Capítulo 21

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CAPÍTULO 21

Amber.

—Ya todos presentes, podemos dar inicio a la reunión —cada uno de los asociados tomamos asiento y quedamos a la expectativa de lo que dirá el señor Reed—. El avance que le han dado mis trabajadores ha sido asombroso. Pido disculpas por haber retrasado la junta, pero lo he aprovechado para ya poner en marcha lo principal para la construcción, solo hace falta su aprobación y doy por comenzada la construcción. Señorita Harrington...

—Con su permiso —me pongo de pie y atraigo los planos hacia mí—. La estructura es buena, más el terreno en el que se planea construir es inestable, señores. No es provechoso para ninguno, las pérdidas serían enormes y solo habremos perdido tiempo y dinero.

Miro al hombre frente a mi que no despega la mirada. No es el único. Me llevo la atención de todos los presentes y es que no esperaban una resolución de queja por mi parte. James ya me había dado la opción de elegir donde poner en marcha el proyecto, y antes de que llegue este momento, me ví en la obligación de investigar a fondo el lugar.

El silencio me indica que puedo continuar, las miradas curiosas de todos me demuestra que estoy acertada y despierto el interés por mis razones.

—Ya se lo había comentado al señor Anderson —lo apunto sin poder mirarlo a la cara—, Los Angeles parece ser una mejor opción que San Francisco, una mejor ubicación, mejor terreno y sin olvidar que las ganancias ya estarían aseguradas.

—¿Qué opinan ustedes? ¿Alguna objeción? —el señor Reed toma la palabra.

Ninguna respuesta. Nadie inmuta palabra y me obligo a no flaquear y mantener mi postura. La mirada de la señorita Bennet es la que más intriga me causa, y la de James es la que me intimida.

—Yo estoy de acuerdo con Harrington —James se pone de pie y su voz me hace suspirar de alivio.

—Me impresiona tu destreza e inteligencia siendo tan solo una inexperta —Bennet enarca una ceja en mi dirección con una sonrisa de suficiencia imitando la postura de James—. Tienen mi aprobación.

—La mía también —Miller también se pone de pie y el resto, de los cuales no recuerdo sus nombres, también lo hacen dando su aprobación.

—Bien, con esto, ya podemos dar inicio al proyecto. La junta se da por culminada, con su permiso —el señor Reed sale con su personal y el resto de los socios les sigue.

Tengo una mirada clavada en mi, pero no le doy importancia y termino de tomar mis cosas. Decidida a irme, tomo el pomo de la puerta, pero esta se cierra en mi cara. Sé muy bien a quien tengo enfrente impidiéndome la salida, aún así, no quiero levantar la cabeza para verlo.

—Amber... —mi nombre en sus labios es arrasador para mi cordura.

—¿Puede dejarme pasar, señor Anderson? —sigo sin mirarlo. De soslayo veo como se pasa las manos por el cabello.

—¿Volvimos a las formalidades?

—Usted provocó esto —busco la forma de pasar por su lado, inútilmente porque me atrae de un jalón a su cuerpo, logrando que lo mire. Sus ojos se encuentran desesperados y eso hace que mi corazón se acelere.

—Perdóname —me deja perpleja su disculpa y no me deja hablar—. Perdóname por haberte tratado de esa manera, soy un imbécil.

Junta nuestras frentes y por un momento me dejo llevar por la situación. Me remueve mil cosas, me hace sentir tantas cosas que no logro descifrar y no saber que me pasa es lo que más inquieta me tiene.

Mi Jefe +18 © [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora