Jueguito entre reyes

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El rubio, fue el primero en despertarse. Craig, estaba durmiendo abrazándolo por la espalda con la boca abierta y algo de saliva escapándose de su boca. Se veía muy tranquilo y relajado, pudo verlo bien cuando separo las manos de Craig que lo tenían prisionero e inmediatamente se puso de pie siendo golpeado por la brisa helada, se colocó sus zapatillas pues temía pisar un vidrio roto que se le hubiera podido escapar a Craig del ataque terrorista de anoche, tomó algo de su ropa, algunas toallas y corrió al baño para poder darse una ducha.

Normalmente tenía un ritual vespertino; se duchaba con el agua lo más caliente que su piel pudiera tolerar, se secaría rápidamente y se pondría una parte de su ropa y correría al cuarto para finalizar todo. Si se tardaba demasiado podría tener frio todo el día pero si lo hacía correctamente el calor le perduraba hasta casi medio día.

Las duchas de los hombres siempre estaban vacías muy temprano. Ellos siempre se tardaban 15 minutos bajo la regadera pero Tweek, se tomaba unos 40 a 50 minutos para ducharse, según bromeaba Craig, era casi al punto de cocinarse. Pero esa mañana había algo diferente. El rubio, se había despertado muy duro; hace tanto tiempo que no despertaba tan duro del entre piernas, se sentía avergonzado y no quería que Craig se diera cuenta que él había tenido un sueño sucio por su culpa.

Como siempre tenía frío y su presión suele ser bastante baja. Hace años que no despertaba con una erección pero, gracias al calor y los movimientos de Craig la noche anterior aquel milagro ocurrió.

El tenía el hábito de masturbarse en la ducha, pero nunca había llegado a ella estando listo. Agradecía profundamente que estuviera el baño totalmente vacío, dejó sus cosas en la última banca y se metió en la última de las duchas.

En tanto el agua caliente comenzó a mojar su cabeza y bajar hasta su erección lo primero que hizo fue tomarla y apretarla; usando la yema de su dedo índice molestaba la punta haciéndola girar en círculos. El mismo estiraba su mentón y suspiraba bajo su propio toque. En su mente podía sentir nuevamente el mordisco de Craig en su cuello; las enormes manos recorrer su espalda, la intensidad de su aroma, el sonido de su respiración, igual que en aquel sueño.

Sus ojos se abrían lentamente en la oscuridad de la habitación. Podía sentir la enorme mano de Craig tocar su pecho y detenerse a molestar sus pezones. El resto de aquel hombre estaba completamente recostado sobre su espalda, podía sentir el miembro erecto de Craig chocar entre sus nalgas por sobre la ropa.

- Quisiera ver tu cara... - le susurró al oído mientras apretaba uno de sus pezones con sus dedos.

La boca de Craig atrapó la última de sus playeras y comenzó a jalar de ella. Pronto ya no la traía puesta, podía ver el gran pecho de Craig alzarse para retirarla, él se sentía aún más pequeño cuando el más alto volvió a recostarse. Sus pechos se tocaban mutuamente, pues Tweek se había girado para contemplar mejor a Craig. El cuerpo del pelinegro estaba tan caliente que parecía quemar ante su contacto, un calor tan delicioso que quería prenderse en llamas junto con él.

El de ojos verdes jalo las cobijas tras de él y se encerró dejando a Tweek con la cabeza a flote, este solo podía sentir como Craig bajaba sus pantalones, luego algo húmedo y cálido atrapó su pene y comenzó a estirarlo y succionarlo, las manos calientes también jugueteaban con su piel y podía sentir los dedos de Craig jugar con sus delicadas bolas.

Un quejido se escapó de su boca, cuando comenzó a masturbarse más amenamente en la regadera; recordando la sensación fantasma de la boca de Craig cubriendo completamente su miembro. Aun que había algunos agujeros en los recuerdos de sus sueños, solo recordaba algunos fragmentos, más que nada todo se basaba en sensaciones difusas e inexplicables, pero todas ellas eran extremadamente agradables.

Monstruo de RopaWhere stories live. Discover now