CAPÍTULO 43 - A SOLAS. Pt 2

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CAPÍTULO 43.

A solas.

Amber.

No son más de las ocho de la mañana y el calor es como para tirarse en una tina con hielo. Aún no me acostumbro al cambio drástico de clima entre Berlín y... Bueno, en donde sea que estemos.

Estoy teniendo mucha paciencia con James y me estoy tomando todo con tal tranquilidad solo para no volverme una desquiciada. Mira que traerme a una isla en quien sabe dónde ya es una locura. Es en vano enojarme con él, ya comprendí que aunque parezca un adulto, en cuestiones de relaciones amorosas no lo es.

De a poco me voy dando cuenta que es realmente intensa su manera de querer, y admito que el que no pueda estar tanto tiempo lejos de mi es abrumador.

Miro a la lejanía, mientras muevo los pies en el agua y pequeñas gotas mojan mi ropa. Las nubes tienen un color rosáceo aún, y el agua encandilada por el sol se ve totalmente cristalina a la vez que las mojarras se pasean nadando de manera rápida.

Apenas me levanté trate de comunicarme con Valerie, pero como lo imaginé no había señal. Eso era lo que él quería, que no tengamos comunicación con el exterior para que a nadie se le ocurriese interferir con nuestro tiempo a solas.

Acción egoísta cuando allá afuera dejamos cientos de problemas sin resolver que nos caerán como balde de agua fría al salir de la ilusión de estar juntos.

Me veo interrumpida a los segundos por la presencia de James a mi lado, quien no piensa dos veces en sentarse en la orilla del muelle. El viento no duda en soplar con fuerza y atraer su colonia hasta mis fosas nasales, una mezcla de su jabón de baño que hace un contraste perfecto con ese aroma amaderado y ahumado que solo se lo he podido sentir a él.

Tal vez él no lo sepa y tal vez no lo sepa nunca, pero sentir su aroma me hace sentir reconfortada y segura. Me hace pensar por un solo momento que esto no se va a acabar, que al volver los problemas no nos golpearán y que no nos dirá de forma cruel y burlesca «¿Qué creyeron? ¿Qué se las iba a dejar así de fácil?», porque sí, así de buena es mi suerte.

—Fui a buscarte en la habitación y no estabas.

De reojo veo que lleva un bañador azul marino y una camisa negra con los tres primeros botones sin prender, dejando entre ver gran parte de su torso marcado.

—Tenía calor y quería salir.

La intensidad de su mirada me quema el cuerpo entero, pero me contengo y no lo volteo a ver.

Lo de ayer en la noche me lo tenía bien ganado por desafiar su autocontrol cada vez que tenía la oportunidad, sabiendo que cuando él se lo propone, puede hacerme caer en sus redes las veces que quiera, y eso es lo que me mantiene irritable y enojada, porque me deja una calentura que si no me la baja James, no puede hacerlo nadie más.

—En 5 minutos iré para el pueblo, ¿Vienes?

Las ganas de mirarlo me terminan por vencer y termino extasiada por la forma tan caliente en que sus ojos verdes me detallan.

—No pienso quedarme sola aquí —no se que es lo que le parece gracioso de pronto, pero se ríe como si le hubiese contado un chiste.

—Pues vamos —se pone de pie y me ayuda a hacer lo mismo. Detrás de él llevaba mis zapatos y me los tira al aire para que los atrape.

—Ya lo tienes todo planeado, eh —me espera a que me los coloque y en eso veo que también lleva un par de botellas de aguas.

—Las vamos a necesitar —ladea la cabeza y comienza a caminar hasta inyectarse al bosque que bordea la casa, obligándome a ser más rápida para no perderlo de vista—. El pueblo está a unos 20 minutos a pie de la cabaña. Si nos apuramos, tal vez y regresamos antes del mediodía.

Mi Jefe +18 © [En Proceso]Where stories live. Discover now