Cap. 53| "Te trae loca ¿no?"

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Narra Owen

A la mañana siguiente, Amelia y yo entramos juntos al hospital.
Christopher estaba entre mis brazos, feliz por saber que había amanecido junto a su mamá y junto a mí. Rodeaba mi cuello y se aferraba a mí con fuerzas.
El pequeño era el único que hablaba. Amelia y yo todavía seguíamos en silencio luego de la extraña conversación que habíamos tenido la noche anterior.
Me sentía extraño cada vez que recordaba lo que había sucedido. Un pequeño malentendido había llevado a nuestra primera y verdadera pelea.
Así funcionan las parejas, pero yo odiaba la idea de que Amelia y yo funcionáramos así.
Me sentía extraño porque sentí que por un segundo dejó de confiar y creer en mí. Me sentí juzgado. Y finalmente, las ilusiones de tener un hijo con ella se esfumaron.
La respetaba, su bienestar era el mío, pero a veces las ilusiones son tan altas que, por mucho sentido común que se le aplique, terminan siendo una decepción cuando se ven destruidas.
-¿Quieres que lo lleve yo a la guardería? -pregunté intentando aligerar su mañana, pero con cierta distancia en mi voz.
Ella no me miró a los ojos y dudó por algunos segundos.
-Tal vez sería bueno que vayamos juntos, jamás lo acompañamos los dos a la guardería -dijo y me sorprendió, pero existía esa distancia en su voz que me rompía el corazón.
-De acuerdo -dije confundido ante su respuesta.
Pero justo cuando estábamos por emprender el camino hacia el ascensor, Naomi apareció ante nuestros ojos.
Se veía un tanto dormida, llevaba un café en mano, pero se veía tan dulce y delicada como siempre. Como la recordábamos.
-Hey -sonrió al vernos.
Amelia y yo sonreímos al instante, disimulando la tensión entre nosotros y disfrutando de lo lindo que era verla nuevamente.
-Omi' -dijimos ambos al unísono con un tono alegre.
Amelia me miró avergonzada y luego me ignoró para enfocarse en la joven, Naomi rió.
-¿Por qué andas tan temprano por aquí? -le preguntó.
-No puedo quedarme en mi casa sin hacer nada sabiendo que Lena está aquí -respondió sonriendo.
-¿Al menos has comido algo? -pregunté y señalé su café- algo más que solo café.
Naomi rió y sonrió con picardía.
-Suenas más mandón que mi papá -me dijo con gracia.
Finalmente se detuvo a observar a Christopher en mis brazos y lo observó con dulzura, estiró su mano para acariciar el brazo del pequeño y sonrió al hacerlo.
-Hey -le dijo con suavidad- ¿cómo te llamas?
-Chris -respondió Christopher con timidez y se aferró un poco a mí para esconder un poco su rostro entre mi hombro y mi cuello.
Le sonrió a la joven con timidez y cierto encanto que debilitaba a cualquiera.
-Tiene tus ojos -le dijo Naomi a Amelia.
Amelia sonrió avergonzada y asintió.
-Y parece que los brazos de su papá son seguros -me dijo la joven y acarició por un segundo una de las mejillas del niño- ¿cuántos años tiene?
-Casi tres años -Amelia y yo respondimos al mismo tiempo, nos observamos con incomodidad y ella desvió su mirada con rapidez.
-Qué afortunado eres de tener unos papás tan buenos como ellos -dijo Naomi con una sonrisa encantadora- me imagino la cantidad de amor que has recibido desde el primer día.
Busqué la mirada de Amelia con un poco de desesperación, sabía que era momento de explicar que en verdad yo no era el papá de Christopher. Pero no me miró, solamente se enfocó en sonreír ante la afirmación de Naomi y mordió su labio.
-No puedo creer que acabo de conocer al hijo de mis doctores -rió Naomi pero se vio interrumpida por una llamada en su celular- oh, discúlpenme.
Se alejó unos metros y contestó. Amelia y yo la observamos, realmente estaba hecha una adulta, una mujer madura y con una vida planeada.
-Se hace tarde para dejarlo en la guardería -me dijo Amelia y me miró por primera vez en minutos.
-Creo que tú deberías quedarte con Naomi y chequear a Lena -respondí con seriedad- yo me encargaré de él.
-¿Estás seguro? -preguntó.
-Tú has hecho eso ayer -dije encogiéndome de hombros.
Amelia asintió, miró a Christopher y se acercó a mí para hablarle a él:
-Papá te llevará a la guardería ¿iremos a buscarte luego, si? -preguntó hablándole con dulzura.
Escuchar la palabra "papá" saliendo de sus labios y refiriéndose a mí se escuchaba mágico, casi como un sueño, realmente estábamos haciéndolo, realmente estábamos siendo una familia y una pareja. Una pareja que todavía se desconocía por momentos.
-Te amo, hijo -le susurró Amelia mientras acariciaba las mejillas de Chris y le besaba su frente.
-Amo también mama -le respondió el pequeño.
Chris me observó y sonrió con timidez, sonreí también y luego miré a Amelia una última vez. Sus ojos estaban un tanto distantes, quería llenarla de besos y arreglar las cosas, pero todavía necesitaba procesar lo que sentía.
-Nos vemos en la noche -dije en un tono de voz suave.
-Nos vemos -respondió con frialdad.
Así que, antes de que pudiera sufrir aún más la distancia que nos invadía, me di vuelta y emprendí mi camino hacia el ascensor.

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