Capítulo 69

11.2K 906 517
                                    

Xander.

Dolor, incredulidad y anhelo.

Esas eran las emociones que cruzaban por el rostro de mi esposa al tenerme a su frente después de nueve meses de mi supuesta muerte, nueves meses en los que vi cada momento de su dolor por mi pérdida que era una herida que no me iba a perdonar fácilmente, tanto ella como yo mismo.

Siempre supe cada cosa que hacía, cada movimiento, cada suspiro y lágrimas de dolor que tiraba por mí. Más de una vez quise ir a su lado, desde el momento en que desperté lejos de ella, mi único objetivo era volver a su lado y cuando quise hacerlo, todo cambió en el momento en que pude volver a verla.

La amenaza de aborto de los gemelos, se había hecho presente y que la vida de mis hijos, estaba en peligro ante un estrés o sorpresa más grande en la vida de Valentina, fue cuando di un paso atrás para quedarme un rato más en las sombras.

La vida de mi esposa e hijos, está primero.

Luego, estaba mi propio perdón por el dolor causado.

Siempre iba a ser así.

Hasta que me muera.

Realmente.

Suspiro con cierto anhelo al sentir como la mano de Valentina acaricia mi mejilla y el toque de su piel, se siente tan cálido como lo recordaba y extrañaba, sus lágrimas no dejan de deslizarse por sus mejillas, las cuales limpio suavemente, murmurando por lo bajo.

—No tienes idea de cuánto te he extrañado, solnischko—

—Xander...—

Entonces, todo el momento emocional y romántico, se rompe cuando su mano se estampa contra mi rostro en una dolorosa bofetada que me parte el labio inferior, la sangre se desliza por mi comisura antes de que la limpie con mi lengua.

Ni siquiera pienso quejarme.

En absoluto.

Es poco, en comparación con lo que realmente merezco de su parte.

Y su grito lleno de cólera y dolor por el trabajo de parto, me lo hace saber.

—¡Maldito hijo de puta!—

—Lo sé— digo con tranquilidad. No puedo alterarme, menos con ella en trabajo de parto con nuestros hijos— solnischko, por mucho que lo dudes. Tengo una muy buena explicación, para todo el mierdero que te he hecho pasar—

Sin contar, todo el mierdero que la involucran y que he descubierto en los meses que llevo muerto.

—¡Oh, no me digas, cabrón! ¡Y claramente, Xander Novikov!— ni siquiera me inmuto a sus gritos, porque siempre, me preparé para su reacción en el momento en que viera que no estoy muerto— ¡Debes tener una buena maldita explicación para...! ¡Ah, joder!—

—¿Cada cuánto son las contracciones?—

—¡No lo sé, imbécil! ¡Apenas me acabo de dar cuenta que he estado en trabajo de parto y ni siquiera me había dolido hasta ahora!— no deja de gritar, su respiración se encuentra entrecortada y el sudor, le recorre en todo el rostro— ¡Solo sé que tus engendros, me están partiendo en dos y...!—

Se calla de golpe.

—Xander— entonces, comienzo a preocuparme realmente, sus ojos me miran con cierto miedo y pánico— tengo ganas de pujar. ¡No! ¡Necesito hacerlo! ¡Uno de tus hijos va a salir de mi vagina ahora!—

—Mierda— maldigo en lo alto— a ver, déjame...—

—¡No me toques, parásito de mierda! ¡Por tu jodida culpa estamos así!—

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora