Monstruo de Ropa

Apretaditos

Eran las 8 de la noche y Bebe estaba en el balcón de su cuarto, su compañera había salido en una cita con su novio, por lo que estaba en completa privacidad para tener una charla con Tricia. Su número estaba a solo un tap de distancia y aunque lo había planeado todo un discurso para justificar a Tweek, ya se le había olvidado gran parte de el, pero aun así tenía que enfrentarla, así que presionó el botón de llamar.

– Hasta que por fin me llamas–le dijo Tricia del otro lado, sonaba molesta.

– Hola, mi gatita roja... –la saludó la rubia, y escuchó un suspiro pesado del otro lado.

– No me digas así, estoy muy molesta así que dime de una maldita vez, qué mierda pasa y porqué Tweek está con mi hermano allá ¿qué no habíamos hecho un acuerdo para protegerlo?

– ¡Tricia! Por favor, no te enojes, no es algo malo –intentó explicar la rubia al saber que la pelirroja ya se había dado cuenta de todo.

– ¡¿Que no es algo malo?! ¿Quieren que mi maldito hermano termine en un centro para locos? ¡Dejen de jugar con su corazón! ¡Ya se divirtieron bastante con el cuando las asiáticas lo envolvieron en eso y mira cómo acabó! Ahora es un tonto que no puede cambiar la página más importante de su vida –la pelirroja dijo todo eso tan rápido que se quedó sin aliento.

– Eso es porque él experimentó el amor real en su primera relación formal, si hubiera sido un adolescente común y corriente habría podido desarrollar resistencia a las relaciones fallidas y seguiría buscando "eso" que encontró con Tweek... –explicó Bebe usando un tono de voz más calmado.

– ¡Cállate! ¡Lo de ellos solo fue por las asiáticas! Él creyó que Tweek era el elegido, pero si lo hubiera sido... ¿No crees que se hubiera comunicado con él después que se fue? ¡Se ignoraron mutuamente, así que no me hables de esa mierda! –volvió a responder de forma eufórica.

– Ahí está, Tricia... tú no sabes lo que le ocurrió a Tweek después de que se fue –intentó defender a su amigo.

– ¡No me importa saberlo! ¡Quiero que Tweek se aleje del estúpido de mi hermano! –le gritó muy enojada.

–Tweek está muy enfermo, Tricia –habló la rubia cubriéndose la boca, quería evitar ponerse triste mientras hablaba con la pelirroja– Prácticamente se está muriendo... vino aquí solo para ver a Craig a lo lejos ... aún que no sabemos cómo terminaron de compañeros de cuarto y Craig no sabe que él es Tweek –le explicó Bebe usando un tono de voz triste, la pelirroja al escucharla de esa manera dejó de gritar y bajó considerablemente el volumen de su voz.

– ¿Que...? Explícame eso... –Tricia se sentó en el borde de la cama de su habitación.

– Esta bien... te lo diré todo desde el principio... Clyde reconoció a Tweek en la ceremonia de apertura de nuestra universidad... –Bebe narró con calma absolutamente todo lo que sabía de la situación, manifestando también su rencor contra los padres de Tweek por haberlo drogado, contándole también sobre el plan del rubio de mantenerse anónimo y el estado de salud que parecía ir de mal en peor– Por eso queremos ayudar a que Tweek vuelva a estar con Craig, ellos se necesitan, no es justo para ninguno de los dos, sus vidas decayeron al separarse, juntos son imparables.

– Eres una estúpida, creo que Tweek es el más sensato en este momento –habló la pelirroja, desde hace un buen rato que Bebe podía escuchar como Tricia se sorbía la nariz mientras hablaba– Él es el único que ha pensado en que será de Craig si algo realmente le ocurre...

– ¿De qué hablas Trish? –le preguntó Bebe mientras entraba a su alcoba, la temperatura había comenzado a bajar.

– Aunque no sepan con certeza la situación médica de Tweek ¿qué ocurriría si su presentimiento es real y se muere...? Que él les agrade mucho no lo hace inmortal rubia... y Tweek parece ser el único que está pensando realmente en el futuro de Craig, ustedes sólo quieren jugar a ser los buenos amigos y los casamenteros cupidos con superpoderes –las palabras de la pelirroja estaban comenzando a dolerle, de alguna manera las sentía reales.