Capítulo 56

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Xander.

Silencio.

Eso era todo lo que podrías escuchar entre ambos, solamente el sonido del mar que se rompe contra el yate, era lo que llenaba este vasto y pesado silencio entre Valentina y yo. Sus ojos negros brillan con lágrimas contenidas, tengo que respirar profundamente para calmar el dolor en mi pecho ante la agonía que veo en ellos, pero ya no podemos seguir así.

Necesitamos hablar.

Ahora.

Valentina parece ver la intención en mi mirada por qué se ríe secamente mientras muerde sus labios para luchar contra las lágrimas, me mira negando antes de pasar una mano por su cabello y dar un paso atrás, tengo que morder mi lengua para no soltar un comentario lleno de enojo ante su maldita negatividad.

—No, no voy a hacer esto—

—Tienes que hacerlo, Valentina— respondo secamente— tenemos que hacerlo—

—No lo haré— gruñe con evidente enojo, el mío se multiplica— si piensas que con tenerme aquí, las cosas van a tener una maldita solución a lo que pasó hace siete años y esa maldita noche, estás muy equivocado—

Para probar su punto, da un giro de sus talones para salir de la cubierta pero antes de que llegue más lejos, camino a grandes zancadas para tomar su brazo con cierta fuerza para que me mire.

Bien.

Me he cansado.

A la mierda todo.

Los ojos de Valentina brillan con enojo y molestia, intenta soltarse de mi agarre pero se lo impido. Su mano libre se levanta para abofetearme, pero se lo impido tomando su mano libre y ambos nos desafiamos con la mirada.

—Suéltame, Xander—

—No— gruño con evidente enfado al igual que ella— esta será siempre tu solución, ¿no? Huir de los malditos problemas que te atormentan, Valentina Marchetti. Mismos que te generan toda la mierda de los ataques a los nervios, por que has sido incapaz de hablar tan siquiera una maldita cosa conmigo—

—Jódete, Xander— intenta irse— ¡Suéltame, maldita sea!—

—No hasta que hayamos terminado de hablar—

—¡No tengo nada de que hablar contigo, imbécil!—

—¡Lo tienes! ¿¡Y sabes por qué!? ¡Porque me lo debes maldita sea! ¡Me debes al menos una mierda de tu parte por lo que nos hicimos pasar ambos!— grito al mismo nivel que ella— ¡Todo este maldito problema ha comenzado porque por más que he intentado hablar contigo no puedes hacerlo! ¡Para todo tienes una maldita réplica y evadir el tema!—

—¿¡Y que hay de ti, pedazo de idiota!? ¡Tampoco fuiste tan comunicativo conmigo!—

—¡Por que en la primera oportunidad que lo intenté me mandaste a la mierda!— respondo— ¡Lo intenté una segunda y tercera! ¡Y dime! ¿¡Cuál fue el maldito resultado!? ¡Me llevé balas de tu parte por querer hablarlo cuando tuvimos la maldita oportunidad! ¡Te quejas de que no fui comunicativo contigo!— río secamente— ¿¡Qué crees preciosa!? ¡Tú eres igual a mí! ¡Nunca me dijiste ni una mierda por más que lo intentara!—

—¡No podía hacerlo!—

—¿¡Y crees que no lo sé, maldita sea!?— exclamo— ¿Crees que fue fácil para mí verte en la mierda desde la muerte de Alisha!? ¡Lo que tú sentías! ¡Yo lo sentía el doble! ¡Hice hasta lo imposible para acercarme a ti de nuevo! ¡Intenté no romperme frente a ti para que tuvieras un apoyo aunque yo me estuviera muriendo por dentro! ¡Para salir adelante los dos!— el pecho me arde— ¡Lo intenté todo! ¡Pero por tu maldita necedad a no querer hablar con alguien! ¡Es lo que nos ha llevado a este maldito punto años atrás y ahora!—

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora