Capítulo 24

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CAPÍTULO 24

Amber.

Mí corazón late frenético mientras que mis ansias van en ascenso con el pasar de las horas. Estoy a nada de quedarme sin uñas por andar mordiendolas, pero en ese momento me preocupa más otra cosa.

—¿Y si no voy? Estoy segura de que si se lo digo a James, no querrá ir. Él no quería asistir a esa cena —sugiero dudosa a la nada, ya que Valerie está metida en el guardarropa y el que esté tirando todo, no tiene mucha importancia. Por lo menos, no ahora. «Pero lo hará en el momento que me toque recoger todo»

—Cariño, si realmente no quisiera ir, se hubiera negado sin importar el que tú hayas aceptado por él —sale del pequeño —gran— cuarto con una prenda en cada mano—. En el fondo, si quiere ir, pero es incapaz de aceptarlo —Observa con una mueca los vestidos—. ¡Mierda, Amber! Nada de esto sirve. ¿Ves ese enorme guardarropa? —lo apunta— pues no ocupas ni tres cajones.

Rio con su cara de horror.

Soy conciente de que nada de eso sirve, pero necesitaba ver su intento por encontrar algo para la ocasión. También lo es el que mi ropa es mínima a todo el espacio que tengo para guardarla. James, en cambio, ocupaba mucho más que la mitad.

Está a nada de seguir alegando, pero se detiene y su mirada se clava en mi espalda como si acabara de ver a un espectro. Ese perfume tan conocido para mi, me confirma a quién tengo a mi espalda sin necesidad de voltearme. Los nervios subieron desde mis dedos hasta recorrer la punta de mis pies.

Si antes me encontraba ansiosa, no sabría describir lo que siento en este momento con saber que su mirada me quema la nuca.

—Veo que tienen problemas de chicas —expresa con un tinte de burla y diversión. Yo, por mi lado, decido voltearme, incapaz de moverme de mi lugar. Él se encuentra recostado en el umbral de la puerta, con esa sonrisa que me derrite siempre y con su semblante tranquilo, aunque en sus ojos puedo ver la tormenta interior en la que lo veo debatirse cada que lo miro.

—¡Sí! Necesitas comprarle más ropa, James —exclama mi amiga con frustración y abro demás los ojos.

—¡Valerie!.

James se carcajea, más Val lo mira con seriedad, demostrándole que habla encerio y que no es una broma de su parte.

—Lo haré, Allen. No te preocupes —una brasa caliente se instala en mis mejillas y escondo la mirada de ambos. La complicidad que hay en ambos a veces me causa intriga y a la vez una inexplicable alegría porque se lleven de maravilla.

«Me ponen en cada situación»

No sé en qué momento se adentró en la habitación cuando lo tengo frente a mi, tomando mi barbilla para llevar mis labios a los suyos en un beso casto que hace cosquillear mi vientre. Y el que no se cohiba delante de ella me hace experimentar muchas emociones en cuestión de segundos.

—Aún tenemos tiempo para ir de compras —susurra a centímetros de mis labios, entorna la mirada de ellos a mis ojos. El carraspeo detrás de nosotros no hace que perdamos el contacto visual.

—Yo creo que ya me voy —habla Val a mi espalda y no paso desapercibido la picardía en su voz. Camina a la salida, pero se voltea hasta toparse con mi mirada y sonreírme con malicia—. No se te vaya a olvidar la lencería, cuñadito. El negro le sienta muy bien.

Y trás eso, procede a irse corriendo como alma que lleva el diablo luego de dejarme con la vergüenza calentando mi sangre.

Sí, todo lo que comenta Val como sugerencia, James lo toma y a veces no sé como sentirme al respecto.

Mi Jefe +18 © [En Proceso]Where stories live. Discover now