Capítulo 51

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Valentina.

Mis ojos no se despegan ni un solo momento de las llamas que bailaban dentro de la chimenea de la casa de Dimitri, que lleva desolada desde hace varios meses. Es un buen escondite para apartarme de todo.

Incluyendo de Xander.

Afortunadamente los servicios se siguen pagando y la chimenea funciona a la perfección.

Mi mente se queda en blanco, sin procesar lo que realmente acaba de pasar hace un par de horas y la punzada de dolor, me recuerda que finalmente ha llegado el momento que tanto temía.

Lo he perdido.

Finalmente...

He perdido.

Lucho contras las lágrimas de mis ojos mientras le doy un trago profundo a la botella de ron que encontré en uno de los estantes ocultos de la oficina de mi viejo. La casa estaba sin habitar pero todos los muebles seguían aquí y algunos cuadros junto a unas fotografías, Xander y yo no tuvimos el valor de deshacernos de todo. Acordamos que sería un buen refugio para apartarnos de todo, cuando lo necesitáramos y que no habría problema.

Y yo necesito apartarme un rato de todos, también de él.

Recuesto mi cabeza en el borde del sofá cerrando mis ojos y buscando una manera de borrar cada momento de lo que sucedió después de año nuevo, pero no puedo. Mi cerebro masoquista simplemente se empeña en recordarme y torturarme de las muchas verdades que pasé por alto por que siempre, me decía a mi misma.

Aún tengo tiempo.

No es tarde para que pueda hablar con él y decirle todo.

¿Ahora?

Ya es tarde, demasiado tarde.

Él ahora será feliz con Yesika, se que lo será y aunque me duela, me siento feliz por él. Por que se lo ha ganado, merece ser feliz con alguien que le dé el valor que realmente tiene y que le recuerde que nada de lo que ha pasado en su vida, es su culpa.

¿Por qué no puedo aceptarlo? ¿Por qué mi corazón se empeña en decirme que aún hay una oportunidad cuando claramente no la hay? ¿Por qué no puedo dejar de amarlo sabiendo la mierda que nos hicimos mutuamente? ¿Por qué duele más ahora que años atrás?

Porque en el fondo tenía la esperanza de que todo se solucionara y que podríamos darnos otra oportunidad.

Ahora, la oportunidad se ha reducido a cenizas.

Esta vez...

No hay un retorno.

Estoy tan perdida en mis pensamientos— y por que creo que estoy un poco ebria —que ni siquiera escucho como la puerta principal de la casa se abre. No me molesto en moverme de mi lugar, sigo bebiendo de la botella de ron sin despegar mi mirada de la chimenea donde sus llamas bonitas bailan libremente hasta reducirse a cenizas.

Yo soy una ceniza ahora.

Todo se ha apagado.

Escucho como varios pasos se acercan a la sala de estar, pero ni siquiera me afecta en absoluto, nada puede sacarme del trance que tengo en la cabeza y que entumece mi cuerpo de manera dolorosa.

Manteniendo mi trasero pegado a la alfombra costosa de Dimitri y mi espalda recargada en el sillón, mis tacones quedaron en algún lugar que ni recuerdo, mis dedos quedan cerca de la chimenea donde puedo percibir el calor agradable de las llamas.

Mi corazón y alma están sangrando a mares que ni siquiera tengo intención de curarlos.

No tiene caso.

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora