Capítulo 32

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CAPÍTULO 32

Amber.

Podría jurar que mis ojos brillan deslumbrados por ver el que sería mi próximo hogar. Pequeño, acogedor y hermoso.

A mi derecha hay una pequeña mesa de madera con sillas amarillas, casi pegada se encuentra la cocina de color marrón. Metros más adelante está la sala, con dos alfombras; una de color azul y otra es una alfombra de los años noventa de color bordó.
Arriba de la azul hay un sofá amarillo chillón y a su lado de forma vertical, otro de cuero marrón con almohadones de diferentes colores. En el medio, una mesita redonda también amarilla. A su alrededor están esparcidas diferentes macetas que le brindan ese aire hogareño.

Frente a todo, unos ventanales que dan a la ciudad.

También hay cuadros y un estante de libros.

A mi izquierda, una escalera en espiral que debe llevar a la habitación.

—Sé que es pequeño, pero me encargué de que sea de tú estilo.

—Es... Perfecto —giro para ver a Valerie que quedó detrás de mí junto a la puerta para esperar que vea todo por mi misma—. Gracias.

—Es tuyo —anuncia con una sonrisa ladina.

—¿Qué?

—Regalo de Camille y mío.

No puedo creer que haya hecho esto. Yo... No quería que me regalasen nada.

Al ver que no respondo, continúa:

—Desde meses atrás, mi madre y yo veníamos planeando regalartelo. Con todo lo que pasó con mis padres... Bueno, se retrasó, pero ahora por fin es tuyo —enlaza nuestras manos en lo que yo siento que las lágrimas rebalsarán mis ojos en cualquier momento.

—No puedo... Aceptarlo —balbuceo con la voz entrecortada.

—Te lo mereces, Amber. Además, técnicamente el regalo es de mi madre y ya sabes como se pone cuando le rechazan los obsequios.

—Que vil estrategia para que no me niegue —volteo los ojos, ganándome una carcajada de Val.

—Disfrútalo y familiarízate con tu nueva casa. Yo me tengo que ir, pero vendré más tarde para inaugurar tu primer día —me da un beso en la frente—. Cuídate.

En segundos ella ya desapareció de mi visita, dejándome sola en mi nuevo hogar, en mi casa.

casa.

Me quito los tacones para tener contacto directo con el suelo de madera y sin quererlo sonrió embobada. Suelto un suspiro mirando la pequeña escalera negra y subo cada uno de los escalones hasta llegar a mi nueva habitación.

Hermoso se le queda corto.

Un desván de madera rústica. En el centro, a mi lado izquierdo; se encuentra una cama matrimonial con dosel, revestido con sábanas blancas con estampados. Encima de este, un cuadrado en la madera que hace de ventana, casi del tamaño de la cama. Al fondo, hay un sitio de escritorio con todo lo que necesito. Frente a la cama, un sillón largo que parece ser muy cómodo.

Mi Jefe +18 © [En Proceso]Where stories live. Discover now