Cap. 56| "El rompecabezas de mi vida"

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Tres días después...

Narra Amelia

Era el final de un viernes eterno, deseaba volver a casa cuanto antes. Había tenido demasiadas operaciones y solo quería que mi fín de semana comenzara.
Owen había terminado su turno antes y había ido a recoger a Camila a la escuela, yo me encargaba de recoger a Christopher de la guardería.
Al llegar al encuentro del pequeño vi un montón de niños jugando pero no lo vi a él. Fruncí el ceño confundida, Christopher siempre me esperaba con sus brazos abiertos y una sonrisa.
-Dra. Shepherd -dijo una de las maestras de la guardería.
Volteé a verla y me sonrió con calidez, esbocé una sonrisa confundida y volví a mirar entre los niños.
-Christopher está por allí -me comentó y señaló un rincón.
-Gracias -le dije con una sonrisa y me acerqué en busca de mi hijo.
Finalmente estaba frente a mis ojos. Era la imagen más dulce que había visto en todo el día, la imagen que me daba la satisfacción de saber que era hora de volver a casa con ese pequeño ser humano. Christopher dormía plácidamente sobre una alfombra mientras se abrazaba a un superhéroe.
Amaba observarlo de esa manera, era el estado más natural e inocente, un estado en el que nada podía hacerlo sufrir más que una simple pesadilla de la que los brazos de mamá lo salvarían.
Sus rulos caían sobre su frente y su pequeña nariz, su pequeña boca estaba entre abierta y sus mejillas lucían rosadas. Tenía algunas manchas de pintura en su rostro y su ropa.
Sonreí al observarlo y me puse de rodillas sobre el suelo para quedar a su altura. Una de mis manos se posó sobre su panza y la acaricié con cuidado. Lanzó un suspiro al sentirme pero continuó durmiendo.
Estiré mis brazos y con cuidado lo cargué, le quité el juguete de entre sus manos y él usó sus brazos libres para rodear mi cuello y aferrarse a mí con fuerzas para seguir durmiendo.
-Hey -le susurré en su oído mientras acariciaba su espalda- ¿vamos a casa?
-Ajá -me respondió con su voz ronca y suspiró nuevamente completamente aliviado y relajado.
-¿Mañana es tu cumpleaños y vas a pasarla durmiendo? -volví a susurrarle para despertarlo un poco.
-Cum...ple...a...ños mama -respondió y lo noté abrir un poco sus ojos.
Reí al escucharlo y besé su frente, tomé su pequeña mochila y la colgué en mi espalda, me despedí de sus maestras y comenzamos a caminar hacia el ascensor para finalmente ir a casa.
-¿Vamos con papá y Cami? -susurré mientras tomábamos el ascensor.
El pequeño asintió con sus ojos cerrados y se mantuvo gozando de estar acurrucado entre mis brazos. Lo observé y sonreí al pensar que en unas horas más cumplía tres años.
Todavía recordaba su nacimiento y recordaba lo asustada que estaba, pero todo había valido la pena.
Las puertas del ascensor abriéndose en el hall del hospital me sacaron de mis pensamientos, aferré a Chris con fuerzas y finalmente salí de allí.
Salí al estacionamiento y comencé a caminar un par de pasos, el frío me invadió completamente e intenté abrigar a Chris con mis propios brazos para que no pescara ninguna gripe o resfriado.
-Ella es -escuché una voz detrás de mí.
Una voz que reconocí al instante y me hizo estremecer. Volteé a ver y allí estaba mi sospecha confirmada.
La sonrisa odiosa de Lucas y su aspecto tan detestable.
-No te acerques a mí -elevé mi voz y lo acusé con mi dedo.
Lucas levantó sus manos y sonrió, esa vez lucía presentable, no estaba ebrio.
-Vengo en paz, vengo con mi querido amigo -dijo y señaló junto a él.
Estaba tan concentrada en él que no había notado que había alguien más.
Alguien más que era nada más y nada menos que Dan Wilston. El papá de Camila estaba frente a mis ojos y a un par de metros de mí.
No sonreía, solo miró a Lucas con disgusto en su rostro antes de dirigirse a mí.
-¿Puedo hablar contigo? -dijo el famoso Dan.
Su voz sonaba tranquila y su semblante también lucía así.
-En privado -dijo y miró a Lucas con disgusto.
-Soy el tío de la niña -respondió Lucas riendo.
-Esto no te incumbe a ti, Lucas -dijo Dan y lo ignoró por completo.
Wilston comenzó a caminar hacia mí y cuando estuvo frente a frente me sonrió. Observó a Christopher entre mis brazos y finalmente habló:
-Seré breve, hace demasiado frío para que ese pequeño esté expuesto en un estacionamiento -dijo el cabello castaño con amabilidad- seguro ya sabes quién soy.
-Lo sé -dije mirándolo desconfiada- yo soy...
-Amelia Shepherd. Ya sé algunas cosas de ti y por eso creo que eres el nexo más pacífico que tengo para llegar a Camila -me dijo.
Fruncí el ceño y lo miré sorprendida.
-No vas a usarme -dije a la defensiva.
-Vengo en paz, yo tampoco esperaba esta noticia -me respondió- pero es mi deber estar aquí presente. ¿Podrías decirle a Owen que al menos quiero hablar con él? sé que él tiene la última palabra sobre Camila.
-¿Viniste a llevártela? -pregunté asustada.
-Vine a hacerme cargo de lo que me corresponde -sonrió Dan- pero no vine a arruinar la vida de nadie.
-Eres amigo de Lucas ¿qué me haría creer que tienes buenas intenciones? -pregunté acariciando la cabeza de Christopher.
-Tengo una familia que no quiero perder -respondió con honestidad y bajó su voz- Lucas es alguien del pasado que no me ayudó en nada, la única vez que ha sido honesto conmigo fue hace días cuando me enteré que mi corto amorío con Sadie concluyó en un embarazo del que jamás me enteré.
No respondí, me sorprendía su respuesta y había una parte de él que realmente me transmitía confianza. Dan Wilston era demasiado famoso como para andar en cosas sucias.
-Por favor, dile a Owen que hable conmigo -volvió a sonreírme con tranquilidad.
Me extendió una tarjeta con sus datos y analicé su gesto por algunos segundos. La tomé y él asintió retrocediendo un paso.
-Ve rápido a casa para que ese niño no se enferme -me dijo volviendo a sonreír- nos vemos.
Comenzó a caminar en sentido contrario del mío y me quedé inmóvil por algunos segundos.
Y cuando estaba a punto de retomar mi camino hacia el auto, Dan volteó a verme:
-Amelia, sé el rol que ocupas en la vida de Camila -elevó su voz y volvió a sonreírme.
Una parte de mí había confiado en todas sus palabras, la otra solamente temía a todo lo que su presencia pudiera hacerle a la vida de Camila.
Christopher comenzó a lloriquear entre mis brazos producto del frío y retomé mi camino dejando a un lado todos mis pensamientos y enfocándome en llegar a nuestro edificio.

➶ I met you at the university ➴ | OmeliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora