El hombre araña (Peter Parker y tú)

La buena obra de los Parker: ¿May?

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_____ Stark

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Bajamos por el elevador del edificio, por suerte eramos los únicos dos que iban en el lugar. Lo vi ponerse de nuevo su máscara.

— ¿Sabes? Deberías tener ropa de civil puesta, no es buena idea que te vean vestido como Spider-Man por la calle o al menos deberías quitarte la máscara.

— ¿Qué? Claro que no, ya me vieron salvando a una chica de un robo, no puedo salir sin la máscara. Arruinaría el hecho de ser un héroe en anonimato.

—Bueno, tampoco te recomiendo el hecho de salir vestido como Spider-Man por la calle.

— ¿Qué? ¿Por qué no?

—Digamos que no es un buen momento para el amigable Spider-Man. —Suspiré terminando de quitarme mi traje.

— ¡Wow, qué loco, ¿cómo, cómo hiciste eso?!

— ¿Hacer qué?

—Eso de —y se señaló el cuerpo para ayudar en su explicación—, tenías tu traje y ya no.

—Ah, nanotecnología —mencioné—. ¿Ustedes no la tienen en sus universos?

—Ah, no. No realmente pero es muy cool, ¿puedo...? —Iba a tocar mi brazalete cuando lo mostré.

—No. —En ese momento le solté un manotazo y alejó su mano.

— ¡Hey!

—Escucha, mantén tus manos lejos del brazalete o te las voy a cortar la siguiente vez sin advertencia previa.

—Qué carácter —por fin la puerta del elevador se abrió y salimos juntos del lugar—. ¿Eres así siempre o solo te caigo mal yo?

—Ah, no te preocupes. Odio a todos por igual.

—Grandioso. Espera, ¿qué?

—Vamos, y en serio sería mejor que no tuvieras ese traje puesto.

—Sí, bueno... la cosa es que no traigo más ropa.

— ¿Qué?

—Sip. —Eso me hizo voltear a verlo de nuevo.

— ¿Cómo que no traes más ropa? ¿Nada?

—No, no es como que me haya levantado de mi cama y dijera "¡Órale, iré a hacer mis patrullajes diarios pero en caso que me transporte a otro lugar debo llevar ropa de repuesto, nunca se sabe dónde pueda terminar por comprarme unos churros!"

Esta vez lo observé con mucha atención pero no dije una sola palabra, todo lo que pasaba por mi cabeza era comentarios sarcásticos o desagradables y prefería no hacerlos al menos un buen rato hasta que llegáramos a la cafetería.

Salimos del edificio, la gente volteaba a vernos constantemente cuando pasaban al lado de nosotros.

— ¡S.J., ¿puedes tomarte una foto con nosotros?! —Unos chicos como de catorce años nos cubrieron el paso.

—Eh, chicos, oigan tengo algo de prisa...

— ¡Sera rápido, lo prometemos! —Los cuatro chicos asintieron e hicieron una carita de perro bajo la lluvia.

—De acuerdo, adelante.

— ¿Eres famosa? —El Peter imitador me preguntó.