Capítulo 73

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Valentina.

Satisfacción y poder.

Eso es lo que sentía en estos momentos mientras una sonrisa fría llena de soberbia y arrogancia se formaba en mis labios, al ver como todos los invitados de la sala palidecen al notar que no habría forma de escapar de nosotros.

Aquí todos iban a jugar nuestra última partida de ajedrez.

Este era el último juego.

La partida final de los Zares de la Bratva.

Y se sentía muy bien, volver a cobrar venganza.

No puedo evitar soltar una carcajada fría que llama la atención de todos, donde veo como cada persona traga saliva con fuerza ante mi carcajada mientras que Xander, toma mi cintura para pegarme más a él y me roba un beso delante de todos.

Nadie dice nada porque lo único que se escuchaba era el gruñido rabioso de Darío Greco al darse cuenta que no tenía salida, ni mucho menos, opciones para dejar de nuestro juego.

Disfruto del beso de mi marido por varios minutos, su lengua jugaba con la mía en pequeños toques suaves que me arrancaban varios suspiros de placer. Una de mis manos se aferra a su nuca para que profundice el beso, sonrío en medio del beso antes de que me suelte con una pequeña mordida a mi labio inferior.

Nos miramos mutuamente por un par de segundos antes de comenzar a sonreír con arrogancia. Satisfechos de haber conseguido nuestro objetivo y que finalmente, vamos a darle final a esta guerra de hace casi tres años.

Xander suelta mi cintura para llamar la atención de todos, pero sin alejarse tanto de mí y sonrío un poco más cuando comienza a aplaudir de forma fuerte para que todos nos pongan atención, en cuestión de segundos un silencio pesado cae en toda la sala Magistral.

—Bien, damas y caballeros— comienza en tono alto y frío, pero no borra su sonrisa cabrona de sus labios— nuevamente, tengo que agradecerles que hayan accedido a participar nuestra última partida de ajedrez. La partida con la que vamos a marcar el fin de la guerra, una que lleva casi tres años— nadie dice nada— ahora...para que vean que no somos unos mafiosos tan desalmados...— me mira un momento, asiente en mi dirección— solnischko, por favor—

—Seguro—

Nuevamente, chasqueo mis dedos y cada uno de los guardias que tenían apuntando a los invitados del círculo, se esparcen para comenzar a abrirlo y dejar más espacio para hacer nuestros movimientos mientras que se colocan en cada una de las entradas, salidas y ventanas de la sala.

Observo a mi esposo con cierto orgullo al ver como se mueve con más sutileza y elegancia de la que recordaba de hace dos años, para nadie de los invitados de la sala era un secreto que si el Zar de la Bratva, volvía entre los muertos era por que había vuelto más mortal y peligroso que inicialmente.

Teman todos ante nosotros.

Los Zares de la Bratva.

—Gracias, mi amor—

—No es nada, amor— respondo con una sonrisa, los ojos azules de Darío se oscurecen ante mis palabras. Realmente, el tipo ya está muy mal de la cabeza— prosigue, cucciolo. Te ves muy caliente así...—

Xander se ríe por lo bajo, sin dejar de perder esa mortalidad que posee ahora y coloca de nuevo su atención en los pálidos invitados que comenzaban a mirar por todos lados en busca de una salida ante una guerra que no es suya, pero que quedaron en medio por la simple y sencilla razón de que han apoyado a la Cosa Nostra.

—Ya lo sé, mi amor. Siempre me veo caliente— río de buena gana. Los invitados, no saben hacia donde mirar con más temor, sí a Xander o a mí— volviendo al asunto que nos interesa— carraspea un poco, buscando un tono falsamente más formal— los invitamos a que tomen asiento en sus respectivos lugares, la función apenas va a comenzar—

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora