Donde sea pero contigo

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El fin de semana fue muy relajante, avanzaron bastante en la serie y Tweek pudo descansar mucho. Lo único malo fue que Craig no encontró la oportunidad para pedir un consejo de cómo tener una cita con alguien, había tenido muchas citas con algunas chicas, pero él solo se limitaba a "acompañar", nunca hizo un esfuerzo real por hacer que su cita se divirtiera, y por más que pensara en qué podría hacer con el pequeño, sus respuestas le parecían demasiado clichés y aburridas, como ir al cine, comer algo, pasear en un parque, ir a algún museo o acuario, eso se le hacía muy normal y poco impresionante. Su meta era alegrar a Tweek, por lo que esa mañana trató de vestirse mejor de lo usual, incluso utilizó algo de perfume y se peinó diferente, por primera vez dejó su gorro en el cuarto, pensando en que tal vez esos pequeños detalles harían la diferencia.

Cuando fue a buscar a Tweek a su facultad, al pequeño le costó un poco reconocer al pelinegro, era tan inusual verlo con el cabello descubierto y peinado tan diferente, además de que se veía extraordinariamente atractivo, sus compañeras de salón se quedaron boquiabiertas al verlo e inmediatamente se acercaron a él pensando que era un chico nuevo, el rubio dudó un poco si acercarse o no a él pues su altura y ojos eran los de Craig, pero estaba tan extremadamente guapo que incluso dudó si su amigo podía llegar a ser aún más atractivo de lo que ya era y temía equivocarse de persona hasta que sus ojos hicieron contacto visual.

– A un lado –dijo el gigante mientras apartaba sin ningún cuidado al muro de chicas que se había formado y se paró en frente de Tweek– ¿Estás listo?

– Ah... ¿C-Craig...? –tartamudeó Tweek– Si, claro... ¿Qué pasó con tu peinado? Te ves muy diferente...

El pelinegro lo tomó de la mano y lo jaló fuera de la multitud que los observaba, pues no creían que alguien tan extraño como Tweek fuese amigo de un chico tan atractivo y cool como Craig.

– ¿Por qué te ves tan diferente hoy? ¿pasa algo especial? –preguntó el pequeño con un deje de desconcierto en su voz.

– Solo quería variar un poco, recuerda que la universidad es un lugar para vivir nuevas experiencias y creo que salió bien –Craig esperaba que Tweek halagara su atuendo y el hecho de que descubrió al chico intentando mirarlo varias veces le dio una respuesta positiva y se sintió muy seguro de sí mismo.

– Siempre dices que la universidad es una nueva experiencia, pero venimos a estudiar... en fin ¿a dónde vamos? –le preguntó suavemente el rubio.

– Honestamente no tenía nada planeado, pero me gustaría romper con la rutina hoy, ¿quieres ir a algún lado? ¿al cine? ¿tienes algo en mente? –preguntó Craig, estaba un poco avergonzado de ser tan malo para planificar eventos sociales, pero a Tweek no pareció molestarse.

– ¿Te gusta el teatro improvisado? –le preguntó el pequeño mientras comenzaba a caminar con su teléfono para buscar un mapa.

– No sé si me gusta porque jamás he ido a un show improvisado –le respondió el gigante, Tweek lo observó muy sorprendido– Pero me gustaría verlo, sería algo nuevo ¿no? –el rubio sonrió ampliamente y le mostró una dirección de Google Maps.

– La señora que recibe los libros pedidos en la biblioteca lo mencionó y se me hizo interesante, además, es de las pocas personas aparte de ustedes que suele hablarme y me gustaría tener más de qué hablar con ella –comentó el pequeño, el corazón de Craig no podía con tanta ternura.

– Bien, entonces iremos ahí –aceptó el pelinegro, no le parecía un mal plan, aunque dudaba un poco el poder lograr el ambiente romántico que quería en ese lugar.

Cuando llegaron, el gigante notó que el teatro era bastante lúgubre y Tweek tenía dudas de si entrar o no, pero había muchas personas en la entrada charlando, por lo que decidieron acercarse a la cartelera de funciones. La compañía de artistas amateurs se hacía llamar "Flores para tu madre" y la imagen no ayudaba mucho, eran unas manchas de pintura que se veían elegantes y artísticas. La entrada era gratuita bajo donación y ambos donaron unos 20 dólares por cabeza y entraron a la función. Una vez adentro, divisaron un par de lugares disponibles uno frente al otro en una pequeña mesita, la luz era tenue y les era difícil ver lo que les rodeaba debido al cambio brusco de iluminación, pero no tardaron mucho en acostumbrarse. Había muchos mesones similares para diferentes grupos de amigos o parejas y todos con vista a un gran escenario, parecía más una cafetería con micrófono abierto que un teatro como tal.

Monstruo de RopaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora