Cap. 13| "Escape a casa"

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Narra Amelia

Luego de que él se fuera solamente pude arrojarme al piso a llorar junto a mis libros, mi mochila y mi celular.
Ustedes y yo sabemos que nada de lo que le había dicho al pelirrojo había sido verdad.
Era mi tipo de chico, me gustaba mucho, todo lo que habíamos compartido para mí había sido muy real, y lastimosamente estaba enamorada de él. Pero tuve que mentir y fingir que nada de eso sucedía porque de no hacerlo, Owen iba a ver ese video que Lucas poseía y junto a él todas las demás personas de Internet.
Me sentía una idiota, Amelia Shepherd era mucho más valiente y fuerte que una amenaza de un rubio idiota y por lo que se veía, demente, acosador y pervertido. Pero no podía actuar, no sabía como, y todas las posibilidades en mi cabeza terminaban con que ese video saldría a la luz.
Prefería que Owen me detestara por todas esas mentiras que dije antes que me viera en ese video, desnuda, teniendo sexo, gozando de algo que en realidad nunca había sido real pero gozando de todas maneras. Me daba asco mi persona, pero a la vez, yo nunca había accedido a eso, nunca había accedido a ser grabada, y por muchos errores que hubiese cometido en toda mi vida, no merecía nada de lo que estaba pasando.
Estaba muy agitada y posiblemente mis niveles de ansiedad estaban por los aires, mi celular no paraba de sonar y el nombre de Lucas no dejaba de aparecer en la pantalla, me estaba extorsionando tremendamente.
-Lucas -dije cuando contesté aún tirada en el piso pero fingiendo que no lloraba.
-¿Hablaste con el pelirrojo? -preguntó apurado.
-Sí, ya he terminado todo con él -respondí con un dolor en mi corazón terrible.
-Perfecto ¿y sabes qué significa esto? -preguntó y pude imaginarme su sonrisa maquiavélica a través del celular.
-¿Qué? -pregunté con miedo.
-Que voy a darte una buena ronda de sexo como recompensa, al ritmo que te gusta, qué lindo que estamos volviendo a los viejos tiempos. Tranquila Amy, no voy a grabarte esta vez -rió.
Mis lágrimas volvieron a derramarse en silencio y cerré mis ojos mientras sentía cómo mi corazón palpitaba con rapidez, no sé si era miedo, rabia o que realmente estaba experimentando un ataque de nervios, pero solo sé que mi pecho subía y bajaba por las respiraciones super agitadas.
-Hoy no quiero -respondí intentando que no notara mi llanto- ¿no te alcanzó con lo de hace un rato?
-Creo que no gemiste lo suficiente mi nombre, seguramente estabas tímida -respondió.
-Hoy no, por favor -supliqué- mañana.
-Mmmmh, bueno, mañana. Solamente porque tal vez estás un poco agotada y debes reponerte para disfrutar como se debe -volvió a reír.
Cerré mis ojos otra vez y lentamente quité el teléfono de mi oído. Finalicé la llamada y volví a arrojarlo al piso.
El caso es que aún no les he contado lo que pasó antes de que Owen me encontrara vomitando o lo que pasó luego de someterme a la amenaza de Lucas, y tal vez por eso mi cuerpo estaba estallando en ansiedad y nervios: Lucas me adentró en mi cuarto, bloqueó la puerta, me arrojó en la cama y comenzó a desnudarme. Comenzó a trazar caricias en todo mi cuerpo, caricias íntimas y no tan íntimas, pero caricias que no deseaba en fín. No tuvimos sexo ni culminamos su objetivo mayor porque Sadie (nunca estuve tan agradecida de que esa tonta se interpusiera en mi vida) lo llamó a su celular diciendo que necesitaba de su presencia urgente, aunque de todas maneras, toda y cada una de las caricias fue sin mi consentimiento y me sentí casi vacía por la angustia que ese momento me había generado.
Me sentía débil y ni siquiera tenía fuerzas para evitar sentirme triste o destrozada, estaba amenazada, a un paso de ser escrachada con un vídeo íntimo y acababa de perder al primer amor de mi vida por protegerme y protegerlo de mí.
¿Por qué quería protegerlo de mí? porque la gente hermosa, dulce y única como él no merece la compañía de gente como yo, no merece involucrarse en mi mundo y menos merece pasar vergüenza al ver ese video.

Narra Owen

Tenía el corazón roto y no entendía por qué, no lograba entenderlo, intentaba verle un lado civilizado y creíble a todo lo que Amelia acababa de decirme pero seguía sin entender por qué había dicho todas esas cosas.
Quería creer que estaba soñando, pero el dolor que sentía era real. Quería creer que ella seguía borracha, pero nadie borracho puede decir tantas cosas horribles. Quería creer que estaba confundida, pero las personas confundidas no hablan con tanta decisión. Quería creer que había un verdadero motivo, pero no lo sabía, ella no me había dado ninguno.
Me dirigí a mi cuarto entre lágrimas y desesperado por arrojarme a mi cama a llorar, no podía creer que estaba tan enamorado de alguien tan cruel. No podía creer que el amor me había cegado y nunca me había dado cuenta de que iba a salir lastimado.
Abrí la puerta y vi a Jackson y a Megan juntos y abrazados, me sorprendí porque pensé que mi compañero iba a estar en clases y podría a estar a solas, pero los ignoré y no me importó. Solamente pensaba en lo que acababa de pasar.
-Owen, nosotros no estábamos haciendo nada, solo conversábamos -se excusó Megan.
-Hagan lo que quieran -respondí y me arrojé en mi cama dándoles la espalda.
-¿Estás bien? -preguntó Jackson.
-Sí -fingí mi voz para que no se notara tan quebrada.
-Estás llorando -dijo Megan.
-No estoy llorando, no me molesten -dije.
-Owen algo te sucede -insistió Jackson.
-¡No me sucede nada! -volteé a verlos pero mi voz se quebró y mis lágrimas volvieron a brotar.
Ambos estaban abrazados y me miraron preocupados.
-No me sucede nada, no me sucede nada -comencé a lloriquear y llevé mis manos a mi rostro para cubrirme.
Megan salió de los brazos de Jackson y se sentó en el borde de mi cama para consolarme.
-Oye, tranquilo -dijo acariciando mi espalda mientras escondía mi rostro en la almohada.
-Owen puedes confiar en nosotros -dijo Jackson con tranquilidad.
Los observé a ambos y negué con mi cabeza.
-Por confiar estoy así -respondí enojado.
Megan tomó mis manos y me sentó en la cama como a un niño caprichoso. Llevó sus manos a mis mejillas y limpió mis lágrimas.
Me miró a los ojos y me penetró con su mirada.
-¿Owen qué sucede? -preguntó casi en un susurro.
-Soy muy estúpido -me lamenté.
-No amigo, no eres estúpido -respondió Jackson.
-Sí, sí lo soy. Y todos aquí me tratan de estúpido -elevé mi voz.
-¿De quién hablas, Owen? ¿Quién te está haciendo sufrir? -preguntó mi hermana.
La miré y no supe qué responder.
-¿Amelia te hizo daño? -preguntó Jackson.
Lo miré y me resigné, asentí con vergüenza.
-Si te hizo daño voy a matarla -dijo Megan furiosa.
-Megan, tranquila -le dijo Jackson.
Mi hermana me observó y acarició mi rostro.
-¿Owen qué te hizo Amelia? -preguntó.
Comencé a explicarles entre llanto y dolor, ambos me escuchaban en silencio y me observaban preocupados.
-Hablaré con ella ¿quién se cree que es? -preguntó Megan enojada.
-No quiero que hables con ella, no quiero saber nada más de ella y ella tampoco de mí -dije acongojado.
-Owen pero no puedo verte triste por esa idiota -gritó Megan- no puede jugar contigo y encima lastimarte, no lo voy a permitir.
-Es mi problema Megan, si te lo estoy contando es porque confío en ti, pero necesito que te mantengas al margen -dije limpiando mis lágrimas.
-Owen tiene razón, Meg -le dijo Jackson- tal vez hablar con Amelia sería seguir revolviendo el dolor que ha causado.
-Pero es que es increíble, Owen, eres asombroso -dijo Megan- ¿quién en su sano juicio es capaz de rechazar a alguien así?
-Es extraño -dudó Jackson y junto a mi hermana lo observamos.
-¿Qué es extraño? -pregunté a la defensiva.
-Podía jurar que la mirada de Amelia era inclusive más poderosa que la tuya, te miraba con amor -dijo frunciendo el ceño.
-Estaba actuando, estaba usándome y no entiendo por qué -dije negando con mi cabeza.
-Quería aprobar su trabajo y tú eras su compañero -respondió Megan.
-Megan, no estás ayudando -le dijo Jackson abriendo los ojos.
-Perdón, pero es que... nadie se mete con Owen -respondió enojada.

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