Capítulo 5

15K 1.2K 385
                                    

Xander

Suspiro, mientras me limpio la sangre de mis manos con un trapo; los débiles quejidos de mi nuevo saco de boxeo, se escuchan por el lugar, pero aún así el tipo se niega a hablar.

-No diré nada...-

Sonrío, tomando asiento en la silla que hay enfrente de él; meto las manos a mi bolsillos en una posición relajada.

-No es necesario que digas nada- hablo con voz neutra- ya sé, todas las porquerías que le hiciste a esas mujeres-

El tipo me mira, confundido ante mi respuesta en cambio, solo puedo sonreír más encogiéndome de hombros.

-Solo quería darte la oportunidad de confesar por ti mismo- continuo- así, tu castigo no será peor-

Niego con falsa decepción, poniéndome de pie para acercarme a la mesa con mis juguetes favoritos.

Esto será divertido

-Pero, como siempre; ustedes los inútiles prefieren cerrar la boca- chasqueo la lengua- que decepción...-

Tomando una de mis posesiones más preciadas para la tortura, el hombre abre sus ojos ante el objeto de mi mano, se remueve en la silla buscando la manera de soltarse.

Le doy un asentimiento a mis hombres, quienes se acercan para asegurar al tipo en su lugar, entonces; sus súplicas de mocosa chillona se hacen presentes.

-¡No! ¡Por favor, no lo haga! ¡Le diré lo que quiere saber!-

Sonrío aún más.

-Demasiado tarde, ya cambié de opinión- respondo- ábranle la boca-

Con fuerza, mis hombres obligan al tipo a abrir su boca presionando su mandíbula, quien niega desesperadamente para evitarlo. Introduzco con fuerza el objeto en su boca, llevándome dos dientes en el proceso, obligo a que se los trague, cuando lo hace.

Comienzo a jugar

Giro el tornillo con lentitud, abriendo la pera oral poco a poco en su boca. Me río, cuando las lágrimas salen de sus ojos ante el dolor que le causo, esta pera tiene un toque especial.

Mientras más se abren, pequeñas púas se van encajando en toda su boca haciendo que el proceso sea más doloroso junto al desgarre y la dislocación de mandíbula.

Los quejidos del hombre se convierten cada vez más bajos. La sangre comienza a escurrir de su boca que cada vez que la piel se desgarra más con cada giro del tornillo.

-Pero hay un pequeño detalle-

Me río ante su cara de sufrimiento y dolor, el hombre ni siquiera puede verme por el montón de lágrimas que salen de sus ojos.

-Que a mí me gustan que los inútiles, abran la boca-

Con un último movimiento en seco, giro el tornillo por completo. Su cabeza cae de golpe hacia atrás, mientras que su mandíbula se encuentra totalmente separada.

La sangre me salpica ligeramente en el rostro y la camisa, el resto no deja de escurriese por todos lados hasta el desagüe de la cañería. Miro el cuerpo, ladeo mi cabeza con una pequeña sonrisa.

-Así me gusta- digo- desháganse del cuerpo, no quiero errores-

-Sí, Zar-

Admito, que siento poder cada vez que la gente comienza a llamarme así. Si antes era temido, ahora lo soy mil veces peor desde que soy el Zar o eso, dicen los rumores.

Miro como comienzan a desmembrar el cuerpo del sujeto, como si fuera un cerdo en una carnicería. Hacía tiempo que no me tocaba hacer el trabajo sucio.

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora