Capítulo 31

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Valentina

Miro de manera expectante como Bruno abraza a su hermano mayor que ha estado exiliado desde hace años por su propia familia, cruzo mis brazos encima de mi pecho y suspiro por lo bajo, observando detalladamente a nuestra arma letal.

Salvatore Greco.

El mayor de los hermanos Greco.

Actualmente contaba con treinta y cinco años. Se encontraba en aislamiento desde hace cinco, gracias a ese accidente provocado por su propia familia, claramente nos hicieron pensar que estaba muerto para que Darío, lograra tomar el poder como Capo di tutti capi en toda Italia.

Comienzo a comprender el por qué Bruno odia tanto a su familia. Es asqueroso y retorcido que tu propia familia, te apuñale una y otra vez por la espalda, que no puedas hacer nada porque quieras verlo o no, no dejan de ser eso.

Familia

Pero simplemente hay personas que no merecen el título, en este caso los Greco.

Observo con atención como Salvatore se aleja de Bruno para tomar su rostro y besar su mejilla antes de volver a abrazarlo de nuevo, muerdo el interior de mi mejilla ocultando la pequeña sonrisa que quiere salir de mis labios al ver la escena.

—Esperé tanto tiempo para esto— habla Bruno, rompiendo el silencio— fratello, no tienes idea de cuánto te...—

—Lo se, fratellino— habla con voz ronca, como si no hablara mucho con las personas— no hay día que no haya pensando en ti o en...—

Sus ojos se detienen en los cientos de dibujos que hay en las paredes, llevada por la curiosidad me acerco a uno de ellos y mis cejas se fruncen al ver un rostro femenino trazado finamente, como si sus rasgos fueran algo delicado que deberían cuidar.

—Te entiendo, fratello— responde Bruno— yo también, la extraño—

Detallo con atención cada uno de los dibujos, tengo que admitir que son hermosos, los trazos del rostro misterioso de la mujer parecen como si en algún momento, pudiera salir de la hoja y tocarnos.

Entonces, logro conectar los puntos y sin poder evitarlo, hago mi pregunta mirando a Salvatore.

—Es tu esposa, ¿no es así?— inquiero con curiosidad— Samantha Martin—

—Greco— me sisea de mala manera, asiento para su tranquilidad— ella era también una Greco, aunque a mi familia no lo aceptara—

—Comprendo...— le sigo la corriente, para no alterarlo— era muy hermosa—

—Lo sé, muchos la envidiaban— responde con una sonrisa orgullosa— pero yo era dueño de su corazón—

Sus ojos azules que son iguales a los de Bruno, me miran de arriba abajo y arqueo una ceja con desafío ante su escrutinio, se aleja de su hermano para colocarse enfrente de él. Como si buscara de manera instintiva protegerlo a toda costa.

—¿Quién eres tú?—

—Valentina Marchetti— respondo— soy de la Bratva—

Ese fue mi error.

Sin darme tiempo de reaccionar, de un momento a otro mi espalda golpea secamente contra el suelo viejo de madera que rechina bajo mi peso, sacándome el aire de golpe de mis pulmones. Siento como las manos de Salvatore se enroscan en mi cuello y sus ojos azules me miran con odio puro mientras comienza a asfixiarme.

Carajo.

Intento soltarme de su agarre pero el hombre realmente tiene fuerza, subo mi rodilla para golpearlo pero coloca las suyas en medio de mis piernas y recarga su peso en ellas, inmovilizándome. Gruño ante la falta de aire y mis uñas rasguñas sus antebrazos para que me suelte, pero joder, su fuerza si que es superior a la mía.

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora