Capítulo 35

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CAPÍTULO 35

Amber.

Tres días habían pasado en los que yo no daba señales de querer salir de mi encierro. Tres días en los que yo me castigaba cada segundo sin beber, sin comer, sin hablar y sin caminar. Me sentía culpable de algo que claramente no era mi culpa, pero tenía que creer que si lo era.

Todos estos días no dejaron de tocar mi puerta, cada día alguien venía y la golpeaba hasta el cansancio, pero, al final, siempre terminaba desistiendo. No le iba a abrir, no importaba quien fuera, no quería ver a nadie.

Quería y anhelaba que el dolor físico superara en demasía al emocional, y no lo lograba. Me sentía vacía, rota y sin un motivo suficiente para salir del pozo en el que yo misma me metí por idiota. Por volver a confiar y entregar mí corazón al primer hombre que demostró un interés en mí más allá de mis fortalezas.

Me perdí a mi misma una vez más por dejar que él se convirtiera en lo único que girara a mi alrededor.

Entorno la vista en la sala de mi departamento y la termino en el sillón en el que no me he levantado un solo minuto. La luz del sol pega en mi cara. Reconozco que luzco unas bolsas negras debajo de los ojos y la piel pálida como si fuese un cadáver. No me he cambiado el pantalón de pijama y la blusa de tiras desde ayer o anteayer, no recuerdo.

Pienso un solo segundo en la empresa. Seguramente James ya encontró mi reemplazo y, siendo sincera, ya no me interesa nada que tenga que ver con él. Estos últimos años había dedicado parte de mi a obtener un puesto en esa empresa y ahora daría lo que fuera para no volverla a escuchar en mi vida.

James destruyó lo último que me quedaba. Mi última ilusión.

Y yo estoy destruyendo las migajas.

La puerta es abierta y no me fuerzo en mirar a quién ha entrado. Solo una persona tiene la copia del apartamento y esa es Valerie.

Soy una completa egoísta por mantenerla en ascuas todos estos días sin ninguna información, sin mostrar signos de vida, pero a mi eso ya no me importa. Ya estoy harta de pensar en los demás y dejarme a un lado.

Siento como analiza todo, el desorden en el que me he sumido desde que me enteré de la verdad. Una verdad que no me hubiese esperado ni en mil años y que solo de recordar, unos de mis cimientos termina por caer y hacerse añicos dentro de mí.

—Ya no puedes seguir así, Amber —su voz es como si me devolviera a la realidad un momento, pero no es suficiente—. ¿Desde cuándo no comes?

No le respondo, ella asiente resignada por mi falta de palabras. Escucho sus pasos caminar por toda la casa hasta que se sienta a mis pies en el sofá.

—No te tires en la miseria, joder —se exaspera y elevo la cabeza.

—Déjame en paz, Valerie —zanjo con desgana. Ella no se merece que la trate de esta manera, pero no encuentro otra forma de actuar que no sea esta.

—No. No te voy a dejar, si no lo hice antes mucho menos lo haré ahora —asevera.

—¿No entiendes? Quiero. Estar. Sola. No quiero verte —sus ojos chispean de tristeza pero se recompone al instante. Y sé que estoy a nada de sacarla de sus casillas.

Mi Jefe +18 © [En Proceso]Where stories live. Discover now