Cap. 69| "Nunca es tarde"

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feliz navidad ojalá que en estos tiempos tan raros hayan podido encontrar un poquito de paz y amor. Los quiero mucho, les dejo un regalito :)

. . .

Dos días después...

Narra Amelia

-¿Mamá? -la voz de Cami me despertó a mitad de la madrugada.
No es que estuviera durmiendo demasiado, pero fue uno de esos lapsos de diez minutos en los que mi mente lograba desconectarse de todas mis preocupaciones.
Abrí mis ojos un poco sobresaltada y la observé junto a mi cama.
-¿Cami? -pregunté con mi voz ronca y me senté al instante- ¿qué sucede?
La pequeña no me había hablado demasiado los días que pasaron, la situación continuaba tensa y una parte de mí sabía que Camila me detestaba.
-Yo... -intentó decir nerviosa y mordió su labio, sabía que intentaba contener el llanto.
-¿Tuviste una pesadilla? -pregunté sin rodeos, observando su dulzura y el miedo que invadía su mirada.
Asintió y suspiró nerviosa.
-Una muy fea -dijo sin rodeos.
De repente quería abrazarla y refugiarla entre mis brazos, pero no sabía exactamente si era lo mejor, no quería invadirla, sabía que estaba molesta, posiblemente me detestaba.
Pero... ¿por qué había recurrido a mí de todas maneras?
No tardé demasiado en responderme esa duda. Era simple, y era parte del amor: yo era su mamá.
No importaba lo que estuviera sucediendo, Cami necesitaba sentir a su mamá cerca y ese era mi rol.
-Ven aquí -dije abriendo mis brazos sin rodeos.
Camila me observó llena de dudas, sus ojos estaban cristalizados por lágrimas e incluso lucía pálida. Se mantuvo mirando mis brazos abiertos y mi sonrisa un poco tímida que solo deseaba abrazarla sin rodeos y decirle que todo iba a estar bien.
No vaciló más y se sentó entre mis piernas, apoyó su espalda sobre mi pecho y se liberó para ser rodeada por mis brazos.
La abracé. La sentí por primera vez en días y supe que sentirla cerca me llenaba el alma. La extrañaba y no podía soportar más la distancia que nos había separado.
-Está todo bien, las pesadillas no existen -susurré en su oído y apoyé mi mentón en su cabello con aroma a vainilla- estás a salvo, estás conmigo.
Esas últimas palabras tal vez no habían sido las correctas, pero necesitaba decirlas. Cerré mis ojos un poco arrepentida, esperando su reacción.
Pero Cami solo me respondió con un silencio abrasador, aunque no tardé en sentir sus manos buscando las mías para poder entrelazarlas...
Me sorprendí al sentir el roce, pero mi corazón latió emocionado.
La pequeña unió nuestras manos con timidez y lanzó un suspiro agotador.
Sonreí y me llené de su calor, mis dedos le dieron pequeñas caricias a sus manos y la aferré más entre mis brazos.
Pero pronto escuché un par de sollozos que intentaban ser silenciosos, Cami estaba lloriqueando y no quería que yo lo notara.
Apreté con más fuerza sus manos y enterré mis labios en su cabeza para dejarle un beso suave.
-Te prometo que solo fue una pesadilla -susurré en su oído.
-Ajá -respondió asintiendo con su voz quebrada- pero fue una muy mala.
Vacilé sin saber exactamente qué decir. Por momentos, sabía que aún era demasiado novata siendo madre de una niña que era demasiado inteligente a pesar de todavía ser inocente.
-¿Quieres hablar sobre tu pesadilla? -pregunté aferrándola con fuerzas a mí.
Cami negó con su cabeza y continuó lloriqueando.
-No quiero que dejes de ser mi mamá -dijo entre sollozos.
Me sorprendí al escucharla y mi cuerpo se quedó inmóvil por algunos segundos.
Un golpe suave resonó en la puerta y supe al instante que Owen había escuchado el llanto de Cami desde su nueva cama, el sofá.
Abrió la puerta con timidez y ambas lo observamos. El pelirrojo sonrió apenado y se adentró con lentitud al cuarto.
-¿Pesadillas? -preguntó en voz baja y me observó.
Asentí, aún pensando en las últimas palabras de Cami y volví a enfocarme en la niña.
-Cami... -intenté decir en una suave voz- ¿tu pesadilla se trataba de mí?
Owen se sentó en el borde de la cama y observó a nuestra hija llorando. Su ceño se frunció preocupado y le acarició sus piernas con dulzura.
-Sí -respondió la pequeña con timidez- te ibas para siempre y no volvías.
Owen y yo nos observamos entre sí, ambos supimos al instante que la pesadilla había sido producto de nuestra pelea; al parecer, Cami tenía muchos miedos, temía que nuestra familia se disolviera.
-Dejabas de ser mi mamá -añadió en un susurro.
Me tomé algunos segundos para responder, llevé mis labios a sus oídos y susurré:
-Pase lo que pase, yo siempre voy a elegir ser tu mamá -le dije- voy a elegir que seas mi hija porque te amo. Ser tu mamá es lo más lindo del mundo, Cami, jamás dejaría de serlo.
Observé a Owen y él sonrió apenado mientras asentía y observaba a Cami.
-Tienes una mamá demasiado maravillosa y que te ama demasiado, Cami -susurró él y se acercó a la pequeña- esas pesadillas no tienen nada de real.
Besó la frente de Camila y me observó, le sonreí con pena y él también lo hizo. La primera sonrisa sincera y llena de cansancio y paz que nos dedicamos en días, se sintió asombroso, se sintió como estar completamente segura otra vez.
-Pero ustedes están peleados. Ya no van a casarse. Ni siquiera duermes en la cama con ella -dijo Camila frustrada, señalando el lugar vacío a mi lado.
Owen se sorprendió al escucharla y sabía que no tenía una respuesta para dejarla conforme.
-Cami, eres demasiado pequeña aún para preocuparte por estas cosas. Las discusiones y los problemas entre grandes suceden -dije por él, susurrando en el oído de la niña- ustedes los niños no tienen que ser parte, jamás quisimos que seas parte.
-¿Volverán a hablar en algún momento? -preguntó la niña entre mis brazos.
Owen y yo nos observamos nuevamente, debatiendo a través de nuestras miradas. El pelirrojo suspiró y asintió mientras le acariciaba las mejillas a nuestra dulce Cami.
-Sí, hablaremos. Lo prometemos -susurró él.
Camila asintió al escucharlo y noté que su llanto había cesado, tal vez liberar la angustia había sido buena idea. La mantuve entre mis brazos y noté cómo, de a poco, fue relajándose.
-¿Por qué no duermes conmigo el resto de la noche? -sugerí en su oído- así le demostraremos a tus pesadillas que yo no iré a ningún lado.
Sonreí ante mi sugerencia y Owen me apoyó con una sonrisa que me enloqueció y extrañé demasiado.
-Creo que es una asombrosa idea. Ambas tienen que descansar -añadió el pelirrojo y besó la frente de Cami.
Le limpió los restos de sus lágrimas y le sonrió transmitiéndole tranquilidad.
Posiblemente era el primer momento en días que se asemejaba a algo familiar. La angustia de Cami nos había unido por algunos segundos.
Y en ese mismo momento... descubrí que necesitaba y debía hablar con Owen com urgencia.

➶ I met you at the university ➴ | OmeliaWhere stories live. Discover now