Mi Jefe +18 © [En Proceso]

Capítulo 3

CAPÍTULO 3

Amber.

El sonido de mi móvil incrementa mi dolor de cabeza hasta el punto de que sea inaguantable. Me cuesta abrir los ojos pero lo hago lentamente, me exalto al no reconocer el lugar en donde estoy. Pequeños fragmentos de lo que hice anoche me llegan a la cabeza y al mirar hacía mi costado me confirman lo sucedido.

El desconocido yace a mi costado con un brazo cubriendo sus ojos. Su torso está al descubierto y solo una fina sábana oculta lo que hay por debajo de sus caderas. Definitivamente no aluciné con la belleza de éste hombre.

Vuelvo a escuchar el sonido de mi movil que me despavila y me levanto de golpe. El ardor e incomodidad en mi entrepierta me detiene.

«¿que tanto habré hecho anoche para que incomode tanto?»

Ignoro el ardor al igual que mi desnudez y salgo en busca de mi móvil. Lo encuentro tirado por la habitación con mil llamadas perdidas de Valerie, pero eso no es lo que me hace entrar en pánico, sino la hora que resalta en la pantalla.

«7:10»

«No, no, no, no»

Ahora si la he cagado y en grande.

No se donde estoy, la resaca se me está haciendo insoportable, tengo a una divinidad de hombre a solo metros descansando como Dios lo trajo al mundo.

Si no estuviese tan preocupada me detendría a pensar en la suerte que tuve de encontrarme tremendo espécimen de hombre pero no tengo cavida para pensar en nada más que salir rápidamente de aquí.

Salgo disparada por toda la habitación en busca de mi ropa y lo único que encuentro son mis bragas y mi sostén, no hay rastro de mi vestido ni de mis zapatos.

Me coloco la ropa interior a la velocidad de la luz y salgo del cuarto caminando por los pasillos hasta bajar las escaleras. Mis zapatos están esparcidos por la gran sala y mi vestido está tirado en el suelo.

«No vuelvo a tomar en mi vida»

Sabía que era una mala idea, y heme aquí, apunto de perder lo que tanto me he esforzado en conseguir por una noche de calentura.

Me encamino a la salida y salgo del lugar. El ascensor necesita un código y es obvio que yo no lo tengo, por lo que me toca bajar trotando por las malditas escaleras hasta llegar abajo.

Todos los trabajores se me quedan mirando raro, y con razón. Tengo una resaca que me está matando, medio cojeo por la incomodidad de mi entrepierna, tengo el cabello hecho una maraña de nudos y el maquillaje esparcido por todo el rostro, en resumen: un desastre.

Los ignoro saliendo del edificio. A lo lejos veo un taxi y lo detengo antes de abordar. Le doy la dirección del departamento de Val y arranca rumbo al edificio.

Mi móvil vuelve a sonar en mi mano con el nombre de Val iluminando la pantalla.

Respiro hondo antes de contestar.

—¡¿Dónde mierda estás Amber Harrington?! —grita furiosa.

—Estoy llegando al departamento y...

—Joder Amber, me tenías con el corazón en la boca, no me vuelvas a hacer ésto nunca más en tu vida —me regaña—. Tienes que apresurarte o llegarás tarde, todos los pasantes ya están aquí.

Cierro los ojos con fuerza, «lo sabía», lo perderé todo por una maldita noche.

—Debo colgar Valerie, nos vemos allí —cuelgo cuando el auto se estaciona frente al edificio del departamento.