Cap. 26| "Bienvenido a Seattle"

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Narra Owen

-Notarás que el día pasará rápido -le dije a Camila mientras íbamos camino a su primer día de colegio.
-No lo creo -rió nerviosa mientras jugaba con sus manos en el asiento del acompañante.
-Tal vez vas a conocer a gente muy buena -intenté animarla.
-No lo creo -repitió.
-Camila Hunt ¿recuerdas lo que hablamos de la gente pesimista? -dije riendo.
-¿Tú no sientes nervios? estás yendo a tu nuevo trabajo -me cambió de tema.
-No me importo yo, me importas tú -respondí.
-Y a mí me importas tú también, papá. No quiero que dejes de vivir tu vida porque estás preocupado por la mía. De seguro el primer día en un nuevo trabajo debe ser más importante que el primer día de escuela -sonrió y llevó su mano a mi hombro.
-Yo creo que ambos estaremos bien -sonreí y besé su mano- solo necesito que le des una oportunidad a esta nueva vida.
-Aún no entiendo por qué nos vinimos de Nueva York -mordió su labio y arrugó su nariz.
-Creo que no hay un por qué, y si lo hay, es porque realmente esto es lo ideal para ti -dije con seriedad.
-Lo ideal era nuestra casa en Nueva York ¿recuerdas cómo nos divertíamos en Central Park corriendo a las ardillas? -preguntó con su voz dulce.
La observé y vi sus ojos color miel mirándome con inocencia, una sonrisa en sus labios rosados con timidez y su cabello rubio peinado que la hacía ver más hermosa aún.
-Encontraremos nuestra propia diversión aquí -dije sonriendo apenado.
Camila levantó sus cejas y reí, sabía que quería lograr manipularme, pero ya no podía, ya estábamos en Seattle y en Nueva York no había quedado nada. Ambos hicimos contacto visual por algunos segundos, pero fuimos interrumpidos por mi teléfono.
-Oh, Cami ¿puedes ver quién llama? -le pregunté enfocándome en la carretera otra vez- el celular está bajo el estéreo.
Camila obedeció mi orden y tomó el celular entre mis manos. Lo observó y no emitió reacción.
-¿Quién llama? -pregunté.
-Sadie -dijo la niña con frialdad.
-Contesta si quieres, mamá de seguro quiere desearte buena suerte -sonreí.
-No quiero hablar con mamá -respondió encogiéndose de hombros.
-Ya hemos hablado de esto, Cami. Tienes que hablar con mamá -respondí con poca paciencia.
-Hablaré luego, ahora no quiero. Te prometo que en la cena la llamaremos -dijo casi suplicando.
-Le diré que mi celular ha estado en silencio y que por eso no contestamos, pero por la noche la llamarás -exigí.
-No sé por qué te enoja que no hable con mamá, debería ponerte contento -respondió.
-Es tu mamá, quiero que sepa cómo estás y que lo sepa por ti, Cami. Tu mamá te ama -dije estacionando en la puerta del nuevo colegio.
-No me ama, dudo que alguna vez lo haya hecho -respondió con dolor- si no fuera por ti, de seguro viviría en un orfanato como los de las películas.
-Hablaremos después ¿si? -dije besando su mejilla- lo importante ahora es que tengas un lindo primer día de colegio.
-Tengo miedo -confesó mordiendo su labio.
-Solo serán un par de horas, ni bien termine yo estaré esperándote e iremos a casa -acaricié su cabello y automáticamente ella se escondió entre mis brazos.

Narra Amelia

Cargaba a Christopher entre mis brazos y su pequeña mochila para la guardería en mi espalda. El pequeño estaba envuelto en bufandas y un gorro, mientras reía y se aferraba a mí.
Siempre trataba de que el camino al hospital y luego al piso de guardería fuera divertido para que al separarnos el pequeño no llorara, y parecía siempre funcionar, porque Chris reía y entraba con un ánimo de maravilla a su larga jornada en esas cuatro paredes mientras yo trabajaba unos pisos más arriba.
-Recuerda que siempre vas a ser el niño de mamá -susurré en su oído mientras el ascensor en el que nos escontrábamos abría sus puertas.
-De mamá -repitió Christopher con una sonrisa muy dulce.
-Exactamente -reí y emprendimos el tramo final antes de separarnos- y ahora tienes que ir a la guardería como todos los días, mamá vendrá en la hora del almuerzo y comeremos muchas patatas fritas.
Christopher rió al escucharme y asintió entusiasmado.
-¡Y bloques! -agregó.
-Y jugaremos a los bloques como a ti te gusta -asentí y besé su mejilla- sé bueno con los demás bebés, ya sabes que debes compartir los juguetes.
Christopher asintió y lo bajé de mis brazos, tomó mi mano y llegamos a la puerta de la guardería.
-¿Mami vas a volver? -preguntó con dificultad.
-Por supuesto que sí -me agaché para quedar a su altura y lo abracé- Chris, nada de escaparte ¿okay?
El pequeño rió y besó mi mejilla, un par de niños de su edad vinieron hacía nosotros y al instante lo invitaron a jugar. Mi niño me observó con una sonrisa y finalmente se alejó.
Me quedé observando la escena con una sonrisa en mi rostro, es que a veces, no podía creer que la vida me había me había dado la oportunidad de tener a un niño tan mágico como Christopher.
-¿Crecen rápido, no? -escuché la voz de Derek detrás de mí.
Me incorporé y volteé a verlo, mi hermano estaba con la pequeña Ellis entre sus brazos y no pude evitar sonreír.
-Hey -dije y me acerqué a ellos con mis brazos abiertos.
Besé la mejilla de mi sobrina y luego miré a Derek.
-Vaya sorpresa encontrarte aquí -dije riendo.
-A Meredith le surgió una emergencia en la madrugada, así que yo estuve a cargo de los niños todas estas horas -sonrió.
-Bueno, bienvenido a la guardería -bromeé mientras mi hermano bajaba a Ellis de sus brazos.
-¿Eres una de esas mamás molestas? -intentó molestarme y le pegué en su hombro.
-Soy una de esas mamás demasiado sobreprotectoras, pero no soy tan molesta -reí y comencé a alejarme.
-Espera e iremos juntos a Neuro -dijo levantando su mano para detenerme.
Esperé a mi hermano algunos segundos y luego comenzamos a caminar hasta nuestra oficina.
-¿Café? -preguntó Derek señalando una máquina express.
Sonreí y asentí.
-Sabía que no ibas a poder resistirte al café -dijo tomando un vaso y llenándolo.
-No desayuno demasiado en las mañanas porque Christopher es quien toma todo mi tiempo -dije riendo mientras me extendía el vaso y yo lo tomaba.
-¿Sigue durmiendo solo en su cama? -preguntó tomando su café y retomamos el camino a Neuro.
-Hoy hicimos una excepción -mordí mi labio y sonreí recordando su llanto en la madrugada- aunque no me molesta en absoluto porque dormir con él es lo más bonito del mundo.
Derek rió y asintió.
Entramos al ascensor y antes de que las puertas se cerraran con nosotros dentro, April Kepner entró tan fugáz como una luz:
-Buenos días -le dijo Derek riendo.
La pelirroja nos miró y sonrió.
-¿Qué sucede? -le pregunté mientras bebía mi café- luces nerviosa.
-Hoy no será un día fácil, viene el nuevo Dr. de Trauma y sé que va a ser un caos explicarle cómo las cosas funcionan aquí -respondió nerviosa.
-No sabía que necesitaban otra persona en Trauma -dije frunciendo el ceño- tal vez no necesitarás explicarle nada porque si viene al Grey-Sloan significa que está capacitado.
-¿Cómo se llama? -preguntó Derek.
-No lo sé, no lo recuerdo, tengo demasiadas cosas en mi cabeza -rió nerviosa- solo sé que no ha venido solo, trae a su familia.
-April, todo saldrá bien -palmeé su hombro y sonreí.
-Tal vez Amelia debería ir y echar un vistazo, tal vez podría ser un buen partido para ella -Derek me guiñó un ojo.
-¡Cállate! -le pegué en su hombro con fuerzas- sabes que no necesito a nadie ¿por qué no pueden disfrutar mi soltería?
-Porque eres mi hermanita y no quiero verte sola -respondió Derek riendo.
-Como sea -lo ignoré y miré a April- seguramente el nuevo de Trauma será mejor de lo que crees, no lo subestimes, podría sorprenderte.
La pelirroja sonrió y las puertas del ascensor se abrieron en su piso. Solo quedamos mi hermano y yo.
-Deja de insistir con que necesito a alguien, lo único que necesito es ser la mamá ideal que mi hijo necesita -dije sin mirarlo a los ojos mientras me cruzaba de brazos y me apoyaba en la pared del ascensor.
-¿Qué te hace pensar que no lo eres? pero también debes pensar un poco en ti -respondió mi hermano.
-Derek, no empieces. Pienso en mí cada vez que tomo a Christopher en brazos, le preparo un biberón, lo lleno de besos o cuando calmo su llanto -lo observé enojada- no necesito otra cosa, todo lo que alguna vez pensé que necesitaba y se relacionaba con el amor me terminó rompiendo el corazón ¿debo explayarme más?
Mi hermano negó con su cabeza un poco avergonzado y suspiró.
-Tienes razón, no sé por qué me meto en tu vida, tal vez porque aún pienso que eres mi hermanita -sonrió avergonzado.
-Soy tu hermanita, pero una hermanita que sabe tomar sus propias decisiones. Aunque aprecio que quieras lo mejor para mí -sonreí mientras las puertas del ascensor se abrían en el piso de Neuro y eso solo significaba que nuestro trabajo comenzaba.

➶ I met you at the university ➴ | OmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora