Capítulo 35

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Valentina

Horas atrás.

Luego de terminar la larga charla con Xander, salgo de su estudio para irme al mío que convenientemente está a lado del suyo, cierro la puerta a mi espalda y me dejo caer en la silla mientras suspiro ante los eventos que presencié hace un par de horas en la mañana.

Sigo sin creermela.

Sabía que tarde o temprano Xander, encontraría a una mujer decente con la cual probablemente volvería a compartir su vida como yo lo había hecho, pero, no me imaginé que el viaje a Bulgaria lo haría llevarlo a Yesika Asenova.

¿Cosa del destino tal vez?

Entonces, mi mente se regresa al día en que saqué a Salvatore de ese centro psiquiátrico junto a mi charla con Remy en la camioneta, justo en el momento en que le dije en que no sé qué haría el día en que llegara una buena mujer a moverle el tapete al cucciolo.

Hablé demasiado pronto, ¿cierto?

Pellizco el puente de mi nariz y me recuesto más en mi silla mirando el techo blanco de mi estudio, mis pensamientos se vuelven una maraña que no comprendo y un sabor agridulce se me sienta al fondo del estómago, mi mente repite una y otra vez la imagen de la chica besando a Xander.

¿Como...?

Joder, ¿como ella lo consiguió?

¿Cómo es que...?

¿En qué momento sucedió?

Ciertamente con nuestras videollamadas las cosas son distintas, nuestras conversaciones no cambiaban y el ambiente era el mismo, nada me decía que Xander estuviera saliendo con alguien más o tan siquiera, intentando salir de manera algo formal.

¿Cómo carajos no me di cuenta?

Durante nuestra última conversación por videollamada noté algo que no quise tomarle importancia, como algo hubiera cambiado en él, se notaba algo un poco más...¿Alegre? ¿Feliz? Tenía esa aura agradable y que yo detestaba cuando lo conocí hace casi ocho años, pero aún así detonaba el peligro que desprendía junto a su poder.

Como si no tuviera sus demonios encima al igual que yo los tengo.

—¡Arg!— exclamo ligeramente en voz alta, paso mis manos por mi rostro— joder, que idiota soy. ¿Como...?—

—¿Estás bien, Valentina?—

Doy un pequeño brinco cuando escucho la voz de Remy en el marco de la puerta, levanto la mirada para encontrármelo con sus brazos cruzados encima de su pecho, sonríe ligeramente al ver el tormento de mi cabeza.

Asiento.

—Sí, estoy bien—

Arquea una ceja, entonces, suspiro mientras niego. Me dejo caer con más pesadez en mi silla, Remy se ríe por lo bajo antes de entrar a mi estudio y cerrar la puerta, toma asiento en una de las sillas que hay enfrente.

—Mi niña, hasta afuera puedo escuchar tus pensamientos—

—Es que...— bufo— simplemente...— gruño— ¡No me la creo!—

—Creo que nadie de nosotros lo hace, incluso Yerik, estaba sorprendido por lo del beso—

—Ella lo beso, ¿cierto?— indago con curiosidad— porque conozco a Xander...—

—Todo parece indicar que la chica tomó la iniciativa, Xander te lo dijo incluso, mi niña—

—¡Lo sé! ¡Lo sé!— digo— yo...— niego— no sé qué me pasa—

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora