Cap. 63| "Demasiado chocolate"

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Narra Owen

Abrí mis ojos y lo primero que pensé fue que me había quedado completamente dormido para ir a trabajar. Me senté en la cama sobresaltado y observé a mi alrededor.
Amelia estaba a mi lado, con sus ojos abiertos y achinados, observándome confundida y asustada ante mi reacción.
Era sábado. Y eso solo significaba que ese día nadie se despertaba con una alarma ni con la prisa de llegar a tiempo a cualquier lugar.
-¿Estás bien? -me preguntó Amelia con una voz suave.
Estábamos solos en la cama, Chris y Cami se habían quedado dormidos juntos mientras miraban una película y disfrutaban del viernes por la noche.
-Pensé que mi alarma no había sonado -dije con una sonrisa tímida y volví a recostarme.
La observé y ella río con debilidad.
-Se siente raro despertar sin una alarma -dijo ella en un susurro.
-¿Te desperté? -pregunté acercándome a ella.
-No, llevo varios minutos despierta -sonrió con timidez- he estado observando como dormías.
Reí y ella misma se encargó de acurrucarse junto a mí. Rodeé su cintura con mi brazo y besé su frente.
-¿Estás bien? -pregunté y acaricié su mejilla.
Amelia me observó con sus ojos avergonzados y sonrió con timidez.
-¿Quieres hablar de algo? -susurré y me mantuve dándole caricias.
-¿Podríamos simplemente quedarnos así? -preguntó con dulzura y llevó sus manos a mi pecho.
Sonreí y asentí mientras la aferraba más contra mí.
-Me encantaría quedarme contigo así -respondí y sentí sus labios besando mi mentón.
Cerré mis ojos y me llené de su dulce aroma. Hacía tiempo que no amanecíamos con esa tranquilidad e intimidad.
Amelia todavía estaba recuperándose de la muerte de Carolyn y del aborto espontáneo, pero esa mañana la noté distinta, la noté fuerte y valiente.
-¿Qué haremos hoy? -la dulce voz de Amelia me hizo abrir mis ojos nuevamente y la observé.
Sonrió y sonreí mientras me incliné para besar sus labios.
-Lo que quieras -susurré y volví a besarla.
-Lo que Cami y Chris quieran -añadió ella y ambos reímos.
-Eso implica ser superhéroes y mirar películas -dije.
Amelia volvió a reír y la observé encantado, aprecié todo su rostro y sus hoyuelos a ambos lados de su boca.
-Eso implica que corras por toda la casa persiguiendo a Batman -me dijo y acarició mi mejilla con diversión.
Asentí y sonreí con mis ojos achinados mientras la observaba en silencio, sin emitir palabra alguna.
-¿Qué sucede? -preguntó Amelia con timidez.
-Me encanta verte reír y sonreír -le respondí.
Ella se percató de su risa y sonrío con timidez, mordió su labio y vi el alivio en su rostro.
-Extrañaba reírme -me respondió con dulzura.
Me abracé a ella y enterré mis labios en su cuello, la besé con dulzura y ella suspiró, disfrutando del momento de intimidad.
Amelia se relajó con dulzura, quería detener el tiempo en ese preciso instante en donde estaba tranquila, olvidando por un segundo sus penas y angustias.
Salí de su cuello, la observé y nos miramos a los ojos nuevamente. Amelia achinó su mirada y se acercó a mí para besar mis labios y acariciar mis mejillas.
-Podría estar todo el día dándote besos -susurró.
-Sería un placer -dije y volví a besarla.
Amelia rió y rodeó mi cuello para abrazarme con dulzura. La rodeé y mis manos terminaron en su espalda, acariciándola con suavidad, sintiendo lo pequeña que era entre mis brazos.
Pero pronto un pequeño y suave golpe en la puerta del cuarto nos sorprendió. Amelia se alejó un poco de mí y llevó sus manos a mi pecho mientras me observó confundida.
-Parece que hay alguien despierto -susurré y sonreí mientras besé la frente de ella.
La puerta de la habitación se abrió con delicadeza y en un acto de timidez. Amelia y yo, aún aferrados, volteamos a ver y observamos.
Y allí estaba Chris, vistiendo su dulce pijama de animales de la selva, con sus mejillas rosadas y sus rulos un poco alocados. Refregaba sus ojos y nos observaba mientras intentaba encontrarnos en la poca luz que había en el cuarto.
-¿Ma? ¿pa? -preguntó con su voz débil y caminó hacia la cama.
Amelia y yo nos observamos y sonreímos llenos de amor por ese pequeño.
-Hey -Amelia salió de mis brazos y lo observó- buenos días dormilón.
El pequeño subió a la cama sin vacilar y Amelia lo tomó entre sus brazos, sentándolo a horjadas sobre sus caderas, le acarició sus mejillas y yo sus rulos.
-Yo no dormir aquí -analizó el pequeño y nos observó preocupado.
Reí y Chris apoyó su cabeza sobre el pecho de Amelia, con un poco de somnolencia y lleno de ganas de sentir los brazos de su mamá.
-Te quedaste dormido en la cama de Cami, no quisimos despertarte -susurró Amelia.
-¿Dormiste bien, pequeño Batman? -pregunté y besé sus rulos.
Christopher sonrió y cerró sus ojos mientras gozaba de estar relajado sobre su mamá. Observé a Amelia y ella sonrió con dulzura y paz. Amaba verla así.
-Hambre -susurró Chris y volvió a abrir sus ojos mientras señalaba su boca.
Reí al escucharlo y besé sus mejillas. Nunca era suficiente todo el amor que quería darle a ese pequeño, a mi hijo.
-¿Sabes quién hace un rico desayuno? -le susurró Amelia a Chris.
El pequeño la observó y negó con su cabeza, lleno de curiosidad.
Amelia mordió su labio con picardía y levantó su dedo para señalarme. Chris sonrió y desvió su mirada hacia mí.
-Papa -dijo Chris, interpretando la respuesta de su mamá.
-Sí, papá hace los desayunos más ricos del mundo -rió Amelia.
-Buena indirecta -dije riendo y la observé.
Amelia volvió a reír y achinó sus ojos. Me incliné hacia ella y besé su frente.
-Lo haré. Les prepararé el desayuno, pero solo porque tu risa encantadora es muy convincente -susurré en su oído.
-¿Solo mi sonrisa? ¿y qué me dices de este pequeño? -preguntó Amelia.
La observé. Observé a Chris. Los observé a ambos. Los rodeé con mis brazos y ambos me abrazaron mientras los llenaba de besos.
Definitivamente los sábados en casa, seguros y juntos, se habían convertido en esos momentos que quería congelar y vivir para siempre.
-Por ustedes haría todos los desayunos del mundo -susurré.
Chris rió entusiasmado y besé su frente. Me separé de ellos y observé a Amelia, observé su dulzura y belleza.
Me incliné un poco y besé sus labios de una manera rápida, pero suficiente como para sentirla cerca.
Y sin vacilar más, me propuse salir de la cama y bajar a la cocina para consentir los deseos del amor de mi vida y de mi... hijo.

➶ I met you at the university ➴ | OmeliaWhere stories live. Discover now