Decepción

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El siguiente día fue extremadamente aburrido. Aún había algunos alumnos que estaban desmantelando los eventos del aniversario por culpa del toque de queda de la noche anterior, mientras que los profesores dejaron las máquinas acumuladas en una zona específica, ya que habían sido alquiladas por una semana e incluso había personas rematando los artículos de premio que habían puesto solo para que la pérdida no fuera mayor.

Craig había ido a dejar su informe y aprovechó de quedarse a charlar con su profesor un rato, le preguntó que hacían los astrónomos para solucionar problemas como el del día anterior cuando ocurría un fenómeno imperdible en el cielo. La respuesta era bastante simple, nada, no se podía hacer nada al respecto más que tomar sus cosas e ir a algún lugar más aislado y con menos contaminación lumínica...

Mientras tanto, Tweek desayunaba tranquilamente, suprimió una de las tres pastillas sospechosas que tomaba, aunque más tarde volvió a sentirse mal del estómago. La pastilla que le provocaba malestares ahora solo podía ser una de las dos que quedaban, pronto sabría con certeza cual era y podría dejar de tomarla para evitar los horribles efectos secundarios que le provocaba.

Durante las primeras horas de clases resistió las ganas de vomitar y en tanto lo liberaron de su primera clase, se la pasó en el baño intentando sacarla de su sistema y lo logró luego de mucho esfuerzo. Sintió el cuerpo algo entumecido y en ocasiones le hormigueaban un poco las manos; habló con Bebe por la promesa que habían hecho y ella le dijo que intentaría estar pendiente de él, aunque también le aconsejó hablar con Craig, ya que ella no podía estar presente en todo momento, ante eso Tweek solo le dijo que lo pensaría.

El pelinegro vagó algunas horas por la universidad, ya que su clase se había reducido a nada gracias al trabajo que le dio su maestro. Esa asignatura normalmente ocupaba varias horas así que no tenía mucho que hacer estando libre más que jugar, y cuando se cansó, decidió irse al gimnasio. Llevó su iPod lleno de canciones de su agrado, su bolso con una toalla para sacar el sudor que escurriera de su cuerpo, un pequeño aerosol desinfectante para sentarse con confianza en las máquinas, su botella de agua y todo lo que solía usar cuando hacía sus ejercicios.

Ese día pasó más tiempo del que acostumbraba ejercitándose para poder aprovechar bien las horas extras. Cuando se dispuso a salir, tenía hambre y estaba muy sudoroso, pensó en pedir algo de comida china y darse un buen baño y de paso pedirle al pequeño que le hiciera un buen masaje en la espalda. Al caminar distraídamente no se dio cuenta cuando fue abordado por Pamela.

- Hola, guapo ¿en qué estabas? -preguntó la castaña cuando se posó frente al pelinegro.

- Pues... nada, solo lo de siempre y vengo del gimnasio, así que lo único que quiero es irme a mi cuarto; disculpa, pero estoy muy sudoroso y cansado, no tengo ganas de charlar con nadie ahora porque realmente me urge un buen baño y comer algo antes de irme a dormir ¿podemos hablar en otra ocasión? - Craig la rodeó sin dejar el contacto visual, pero cuando al fin paso a través de ella y le dio la espalda para poder seguir, ella se colgó de su brazo.

- Wow, tus músculos están taaaaaaan tensos... son tan duros y firmes... hiciste un excelente trabajo con ellos y no hueles para nada mal a mi parecer... ¿puedo acompañarte hasta tu cuarto? por favor... - el más alto apretó el estómago y miró hacia los lados buscando una excusa, pero lo único que se le ocurrió era caminar rápidamente para reducir el tiempo que tardaría en llegar. Suspiró y en silencio comenzó a caminar con la chica a su lado.

- Um... Pamela... -la chica se asombró cuando el pelinegro por fin pudo decir bien su nombre, por otro lado, el de ojos verdes sentía la obligación de alejarla por la promesa que había hecho con el pequeño- No quiero tenerte tan cerca.

Monstruo de RopaWhere stories live. Discover now