Capítulo 20

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Valentina

Xander y yo miramos a nuestro alrededor, no hay manera en que volvamos a encender el auto. Quedó todo destruido con el choque contra el auto, coloco una mano detrás de mi cuello y hago una mueca al sentir un dolor punzante en mi nuca miro mis dedos llenos de sangre.

—¿Te duele?—

—Un poco— digo— me preocupa el sangrado, temo que no se detenga—

—Déjame ver—

Asiento mientras Xander, se coloca detrás de mí y mueve mi cabello con cuidado de no lastimarme, gruño por lo bajo al sentir como sus dedos tocan los bordes de la herida.

—Lo siento— murmura— no es profundo, pero sí necesitará unas pocas puntadas. Seguirá sangrando un buen rato hasta que la hemorragia, se corte sola—

—Arde— hago una mueca— demonios, estuvo duro el golpe—

—Me sorprende que no recibieras más daño, nos estampamos de tu lado—

—Tu brazo junto a la bolsa de aire, me evitaron más daños— sonrío ligeramente— gracias por hacerlo—

—No es nada, bruja— aunque no lo veo sé que está sonriendo— ¿Te duele otra cosa más?—

—El orgullo— se ríe— en serio, nunca nos habían sacado de la carretera de esta manera. Ni siquiera en nuestros múltiples atentados—

—Que ofensa, ¿cierto?—

—¡Demasiada!— chillo, se ríe de nuevo— está bien, nos disparan y nos llevamos una bala o dos...—

—Incluso tres—

—O nos secuestran y nos dan una paliza—

—O nosotros se la damos a ellos— remarca— así como cierta bruja...—

—Oye, esa vez, los tipos que me secuestraron eran demasiado idiotas, ¿quien no cierra la puerta con seguro del lugar donde tienes a tu cautiva?—

—Yo te secuestré con los miles de seguros y trabas biométricas que puse, saliste— me recuerda— hasta me diste a una paliza a mi padre y a mi—

—Esa vez, sí me asusté, idiota— me defiendo— me dejé llevar por el pánico—

—Ajá, claro— responde irónico— mis pelotas, aún lo recuerda el tremendo rodillazo que les diste—

—No se quejaron después— respondo con contundencia— la compensé de manera muy especial—

—Bueno, en eso voy a negarte un punto— nos reímos, sigue revisando mi herida— sí, en definitiva no es profunda, pero necesitará suturas—

—Bene— respondo— la pregunta ahora es, ¿cómo vamos a salir de aquí?—

—¿Qué hay de los teléfonos?—

—Perdidos— digo.

—¿Los dos?—

Asiento mientras Xander sale de mi espalda para colocarse a mi frente de nuevo, mira a su alrededor en busca de una pista que nos oriente hacia donde ir, piensa unos segundos antes de suspirar.

—Ahora que lo veo. El lugar me es ligeramente familiar, ¿a ti no?—

Frunzo mis cejas y me dedico a observar detalladamente el lugar, entonces por una vez me digo a mi misma que tal vez, solo tal vez, Xander no esté tan loco como pensaba.

—Creo...— veo un árbol, señalo— ese árbol, me recuerda a algo pero...—

Pisando las pequeñas ramas con mis tacones, camino en dirección hacia el viejo tronco y toco su corteza dura con los dedos, frunzo más las cejas cuando siento algo de relieve en el. Observo más de cerca para notar una línea clara en el tronco, como si fuera un corte o una rozadura de bala que terminó por quitar la corteza.

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora