Capítulo 49

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Valentina.

Siento como varias lágrimas se deslizan por mis mejillas mientras termino de contarle la historia a Salvatore, sus manos habían dejado de moverse sobre la planta de mis pies. Ahora acariciaba mis piernas suavemente en busca de consolarme, limpio mis mejillas con el dorso de mi mano y respiro profundamente para calmarme un poco, cierro mis ojos un momento.

—Fue horrible todo lo que pasaron. No debió ser fácil, tomar la decisión que tomaron, Valentina—

—Lo sé— me tiemblan ligeramente los labios— perder a Alisha de esa manera, fue injusto y fue uno de los dolores más grandes que pude recibir. Era tan pequeña, ¿sabes? Tan pequeña que ni siquiera cabía en mi antebrazo, tenía la nariz de Xander y mis mejillas...—

—¿Cuánto tiempo fue?—

—Veinticinco minutos— más lágrimas se deslizan por mis mejillas— con cada minuto que pasaba, yo me estaba muriendo por dentro. Cada minuto en que Alisha moría en mis brazos, yo lo hacía con ella porque me inconcebible la idea de que realmente, se estaba yendo de nuestras vidas— coloco una mano en mi vientre plano— iba a ser muy feliz, ¿sabes? Con nosotros tendría la vida más bonita que pudiéramos darle. Tendría tíos y unos abuelos para enseñarle las cosas que Xander y yo no podríamos. Y luego...— sollozo— luego...se fue...y jamás volví a verla—

—Ven aquí, piccolo guerriero

Los brazos de Salvatore me obligan a salir de mi lugar, para colocarme en su regazo y aprisionarme con sus brazos en un abrazo que no sabía que necesitaba mientras que sus manos se pasean por mi espalda. Mis sollozos aumentan un poco más y las lágrimas salen de mis mejillas, mojando su pecho pero eso no parece importarle, internamente agradezco el gesto lindo.

—Tranquila, Val...— murmura por lo bajo— respira, Marchetti. Tus nervios van a alterarse y no queremos eso, ¿verdad?— niego— sé que la pérdida de un hijo, es bastante difícil. Es un dolor que no se irá, bella ragazza. Recuerda lo que te dije ese día. Mientras que Xander y tú, amen a ese pequeño angelito siempre estará en sus recuerdos, pero, no necesariamente tiene que serlo con dolor—

—Siento que le fallé, Sal— admito por lo bajo— siento que le fallé a mi propia hija al dejarla ir y no buscar más soluciones para ella, para que al menos viviera con nosotros...debí pedirle a Xander, que lucháramos por ella...—

—Shhh, calma. Calma— acaricia mi espalda— comprendo al ruso por su parte y a ti, también, Valentina. Los puedo comprender a ambos, en serio. Pero, piensa una pequeña cosa, ¿Alisha hubiera sido feliz en una burbuja llena de burbujas para que nada ni nadie la lastimara? Sabes como es nuestro mundo con nuestros hijos...—

—Lo sé...— asiento con mi cara en su cuello— hubiera sido feliz—

—No lo dudo, Valentina— afirma— sólo que los niños crecen y se vuelven curiosos y les gustan hacer travesuras, viven su vida a como les plazca. Corren, brincan y ríen por cualquier cosa que les cause gracia. Estoy seguro que querrías que Alisha, hiciera todo eso—

—Sí...—

—La condición de Alisha, es una condición bastante dolorosa a lo que recuerdo de hace años que lo investigué— asiento— sus huesos, siempre hubieran sido su peor arma y dolor. No viviría feliz en una burbuja que su padre y madre crearon para ella, porque al final, es su curiosidad e inocencia lo que los hace feliz a todas horas, ¿entiendes?—

—Entiendo...—

—No fueron malos padres, Valentina. Claro que no, jamás lo fueron. Y nunca lo serán. Siempre vieron el bienestar de su hija hasta el último de sus días, aunque eso, les causara un dolor atroz que probablemente marcó el fin de todo— toma mi rostro entre sus manos— Xander y tú, fueron y son unos magníficos padres, ¿quieres saber por qué?—

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora