Capítulo 11 Parte 1

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CAPÍTULO 11 1/2

Una semana después...

Amber.

Una semana. Una semana en dónde debería estar feliz porque logré pasar a la tercera prueba de la pasantía y no debería pensar en nada más que en eso, pero al contrario, estoy pensando en un beso y en él. Mi jefe.

Ese beso se repite a cada nano segundo en mi cabeza. Todo mis pensamientos siempre terminan en él, en James. En sus suaves labios chocando en los míos en una forma casi violenta y frenética.

Llevo una semana así, pensando en él y en ese beso, también llevo una semana sin verlo y no creí que eso fuese algo necesario hasta ahora.

Estoy estresada, demasiado. Los trabajos no cesan, Nataly cada vez es más grosera y cruel, los demás pasantes me miran juzgantes, el querer saber que me sucede me frustra, no verlo después del beso también. Estoy pensando en que se ha ido por mi culpa, por el beso y eso también me tiene mal.

Tomo entre mis dedos las hebras de mi cabello intentando callar mis pensamientos. La pantalla del ordenador me avisa que todo fue tranferido con éxito y tal vez eso me saca un 2% del estrés que cargo encima.

—Hey—me tocan el hombro y giro hacia donde me hablan—¿estás bien?.

Pierce me habla con lentitud y me mira con dulzura. Me quedo mirandolo sin saber que hacer o decir, mi voz no sale, no me responde.

—Estoy bien—logro responder con dificultad y vuelvo la vista a mis labores, creyendo que mi respuesta le bastaría pero no.

—Amber—lo vuelvo a mirar y sus hermosos ojos esmeraldas me miran con preocupación—No estás bien, me gustaría saber que es lo que te sucede. Toda esta semana te he notado rara, no quise interponerme en tu vida pero ahora que te veo llorar, me preocupas.

Suaviza la voz y yo frunzo el seño en confusión. Llevo una mano a mi rostro y está humedo. ¿En qué momento comencé a llorar?

—No me sucede nada, solo... Solo estoy estresada—suelto en un suspiro y no miento, realmente estoy estresada.

—Puedes confiar en mí, si necesitas desahogarte, aquí tienes un amigo, siempre lo tendrás.

Lleva sus manos a mis mejillas y limpia el resto de lágrimas en mi rostro, con una sonrisa comprensiva que me derrite.

—Gracias Pierce, pero estoy bien, no te preocupes—le devuelvo la sonrisa, acariciando el dorso de su mano que aún sigue en mi mejilla.

Asiente poco convencido pero con una dulce sonrisa. Es muy tierno y me gusta mucho su sonrisa, también ver sus ojos brillar cada que habla.

—¡Oigan, tortolitos!—Val se acerca con una resplandiente sonrisa y nos separamos. No sé en que momento nos acercamos tanto—¿Quieren hacer algo ésta noche?

Ella se sienta en su puesto a mi lado y nos mira esperanzadora.

—No tengo ningún problema, ¿les parece en mi departamento?—responde Pierce bastante animado.

—No creo poder ir—entorno mi vista entre ambos con una mirada lastimera.

—¡Amber! Es solo una noche, anda acepta, te prometo que no te vuelvo a pedir nada nunca más—insiste Val en un puchero.

Bufo de cansancio.

Si no digo que sí, no dejará de insistir hasta que logre lo que ella quiere.

—Está bien—acepto.

Mi Jefe +18 © [En Proceso]Where stories live. Discover now