Capítulo 4

15.2K 1.1K 253
                                    

Se puede sentir la tensión en el aire, mi ex suegro sonríe enormemente al saber lo que ha logrado, en cambio Darío se queda estático pero se recupera rápidamente y estrecha su mano con fuerza que no inmuta a Dimitri.

-Usted es...-

-¿El padre del ex esposo de tu novia?- sonríe aún más- sí, soy yo-

Golpeo mi frente con la palma de mi mano, mientras suspiro.

No vas a llegar a los seis meses vivo, viejo.

No si lo asesino primero, antes de que el cáncer lo haga. Carraspeo para llamar la atención de los hombres.

-Bien, ya que se conocieron- corto la guerra de miradas- ¡Elisa!-

Mi ama de llaves llega a la sala ante mi grito, ella posa su vista en los hombres de la sala pero su rostro se detiene cuando ve a Dima.

-Señor Novikov- sonríe- es placer tenerlo por aquí nuevamente-

Me golpeo y me maldigo mentalmente ante la boca suelta de Elisa. Darío me mira de forma interrogativa, pero también puedo destellar un poco de furia en sus ojos. Miro a Elisa, las ganas de ahorcarla aquí mismo se hacen más tentativas, en cambio simplemente tomo una respiración profunda para no perder los estribos.

Calma, Valentina. Calma.

Pellizco el puente de mi nariz, antes de darle otra indicación.

-Elisa, ¿puedes llevar a Dimitri a su habitación?- ella asiente- se quedará por nosotros un buen tiempo-

-Sí, señora-

Dimitri sonríe una vez más hacia Darío y sé que va a soltar una estupidez.

-Bueno, fue un gusto conocerte Diario- suelta con cierta burla- suerte aguantando a la mocosa, mi hijo duró un poco más-

Eres hombre muerto, Dima.

Veo como las fosas nasales de mi novio se inflan, toma una respiración profunda para no perder los estribos porque sabe que no le conviene, a duras penas logra calmarse.

-Mi nombre es Darío- responde neutralmente- y también fue un gusto- dice con dificultad.

Dima solo asiente con una sonrisa en su rostro. Sigue a la Elisa, por las escaleras mientras se enfrasca en una conversación con ella, pero antes de que llegue más lejos lo escucho gritar.

-¡Utilicen protección! ¡Y si van a tener sexo, sean silenciosos!-

-Voy a matarte, viejo- espeto en ruso.

Cuando mi ex suegro se pierde de vista, el ambiente no cambia en absoluto más bien parece descender un par de grados más. La mirada de Darío no muestra nada, pero sé que está furioso y quiere explicaciones que no estoy dispuesta a dárselas, en cambio simplemente lo dejo ahí para ir a mi estudio.

-¿A dónde vas?-

-A mi estudio, necesito unos planos y ponerme al día con las obras- es lo único que respondo- ya sabes dónde está la salida-

Subo las escaleras con rapidez, pensando en cómo salir de esta situación. Entro a mi estudio y comienzo a buscar lo que necesito un par de segundos después, siento la presencia del italiano en el lugar, aunque no lo vea se que quiere una explicación de lo que acaba de suceder. Sigo ignorándolo hasta que carraspea y comienza a hablar

-Me dijiste que tenías negocios que resolver fuera- me espeta- jamás mencionaste que irías a Rusia- lo escucho resoplar- ahora, entiendo por qué tanto misterio por el invitado- se ríe de manera seca- trajiste a nuestro peor enemigo a tu casa-

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora