Cap. 33| "La víspera llena de traición"

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Narra Owen

Estaba con Arizona en la sala de jefes. La rubia y yo teníamos un poco de tiempo libre y lo aprovechamos comiendo una bolsa de patatas fritas en el sillón más cómodo de ese lugar.
-¿Cómo va la adaptación en Seattle? -preguntó llevando una patata a su boca.
La observé y negué con mi cabeza.
-Creo que realmente no quieres saber la verdad -respondí.
-¿Qué sucede? -se preocupó.
-Tu amiga me está volando la cabeza, y no puedo evitarlo -dije sin rodeos.
Arizona sonrió y mordió su labio.
-Me alegra oír eso -dijo.
-¿Te alegra verme como un infeliz pensando en ella todo el tiempo? -pregunté frunciendo el ceño.
-¿Alguna vez dejaste de pensar en ella en estos doce años? no lo creo -dijo con sinceridad- considera todo esto como una nueva oportunidad.
-¿Una nueva oportunidad para qué? para verla y morirme en el intento de amarla porque ya está haciendo su vida -dije encogiéndome de hombros.
-¿Haciendo su vida? tiene un bebé y un trabajo, no veo qué otra cosa podría ser un obstáculo -dijo Arizona confundida.
-Link -dije en voz baja.
-¿Link? -rió Arizona.
-No puedes fingir que entre ellos no hay nada -suspiré.
-Es que no hay nada. Que Link mire a Amelia con ganas de deborarla es otra cosa -dijo con sinceridad y rió.
-Se fueron juntos ayer -insistí.
-¿Y tu ya piensas que él la llevó a una cita o algo por el estilo, no? seguramente se ofreció a llevarla a su departamento porque intenta conquistarla. Pero a Amelia no le interesa, no es el tipo de ella -respondió.
-Es un muy buen tipo de hombre. Es atractivo, tiene un buen cuerpo, una buena sonrisa, parece ser simpático -dije preocupado.
-¿Qué te hace pensar que Amelia se fija en eso? -preguntó levantando una ceja- estoy seguro que Amelia se fija en otra cosa.
-¿En qué? -pregunté asustado- ¿atributos masculinos, quizás?
-¡No, Owen! -rió- Amelia no es así. Amelia es adulta ahora, tiene los pies sobre la tierra. Podría decirte que es más madura que tú y yo juntos.
-¿Y entonces? -pregunté otra vez.
-Amelia se fija en las cosas de una sola persona. En un pelirrojo escocés con una sonrisa dulce y una bondad que traspasa cualquier corazón, en tí -respondió.
-¿Cómo sabes eso? -dije.
-Lo intuyo. ¿Crees que no la vi ayer? -preguntó.
-¿Qué pasó ayer? -dije confundido.
-Sé perfectamente que Amelia fue quién te consoló ayer luego de la muerte de nuestra paciente ¿eso te hace dudar de que realmente Amelia se fija en ti? -sonrió.
-Solo me consoló, no significa que se fije en mí -dije apenado.
-Te consoló porque eres importante ¡Owen! -rió- ¿no te has dado cuenta? Amelia está tan confundida como tú, porque sabe perfectamente que entre ustedes sigue habiendo química.
-¿Por qué me cuentas todo esto? se supone que no deberías exponer a Amelia frente a mí -sonreí nervioso.
-Ya no hay ningún secreto por ocultar. Ambos saben de la existencia de ambos. Y además, quiero que la vuelvas a conquistar -exigió- ambos son mis mejores amigos, y estoy cansada de verlos infelices en el amor cuando en realidad saben perfectamente qué es la felicidad.
Estaba a punto de responderle cuando mi teléfono comenzó a sonar. Lo tomé entre mis manos y noté que era una llamada del colegio de Camila.

Narra Amelia

-¿Ya pensaste qué hacer para tu cumpleaños? -preguntó Derek mientras estábamos en nuestra oficina.
-Solo es un día más -respondí.
-Es mañana -me recordó mi hermano.
-¿Creés que no lo sé? -fruncí el ceño- pero no tengo ganas de celebrar, nunca me ha entusiasmado demasiado.
-Podemos celebrar juntos, si quieres -sonrió.
-Veremos, según como se vaya desarrollando mi día mañana. Por lo pronto, voy a recibir mi cumpleaños en mi cama, terminando este maldito informe y con mi hijo durmiendo a mi lado -sonreí señalando los papeles sobre mi escritorio.
Derek rió y luego ambos hicimos un silencio corto.
-¿No has pensado en celebrar con el vecino? -preguntó de repente.
-El vecino no sabe que es mi cumpleaños, y es solo eso, mi vecino -sonreí.
-¿Vas a seguir fingiendo que no sientes nada por él? -insistió.
-Ha pasado demasiado tiempo, Derek -respondí.
-¿Y? ¿eso cambió lo que sientes? -preguntó.
Cerré mis ojos y suspiré.
-Owen tiene una hija. Y yo tengo un hijo. Nuestras vidas son complicadas -susurré.
-Eso no es complicado. Christopher adora a Owen y Camila es una niña dulce, podrás ganártela -respondió.
-Yo no intento ganarme a nadie -dije enojada.
-¿Pero sigues sintiendo cosas por Owen? -volvió a decir.
Lo observé y me quedé pensativa por algunos segundos.
-Me siento tan... -intenté decir y reí nerviosa.
Derek inclinó su cabeza e hizo silencio mientras me sonreía, sabiendo perfectamente cómo iba a concluir mi oración.
-Me siento tan en la universidad -dije finalmente.
-¿Cómo? -intentó entender.
-Me siento igual que cuando lo conocí. Siento que lo único que me hace sentir segura es estar a su lado, cada vez que tengo la oportunidad de verlo a los ojos siento que realmente puedo confiar en él y quisiera observarlo por horas -confesé.
Derek sonrió e intentó responderme, pero lo interrumpí:
-Y me siento una idiota por haber huido ese día de nuestra graduación, hace doce años. Cuando Sadie nos dijo que estaba esperando un bebé de él -dije mordiendo mi labio enojada- si tan solo me hubiera tomado las cosas con calma habría sabido que Camila no es su hija.
-¿Qué? -preguntó sorprendido- ¿la pequeña Camila no es su hija?
Negué con mi cabeza.
-No. Pero Owen es tan increíble que se mantuvo a su lado cumpliendo el rol de padre, amó a Camila a pesar de todo -respondí con una sonrisa en mi rostro.

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