Un duro mordisquito

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Pamela puso dos tazas frente a Craig y se sentó rápidamente a su lado. El pelinegro no alcanzó a reaccionar para evitar que se sentara, y sería muy obvio si se movía estando él solo en la mesa, asique decidió esperar a que llegara Tweek, pero este se estaba tardando mucho.

– ¿Y el enano? –preguntó el más alto, la castaña clara sonrió y acomodó su cabello antes de responder.

– Se tardará un poco, es algo indeciso, no sabía si comprar café normal o un latte... Hablando de eso... esta taza la compré especialmente para ti –le explicó de forma coqueta para luego acercarle una taza de chocolate.

– Gracias, aunque no te lo pedí, ni siquiera he terminado de beber la mía –Craig sacó su billetera y le dejó sobre la mesa el valor la bebida caliente, Pamela tomó el dinero y lo guardó en su monedero mientras meneaba sus hombros buscando llamar la atención del pelinegro.

– Sabes... quiero ayudarte, así que te daré un consejo gratis, deberías evitar juntarte tanto con el chico con mucha ropa –los ojos verdes de Craig dejaron de ver la pantalla táctil de su teléfono para luego posarse en la castaña.

– No quiero. Pero sólo por curiosidad, explícame por qué no debería de juntarme con él –cuestionó el pelinegro con una notable molestia en sus facciones.

– No me mires así, aunque te ves tan guapo así amenazante...–fantaseó por un segundo– Lo digo por tu bien, es que... cuando fuimos comprar... me dio la sensación que es un malagradecido contigo y que no es honesto, porque me dijo que él también creía que se veía ridículo con esta manta que con tanto cariño trajiste para él, pero dijo que no encontraba una manera "no grosera" para decírtelo –la chica puso una cara de confusión cuando notó que Craig sonreía.

– ¿De qué hablas? ¿Por qué inventas esas cosas? –el más alto la miró directamente a los ojos.

– ¡No! Es verdad... –el de ojos verdes volvió a su juego mientras ella lo observaba molesta.

– No me gustan las chismosas, además a él no le importa como se ve. Siempre sale del cuarto pareciendo un árbol de ropa con piernas, ahora tú me vienes con una estupidez como esa pretendiendo que fue él... –ella estuvo a punto de protestar, pero cerró la boca hasta que pensó en algo para defenderse.

– No estoy mintiendo, pero como tú quieras... como sea... tengo amigas que saben muchas cosas de él, hace poco me di cuenta de que hay varias personas de nuestra antigua escuela aquí, he reconocido algunos, así que si quieres puedo averiguar su nombre para ti, ¿No te interesa?

– ¿Hablas enserio? –Craig la observó de reojo y ella le sonrió amablemente.

– Si me das un beso en la boca prometo hacer el enorme esfuerzo de traerte su nombre mañana a primera hora – el más alto la miró asombrado tras oír esas palabras.

– ¿Y yo cómo sabré si es el nombre correcto? –el pelinegro apoyó su barbilla sobre la palma de su mano.

– Porque lo llamarás por su nombre y veras en su cara si es real o no, ¿Acaso no quieres ver la expresión de su cara cuando se lo digas? Quizás se llama "Armando Casas" y por eso no quiere que lo sepas... o tal vez sea alguien tan famoso que hasta tú sepas cómo se llama... –explicó la chica mientras jugueteaba con el popote de su taza con chocolate.

Craig se rascó la barbilla y se inclinó para disfrutar del respaldo de la silla con forma de media luna mientras pensaba y miraba su celular sobre la mesa, el cual mostraba al personaje de su juego caminando de un lado a otro recolectando cosas para su supervivencia. "¿y si sólo lo hago y ya?, no sería la primera vez que beso a una chica sin sentirme atraído por ella" pensó. La castaña clara permaneció mirando el rostro del pelinegro, relamiendose discretamente los labios para estar preparada en caso de que le dijera que sí.

Monstruo de RopaWhere stories live. Discover now