Fiestecita de ñoños

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- ¿Estás seguro que Token no quiere que llevemos nada? – preguntó nervioso el rubio en la lavandería, Craig se había estado comportando diferente luego de la degustación del día anterior, Tweek lo notó en el momento en el que regresó al cuarto en la tarde y se mostró cortante en conversación.

- Sí, estoy seguro – respondió con tranquilidad mientras metía su última carga en la secadora y esperaba al pequeño que aún le quedaba una completa, sentándose cerca de él.

- Quiero llevar algo, no sé, aunque sea una cosa... esperaba que nos repartiéramos la lista que me hiciste enviarle – comentó el pequeño mirando por el rabillo del ojo al grandulón que estaba semi recostado en el muro con la mirada clavada en su dirección.

- No, Token es rico, no necesita el dinero de nadie y añadimos más cosas en la lista, deja de preocuparte – Craig comenzó a juntar el entrecejo, Tweek nuevamente sintió como era juzgado.

- ¿Por qué estás enojado conmigo? – volteo a verlo a los ojos, arrojando sobre él una mirada de confrontación

- Otra vez con esa mierda, no estoy molesto contigo – respondió fastidiado, inhalando una gran cantidad de aire para luego dejarlo salir con pesadez.

- ¿Ves? Si no querías ir con tus amigos debiste decirme que si te importaba – le reprochó Tweek, ganándose un gruñido por parte del pelinegro.

- Que no estoy molesto, ¿Acaso no puedes sólo cerrar la puta boca? – Craig repasó sus propias palabras en su mente al momento en el que vio al pequeño apretar la boca, dándose cuenta que se había pasado, nuevamente suspiró - Sí, estoy molesto, pero no contigo, lo siento...

Tweek no se atrevió a responder, simplemente hizo un sonido con su garganta y se mantuvo callado por un largo tiempo en lo que llenaba la secadora con la carga activa. Craig notó que Tweek se sentía cohibido e hizo sonar su garganta para llamar su atención.

- Ni siquiera sé porque estoy de mal humor, creo que solo desperté por el lado equivocado de la cama, aunque sé que ayer me molestó algo... pero, en fin, no necesitas preocuparte por Token sobre el dinero, no es que nos aprovechemos de él porque sea rico, sino porque tenemos una especie de regla interna en el grupo – Craig miró al chico evaluando la situación, el pequeño fue a sentarse junto a él una vez puso en marcha la secadora.

- ¿Cuáles son sus reglas? – peguntó con interés, no recordaba que el grupo de Craig tuviera normas.

- Primero, nunca mencionamos a la mamá de Clyde, no porque se ponga triste, sino que, a veces se pone un poco bipolar, puede ponerse triste o cabrearse con facilidad, lo que predomine en su momento – habló el pelinegro mirando el torbellino en la lavadora – En segundo lugar, es dejar que el puto negro haga lo que se le pegue en gana con su dinero...

- Oh... ¿Y eso por qué? – consultó Tweek, Craig se rascó el mentón ligeramente.

- Cuando éramos unos pendejos de... unos 15 o 16 años, ya no lo recuerdo... teníamos un acuerdo autoimpuesto de "igualitarismo", donde cada uno pagaba su parte de las cosas y ya, como todo el mundo, pero... hubo una vez... que la zapatería de la familia de Clyde no estaba en un buen momento, y se acercaba el cumpleaños de Token, así que Clyde inventó una excusa para no ir ya que su padre dijo que no podía darle dinero para un obsequio... bueno, me lo dijo a mí en el pasillo de la escuela, que estaba triste por no acompañar a Token en su fiesta y le di la razón pero, no nos habíamos dado cuenta que él nos estaba escuchando.

- Oh... ¿Y qué hizo? – se exaltó el rubio, Craig sonrió suavemente.

- Nos cagó a golpes a los dos... a mí me pateo en el trasero y me fui de cabeza contra él muro y a Clyde casi le rompió la nariz de un puñetazo, yo iba a responderle a Token, iba a patearle el culo, pero cuando lo miré, él estaba llorando, lo herimos sin querer – Craig se sacó los guantes de cuero de las manos y movió sus dedos mientras miraba su propio movimiento – Nos gritó que no éramos sus amigos... que éramos más pendejos que los putos leones...

Monstruo de RopaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora