observé por la ventana la llovizna finita que había traído consigo la mañana de sábado. El cielo estaba gris y era lo más representativo a cómo me sentía en ese momento.
-¿Puedo sentarme aquí? -una voz interrumpió mis pesares.
Era Sadie. Aún le quedaban rastros del maquillaje de la noche anterior, tenía ojeras y sonreía entre la resaca.
-Claro -dije sonriendo con vergüenza.
No sabía qué habían sido esos pequeños besos que nos habíamos dado. No me arrepentía pero tampoco me orgullecía.
-Me está matando el dolor de cabeza -confesó refregando sus ojos luego de sentarse a mi lado.
-Consecuencias de ir a fiestas la noche previa a clases -dije con timidez.
-¿Quién programa una clase un sábado? -protestó indignada y reí en silencio.
-Oye... Sadie -dije con nerviosismo- respecto al beso...
-No hay que aclarar nada -sonrió y llevó su mano a mi hombro- no hay presiones. Ahora solamente estoy siendo tu amiga, Owen.
-Gracias -sonreí aliviado.
-Sé que tu mente no tiene demasiado tiempo para chicas ahora mismo -insistió- y lo entiendo, debe ser abrumador empezar de cero en un nuevo país.
-En realidad... mi mente sí tiene tiempo para chicas, sólo que hay una que me tiene un poco mal, triste, fracasado y confundido. No es el país, ya me acostumbré -confesé.
-La chica se lo pierde -sonrió- no sabe lo que tiene frente a sus pies.
Pero nuestra conversación terminó pronto porque la puerta del aula se abrió dejando ver a Amelia y Arizona.
Aunque habría querido que no sucediera, mi mente había dejado de concentrarse en todo lo demás y solo se concentró en ella.
Pero pronto, recordé y supe que lo mejor sería ignorarla, desvié mi mirada de ella y volví a enfocarme en el rostro de Sadie.
-De todas maneras, disfruté lo poco que estuvimos en la fiesta ayer -confesé en voz baja.
-Yo también, fue una cálida y agradable compañía mutua -sonrió.
-Tal vez algún día haya una próxima.
-No lo dudes, Owen -respondió con firmeza y se enfocó en la clase que estaba comenzando.
Al finalizar la hora y media de clase, el profesor exigió la entrega de los proyectos. Tomé mi mochila y saqué de allí la carpeta que contenía el proyecto más difícil de toda mi carrera hasta ese momento y que a su vez había sido aquello que me había hecho involucrarme sentimentalmente con la persona que a primera vista había odiado con todo mi ser, Amelia Shepherd.
Observé la pila de hojas entre mis manos y observé cómo Sadie se retiró de mi lado a entregar su proyecto. Supuse también que debía hacer lo mismo, la nota de Amelia y la mía dependían de eso.
-Hunt, Shepherd -la voz del profesor interrumpió el ruido de hojas en la sala- solo falta su trabajo.
Me levanté de mi asiento y vi que Amelia imitó mi gesto unas filas por delante de mí. Comenzamos a caminar hacía el escritorio y vi como ella volteó a verme al llegar a él esperando por mí y el trabajo.
-Aquí está el trabajo -dije dejándolo sobre el escritorio- profesor.
-Excelente -respondió- sé que no me decepcionarán.
Asentí con mi cabeza y una sonrisa tímida e intenté buscar alguna expresión de Amelia también, pero en su lugar, volvió a su lugar sin emitir reacción alguna.

➶ I met you at the university ➴ | OmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora