El regreso a casa: Los ánimos para S.J.

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||•|| _____ Stark ||•||

El vuelo de regreso a Queens fue un poco mejor. A diferencia de la ida, esta vez elegí la primera clase, lo único malo fue tener que estar con Flash soportando todos sus malditos en vivo que hizo hasta hartarse. Creo que debí haberle dicho a Happy que me llevara con él en el jet.

Me puse los audífonos y procuré evitar hablar con Flash, todo lo que salía de su boca eran estupideces sin sentido o demasiado exageradas, ni yo me ponía a hacer un drama por una camiseta Gucci manchada, pero incluso oír dos horas hablar de una camiseta fue mejor que estar viendo a Peter durante todo el camino.

Traté de pasar el tiempo en la laptop cambiando los códigos de mi traje para evitar otro incidente como lo sucedido con Edith y el idiota de Quentin y lo logré, pero el tema de la fuente de información encriptada me generaba mucha curiosidad, aunque sabía que no debía investigar, en especial porque Kozlov tenía mucha información que me iba mejor no averigüar.

El avión aterrizó, saqué mi mochila y fui por mis maletas, fui de las primeras en salir, no deseaba ver a Peter y parece que funcionó porque no lo vi ni a él y menos a Michelle en la salida. Tan sólo salí del aeropuerto esperando a que Kozlov llegara por mí.

Vi su Cadillac rojo cereza con el techo guardado, sólo iban en el carro Nadir y Bucky, como siempre puntuales. Nunca sentí agradecer tanto esa puntualidad como ahora.

— ¡Hola, S.J., vamos a tener un hermanito! —exclamó Nadir en lo que Bucky salió por mi maleta para meterla a la cajuela.

— ¿Un hermanito? —pregunté confundida—. Sólo me fui una semana, no un año.

—Mamá dijo que tendrá un bebé en la barriga, como en Alien, ¿crees que también le abra la barriga de la nada?

—No creo que funcione así, Nadir —solté una risa antes de entrar al coche sin abrir la puerta, la salté para acostarme al lado de Nadir.

—Yo le dije a Kozlov que era mala idea que fueras a ese supuesto viaje —reclamó Bucky que parecía en esos días que ni el sol le calentaba—, monstruos, aparatos voladores, ¿estás bien?

—Eso creo, no me volé un brazo —y lo miré de inmediato—, sin ofender, claro.

—Sí, no me hagas dejarte botada aquí —me regañó.

—No eres capaz —me burlé.

—Claro que lo soy.

—No, no lo eres —respondió Nadir bebiendo su jugo de cartón individual y luego me lo estiró para que lo agarrara—, oye, S.J., ¿quieres juguito?

—No, estoy bien.

— ¿Y galletas?

—Esas sí.

—Ya se acabaron, lástima —y me enseñó el paquete vacío.

— ¿Ya te las terminaste? —Bucky volteó a mirarlo—. Te las acabo de comprar, Nadir Barnes.

—Uy, te dijo "Nadir Barnes" —me burlé—, el viejito ya se puso molesto porque le falta su hora de siesta.

— ¿Te quieres quedar sin salidas lo que resta del mes, verdad? —esta vez me regañó a mí y de nuevo miró por el retrovisor a Nadir—. No, no, deja de jugar con el cinturón de seguridad, póntelo bien.

— ¿Dónde está Kozlov? —pregunté entonces.

—Se siente mal.

—Porque va a tener un bebé —interrumpió Nadir—, ¿Papá?

— ¿Ahora qué pasa?

— ¿Cómo se hacen los bebés?

Y Bucky solamente empezó a conducir hacia casa. Lo agradecí tremendamente cuando miré detrás de nosotros al coche de May estacionarse.

El hombre araña (Peter Parker y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora